miércoles, 22 de agosto de 2012

La tromba del 26 de julio en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco

“Toda la carpa se elevó”, nos dio tiempo de salir, señaló Juana Martínez.

 

* Agradeció la solidaridad de los vecinos tlatelolcas.

 

 

Carpa caida en Plaza de las Tres Culturas
Foto. Ignacio Arellano

Por Ignacio Arellano Mora

 

Como cada año, Juana Martínez Fuentes viene a la Fiesta de Santiago Apóstol, en donde iba a permanecer hasta el domingo 29 de julio, en la Plaza de las Tres Culturas.

Pero, desafortunadamente, con la fuerte tormenta, con vientos, que se presentó en la tarde noche del jueves 26 de julio, la comerciante Juana Martínez Fuentes, con mucha tristeza manifestó que “se destrozó todo. Fueron las pérdidas materiales, nada más”.

Con un giro de su cuerpo, señaló con la mano, Juana Martínez recordó que “toda la carpa se elevó. Se elevó así, a lo alto de estas astas banderas, por lo que, eso nos dio tiempo de salir”.

 
Juana Martínez en la Plaza de las Tres Culturas
foto: Ignacio Arellano
“Salimos todos hacía allá –apuntando con su dedo, al edificio 5 de Febrero-, buscando un refugio. Después de ahí, vimos, que se cayó la carpa”, con voz entre cortada, relató.

Más adelante, manifestó, “¡¡¡ahhh!!! ¡no! Fue una impresión muy, ¡nooo!, ¡¡¡ay!!! no hay explicación de cómo decirle… Una desesperación…porque aquí también había niños -refiriéndose a la carpa-.

¿Qué hizo primero?

“Esteeeee... pues, salir, salir. Mi hijo regresó a rescatar a dos personas. Una de ellas estaba debajo de la mesa, pero no se quiso mover y mi hijo la sacó, ¡sí!, a la señora”.

Más adelante, agregó Martínez Fuentes, que “es la primera vez que nos sucede algo así. Corrí inmediatamente, a cerrar el tanque de gas, porque vendemos sopes y quesadillas”. Estaban ubicados en la carpa, al principio de la zona, a mano derecha del módulo de vigilancia “Red Ángel”, en el tercer puesto pegado a las astas banderas.

“¡Yaaa! Afortunadamente estamos con vida. De lo perdido. Con fuerza y con ganas saldremos adelante, lo vamos a recuperar”, confió Juana.

Juana Martínez Fuentes es originaria del Distrito Federal, cuenta con 38 años de edad, reflexionó que “fue una tormenta que jamás la habíamos experimentado. Aquí como la explanada está, ahora sí que, a la intemperie, todo, si se vio muy impresionante”.

“Muy impresionante la fuerza del viento, para levantar esas estructuras ¡sí están pesadas! Y las levantó así como un papalote, ¡las levantó!. La lluvia no nos dejaba ver absolutamente nada ¡nada!, ¡nada!”, platicó muy serenamente. Imaginó que “la lluvia duró como una hora, aproximadamente. ¡Muy intensa! ¡Muy intensa! No dejaba de caer el agua”.

Y cuando venían las nubes oscuras, expresó, “¡¡¡ayyyy, sí!! Una nube oscura que, por un momento vi así como que, ¿nooo?, se oscureció y ya no pudimos ver. Nos fuimos a refugiar con la señora de la papelería”, del edificio 5 de Febrero.

“Al principio, vino el aire -detalló- pero no levanto la carpa. Sostuvimos los barrotes, entre mi hijo y otro niño, pero en uno de esos barrotes estaban los cables de la luz y nos dieron toques. Ya no los pudimos sostener”.

Nos narró, “entonces, al paso de unos minutos, fue cuando ya vino con muchísima fuerza el viento ¡muchísima fuerza!” y, alzando la voz poco a poco, expresó “levanto… levantó… y levantó toda la carpa”.

Nuevamente, señalando con su mano izquierda, “fue tan intenso el viento, aquí la sostuvo a la altura de las astas, que están aquí, estuvo un buen tiempo. Fue cuando salimos. Cuando cayó, pues, ¡así quedo todo”, mirando el lugar en donde estaba la carpa. “Se oyó el estruendo y no logramos ver más”.

Más adelante, dijo, que “se estanco el agua en las orillas de las astas banderas. Ahí estaban las lagunas. Estuvo feo”.

¿Un mensaje de los acontecimientos?

“Pues, es la naturaleza. Y la naturaleza, a veces, se cobra, tanto daño que le causamos a nuestro planeta. Hay que concientizar. En contra de la naturaleza no podemos hacer nada”, respondió.

Por último, Juana Martínez Fuentes agradeció a los vecinos de Tlatelolco, principalmente a una persona que se solidarizó pero que no supo su nombre. “La señora, muy amablemente, nos llevó a su casa y nos regaló ropa para podernos cambiar”.


 

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