martes, 13 de diciembre de 2011

Terror condominal en el Estacionamiento "B" de Tlatelolco

Por Violeta Muñoz
Estacionamiento "B"subterráneo entrada entre
las dos Torres 5 de Febrero y Revolución de 1910
Un día de noviembre del 2008 recibimos una invitación para asistir a una reunión condominal del estacionamiento 252 "B" la convocatoria en su orden del día nos indicaba que al fin tendríamos un cambio en la administración del lugar el cuál desde nunca ha contado con finanzas saludables y si con mucha corrupción. De repente una ola de terror nos invadió. La cita era a las 07.00 hrs, en sábado y por si acaso, fuera del condominio y dentro de una carpa colocada en un jardín cuyo piso húmedo calaba los huesos. Empezamos a intuir que desde ese momento iniciaría una pesadilla larga y turbulenta.
Para empezar quién convocaba a la asamblea era un tal Fernando Flores cuyo único curricular conocido era que: era marido de Rebeca Gómez, que vivía con ella en el pH del 5 de febrero y que trabajaba para alguien que vende y compra autos usados y obviamenta sin propiedades comprobables en el estacionamiento de referencia.

Cabe señalar que, a lo largo de los años, varios vecinos han especulado negativamente en torno al modo de operar de la familia Flores para obtener propiedades en nuestra unidad habitacional.

Se habla de haber despojado a su madre del departamento 403 del 5 de Febrero, también se comenta que se hace pasar por acreedora de otros y a través de engaños compra a bajos precios, aseguran que realiza desalojos indebidos de vehículos del estacionamiento para después ocuparlos, etc.


Ante tales referencias es de suponer que todos entramos en estado de pánico. Aún así hicimos acto de presencia a una "asamblea" en donde ocurrió de todo: No había luz por tanto era difícil advertir quienes estábamos finalmente se colocó un foco de 40 watts.

El acceso a la carpa era restringido por una ilustre y déspota edecán no permitía la firma en el libro de actas no recibió pagos de cuotas cuando la claridad llegó, percibimos que el 80 % de los presentes no eran vecinos del estacionamiento pero, ondeaban entre sus manos más de 4 cartas poder cuya autenticidad pongo en tela de juicio considerando que jamás se mostraron, incluso, ostentaban representación de personas que estaban allí.

Dos de las personas evidentemente bajo las órdenes de la Sra. Gómez estaban enfermas, tenían problemas visibles de retraso mental y alzaban y bajaban la mano con ayuda de la que en un principio había fungido como edecán mal encarada.

Finalmente y bajo gritos y amenazas, quién tenía el cargo en el comité de vigilancia, determinó tomar el libro de actas y retirarse del lugar para con ello dar fin a algo que no tenía pies ni cabeza y olía fuertemente a desastre.

Al percibirse lo anterior, la Sra. Gómez llamó por teléfono y mágicamente en dos minutos, llegó una patrulla con dos oficiales muy eficientes, nunca había sido testigo de tan pronta atención aún en situacionas de verdadero riesgo. ambos policías con la seriedad que ameritaba el caso, se querían llevar al que fuera o se dejara, todos éramos señalados como sospechosos de robo por otro personaje no menos despreciable de nombre Patricia Rodríguez (ayudante de la Sra. Gómez) y en efecto, terminamos en la agencia v del ministerio público.

La Sra. Reyna (comité de vigilancia) quería hacer valer su derecho como miembro de la administración y por tanto defendía la postura de no poder se acusada de robo puesto que era integrante del comité de vigilancia, el agente del MP. Por su parte y visiblemente amigo de la Sra. Gómez, simplemente la callaba sin tomar en cuenta sus argumentos.

Después de médicos legistas, patrullas, agentes y policías corruptos, etc. La Sra. Gómez determinó otorgar el "perdón" a la Sra. Reyna? ¿Cuál perdón? ¡En el caso de acusación de robo éste no se perdona, se persigue de oficio! Al día siguiente intentamos obtener el acta correspondiente y simplemente no existía.

Hoy día nuestro estacionamiento se encuentra en situación de abandono, lleno de abusos y malas finanzas y desde luego sin asambleas y sin participación de muchos dado que por alguna razón pocas personas pueden acreditarse legalmente como propietarios. Por otro lado la PROSOC que lejos de organismo conciliador es un enemigo más a vencer, nos obstaculiza todo trámite que requerimos, y como tantos inmuebles en nuestro Tlatelolco nos encontramos enfrascados en un laberinto sin fin y abandonados por las autoridades. La Sra. Gómez, debidamente cobijada.....

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