miércoles, 4 de septiembre de 2013

Controlar el miedo en cualquier siniestro es indispensable

El impacto psicosocial y escenas de pánico ante sismos
Temblor 16 de junio de 2013 a las 00:19 hrs en Tlatelolco
Por Gloria Elizabeth Amador Bautista

Hola queridos vecinas y vecinos tlatelolcas. Nuevamente con muchísimo gusto entregamos un artículo más sobre temas de Protección Civil. En esta ocasión nos referiremos al impacto psicosocial en un desastre.  

Como ustedes saben, en los talleres de Protección Civil que llevamos a cabo en los edificios, les hacemos varias recomendaciones de cómo resguardarse durante un sismo. Es importante entender que la Protección Civil siempre se establece en etapas: ANTES (prevención), DURANTE (auxilio) y DESPUÉS (recuperación). 

En el primer caso toca al tema de prevención, son la acciones que debemos y podemos hacer para disminuir la vulnerabilidad ante un riesgo (los riesgos siempre van a existir, pero nuestras acciones nos permitirán reducir la vulnerabilidad ante estos). Fijar cuadros y libreros, evitar tener objetos que se puedan caer en los departamentos son parte de las tareas indispensables que debemos atender. Aquí también es prioridad dar mantenimiento preventivo o correctivo a nuestras instalaciones de gas, hidráulicas y eléctricas; y en el caso de las áreas comunes a las celdas de cimentación para evitar que tengan agua. 

En este momento ANTES de un sismo, debemos elegir los lugares de resguardo en los departamentos (triángulos de vida o espacios vitales o los elementos estructurales dentro del departamento). Recuerden que les insistimos en que afuera también tiembla, están más seguros en el interior de sus departamentos pero es indispensable tener claro dónde resguardarse. Debemos evitar salir durante un temblor pues las escaleras son lo más endeble y peligroso de los edificios; también debemos evitar los baños y las cocinas, pues en ellos encontramos elementos peligrosos como los azulejos y en el caso de la cocina la instalaciones de gas y eléctricas. Por último, no olvide alejarse de ventanas y objetos que puedan caer. 

En esta etapa preventiva les damos otras recomendaciones en los talleres, pero quise destacar estas líneas como un recordatorio de aspectos esenciales para reaccionar en forma adecuada. La siguiente etapa es la de DURANTE (auxilio), y en ella debemos tratar de guardar la calma. Como dicen en las escuelas: no corro, no grito y no empujo. Debemos dirigirnos en calma a los puntos de resguardo que ya debemos haber considerado en la etapa de prevención. 

En las etapas DURANTE y DESPUÉS, la clave es mantener la calma. Este aspecto no es un asunto menor, uno de los enemigos más fuertes que tenemos en la reacción humana ante cualquier siniestro, es el miedo. Es difícil mantenerse ecuánime sobre todo cuando ya se tiene conciencia de lo que puede sucedernos. Sin embargo, si no controlamos nuestras emociones y permitimos que el temor y el estrés se apodere de nosotros, ese puede ser el elemento de inseguridad que nos ponga vulnerables y que perdamos la oportunidad de resguardarnos adecuadamente. 

El Dr. Sergio Sánchez Pintado, en su artículo publicado Atención Psicológica en Casos de Desastre, afirma lo siguiente: Estrés, trauma y desastre son conceptos que están íntimamente relacionados, la reacción de estrés es cada vez más frecuente, toda vez que el ser humano está sujeto constantemente a apremios y conflictos de diversa índole. La imagen tradicional de un desastre consiste en un escenario violento y dramático. Las conductas inadaptadas comprenden la conmoción, la huida, la agitación y la violencia. El doctor en psicología indica que “durante el impacto sólo una cuarta parte de los individuos reaccionan coherentemente, el resto presenta en grado variable desorden por estrés agudo y otros pocos pueden presentar reacciones neurovegetativas severas, histéricas y aun cuadros psicóticos como respuesta ante el estrés masivo provocado por el evento traumático. Las secuelas más importantes son los trastornos psicosomáticos y los estados depresivos. Son más susceptibles los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con conflictos mentales”. 

Por ello, es indispensable “la rapidez y el orden en la instrumentación de las medidas de socorro y salvamento, la información rápida y oportuna. Desde la perspectiva de la psicología de emergencias y desastres es una tarea permanente desarrollar y actualizar estrategias de intervención que permitan brindar una respuesta inmediata ante sucesos de gran magnitud que atenta contra la salud psicológica de las personas víctimas de un incidente crítico en estrés”.

Este experto en la materia nos dice que de acuerdo a “la experiencia obtenida ayudará a enfatizar la importancia de promocionar la resiliencia (se refiere a la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional y trauma) como uno de los factores protectores y controlar los factores de riesgo de ocurrencia de estrés postraumático, tomando en consideración la autoeficacia y el autoconcepto para el desarrollo de habilidades sociales y el fortalecimiento de la autoestima”. 

Existe el efecto postraumático de algo que nos impactó. Muchas personas sufrimos esto en los sismos de 1985 y nunca recibimos la atención profesional adecuada y ello nos lleva a que tengamos reacciones negativas reincidentes en nuevos temblores. Por ello, es indispensable reconocer este problema y tratar de ayudarnos colectivamente y en los casos críticos, buscar atención profesional para poder llegar a contar con la capacidad emocional positiva que nos permita mantenernos en calma y con los sentidos alertas.

Vecinos esperamos que esta aportación les ayude a comprender un poco más sobre este tema. Estamos a sus órdenes en Protección Civil de la Dirección Territorial.

Bibliografía. 
“Atención Psicológica en Casos de Desastre”, Dr. Sergio Sánchez Pintado, Neurol Neurocir.

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