martes, 1 de octubre de 2013

Resistencia magisterial ante monologo oficial

Aurelio Cuevas (Sociólogo)

Resistencia magisterial

Tras poco más de 3 semanas de haber ocupado el Zócalo de la ciudad de México los maestros de Oaxaca, Chiapas y Guerrero (adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) fueron desalojados el 13 de septiembre por la Policía Federal Preventiva; similares acciones hubo en otras entidades del país donde los maestros de escuelas públicas habían ocupado palacios municipales (Oaxaca y Guerrero) u otros espacios públicos (Xalapa o Campeche).

Al iniciar el actual gobierno el presidente del país y los representantes de los tres principales partidos: Cristina Díaz (PRI), Gustavo Madero (PAN) y Jesús Zambrano (PRD) firmaron el “Pacto por México”, que contiene estos “ejes rectores”: Fortalecimiento del Estado Mexicano, Democratización de la economía y la política, y Participación ciudadana en la conducción de las políticas públicas. También se subrayan estos acuerdos: Sociedad de Derechos; Crecimiento económico, empleo y competitividad; Seguridad y Justicia; Transparencia y Rendición de Cuentas; y Gobernabilidad Democrática. 

En la práctica el citado pacto ha servido más bien como fundamento para aplicar las llamadas reformas estructurales, dentro de las cuales la “reforma educativa” se ha convertido en punto de litigio entre el gobierno y un nutrido sector del magisterio nacional. Así, el 10 de septiembre Enrique Peña Nieto promulgó tres leyes secundarias vinculadas a tal reforma: la Ley General de la Educación, la de creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, y la de Servicio Profesional Docente. Tales disposiciones no fueron producto de una discusión democrática y abierta con el gremio magisterial, sino que fueron aprobadas acatando la línea procedente de Los Pinos.

Lo anterior expresa un retorno hacia un centralismo político donde el “estado de derecho” opera solo en interés del gobierno en turno. Pero debe considerarse que tales reformas proceden más allá de nuestra frontera: los organismos financieros internacionales, los gigantes corporativos y el gobierno norteamericano; tanto el régimen peñista como las empresas mediáticas que le sirven de comparsas son solo peones de tal ajedrez global.

En este contexto los maestros de las tres entidades citadas (con el más alto nivel de exclusión social en México) coincidieron en trasladarse a la ciudad de México para hacer más fuerte su reclamo. Sin embargo, tras sostener mesas de diálogo con diputados federales y senadores los dirigentes de la CNTE externaron:”No se nos consideró actores relevantes en el momento que decidieron votar una ley (en referencia a las leyes secundarias) que incluso ellos desconocían” (La Jornada, 08/09/2013).

Lo más preocupante de los últimos sucesos nacionales es el creciente divorcio entre lo que quiere, siente y piensa la sociedad, y lo que planean y llevan a cabo los personeros de la vida pública. Así, el discurso de “disposición al diálogo” manejado por estos últimos es una mera mascarada que esconde su soberbia e intolerancia hacia todo lo que se oponga a sus proyectos. El mensaje de fondo para la población es: “nosotros sabemos lo que les conviene, ustedes son niños chiquitos que, hayan o no votado, solo deben obedecer”. Esta mentalidad patriarcal nada tiene que ver con el respeto a los derechos ciudadanos que acompañan a una real democracia.

Como telón de fondo está el avance acelerado de la privatización de las riquezas del país: explotación de mantos acuíferos y de la riqueza minera por parte de emporios transnacionales con la consecuencia de graves daños ecológicos, aprobación de leyes para legalizar la posesión de playas por extranjeros, facilidades a compañías españolas para explotar nuevas fuentes de energía como la eólica o solar en el Sureste, etc. Y si a esto se añade la fuga de capitales (cerca de 20 mil millones de dólares de enero a septiembre de este año), así como la falta de empleo y los bajos salarios que padece una gran parte de la población el balance final es poco halagüeño.  

¿Hasta dónde llegará el límite de tolerancia de nuestra sociedad para sacudirse la mentira y manipulación de quienes son representantes de todo menos de sus auténticos intereses y anhelos? ¿Cuántos movimientos de protesta más serán necesarios para provocar un cambio de timón al rumbo seguido por el país? Si algo positivo nos enseña el presente conflicto magisterial es que no debemos ser impasibles ante el creciente deterioro social que presenciamos día con día.                  

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