miércoles, 29 de enero de 2014

Restituir el tejido social, solución a la inseguridad en Tlatelolco

Bailable en la Plaza de las Tres Culturas, 1976
Foto de Eva Troxler
 Miguel Angel Márez Tapia*

El tema actual en Tlatelolco es la inseguridad, se escucha y refiere en las opiniones reiteradas de tlatelolcas en diferentes formas, la solicitud expresada sólo se enfoca desde la dimensión punitiva y vigilancia con la petición de mayor presencia de elementos policiacos o cámaras de seguridad, así como una estadística y cifras de números sobre hechos, detenciones y presentaciones al Ministerio Público,  sin embargo existe un nulo o inexistente interés, mucho menos mención sobre planteamientos, tanto de tlatelolcas como servidores públicos, que se enfoquen en el desarrollo humano, social y comunitario en dichas agendas de seguridad, desde nuestra mirada no únicamente es necesaria la presencia de cuerpos policiacos o más cámaras sino es indispensable introducir acciones concretas donde se fortalezca y restituya el tejido social, es decir las relaciones sociales que se dan entre personas y éstas permiten la cohesión de un grupo determinado.

Tlatelolco ha sido interés desde hace mucho tiempo en el tema de Seguridad Pública, una buena tarea es releer el estudio de Elena Azaola de Hinojosa, Conducta antisocial en una unidad habitacional realizado en 1975 y editado por el Instituto Nacional de Ciencias Penales tres años después, donde para sorpresa de los tlatelolcas, muchas de las prácticas que hoy se mencionan como problema de Tlatelolco fueron documentados desde hace casi cuatro décadas, la llamada inmovibilidad participativa, la dificultad para establecer vínculos no superfluos entre los vecinos dada las condiciones demográficas y características físicas del lugar junto al contexto social de los años setentas con los barrios que la rodean y sus dinámicas internas de problemas con la Administradora Inmobiliaria S.A. (AISA).  
Policía y niño, 1972
Foto del texto Ciudad Tlatelolco

Restituir la cohesión vecinal, el reto para Tlatelolco. La inseguridad está permeada desde distintos aspectos que complejizan la problemática, me enfocaré solamente en el miedo ya que es el fenómeno derivado de este contexto inseguro que más se percibe en la Unidad, en primera instancia el miedo es el aspecto que propicia una menor relación entre vecinos, inhibe la acción vecinal, refuerza la mal llamada o simplificada palabra “apatía”, fortalece la percepción sobre inseguridad tanto del espacio privado, “el departamento”, mucho más el público, “las áreas comunes”. El fenómeno de miedo en Tlatelolco (iniciamos la discusión desde 2011 como parte de una sensible problemática de la Unidad) se materializa con la instalación de rejas tanto en andadores de edificios como en departamentos, tanto en puertas como ventanas, el incremento en cerraduras,  sin embargo existe un fenómeno más profundo, el tlatelolca deja de caminar Tlatelolco por miedo, precisamente esto se hace palpable en ciertos espacios, pasillos o andadores solitarios en distintas horas del día.

¿Cuál es la consecuencia al dejar de caminar Tlatelolco? Iniciamos un distanciamiento de la realidad y lo que acontece en nuestro hogar, simplemente dejamos de saber lo que pasa en la Unidad, el primer efecto es sólo pensar que el departamento nos “pertenece”, y todo lo demás no, porque le tenemos miedo, es un peligro salir y es amenazante. Aquí el primer error, ya que Tlatelolco se construye desde el territorio y se fortalece en nuestro espacio vital, el departamento.  Esto, promueve que al no saber lo que pasa en el andador y pasillo de nuestro edificio o Sección, se privilegia lo que mi vecino me contó o me enteré que pasó, se producen y proliferan imaginarios del miedo. 

No importa si fui víctima o no de un asalto, los índices delictivos que existen son reales y se deben combatir tenazmente por la policía y encargados de Seguridad Pública, hay mucha tarea aún por hacer en ese rubro; pero además tengo miedo, lo que implica que todo es una potencial amenaza a mi integridad, ni con la llegada de más policías para Tlatelolco será suficiente en el “Operativo Rastrillo” como fue anunciado por el Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Jesús Rodríguez Almeida,  porque todas esas acciones son momentáneas y se irán a otras colonias, así el miedo volverá a restituirse porque vuelvo a estar “desprotegido”, la dimensión de vigilancia no es la única nunca respuesta al problema, eso no podrá sustituir el hecho que Tlatelolco es vulnerable además de los condicionamientos externos y estructurales como sociedad, también porque dejamos de hacer territorio como tlatelolcas, dejamos de autoprotegernos al tener vínculos e interacción con los vecinos, ya que todos en algún momento nos hemos ayudado para cualquier emergencia.   

El miedo propicia la combinación desde lo objetivo y subjetivo del tlatelolca, lo que acontece y lo que creo que acontece, el miedo se materializa objetivamente y se plasma en la vida cotidiana de Tlatelolco. El principal aspecto que el miedo promueve es la desconfianza entre personas, se llega a desconfiar del vecino de mi entrada, en muchas ocasiones ni lo conozco; así como los transeúntes con quienes me cruzo en mi camino a la escuela, trabajo o actividad recurrente; desconfío del servidor público o elemento policiaco,  simplemente dejo de conocer y relacionarme con los vecinos, fortalezco una tendencia exacerbada a la individualización y evito toda acción colectiva que implique socialización u organización vecinal. 
Santos campeón, Deportivo Antonio Caso
Contraportada de El Residente, Junio 1975
El empoderamiento del individuo es a través de la unión de esfuerzos desde lo colectivo, hacer territorio es realizar acciones vecinales o simplemente convivir desde lo cotidiano, promover la cohesión entre vecinos que modifiquen la imagen urbana y regeneren la percepción del miedo, no son acciones individuales, sino el conjunto de valores que compartimos y producimos al interactuar en el día a día. El reto para abatir la inseguridad es fortalecer nuestro vínculo como vecinos, restituir el arraigo a nuestro hogar construyendo lazos de solidaridad, amistad o apego, esto es gradual y procesual pero se debe dar inicio paso a paso, la memoria es una fuerte herramienta para restituir ese vínculo y promover la interacción a lo que nos hace “comunes” como es el hecho de vivir en Tlatelolco, pero no podemos vivir sólo del pasado y nostalgia. El esfuerzo para dar soluciones de fondo al problema de inseguridad es restituir el tejido social, construir una mirada proyectiva de nuestro hogar, un futuro para Tlatelolco, un camino para adelante, el reto que tenemos como tlatelolcas es que no se nos olvide lo que nos hace llamarnos de esa manera, hagámoslo primero por nuestra seguridad, nuestra familia e hijos, posteriormente recordemos que Tlatelolco es nuestro patrimonio y debemos defenderlo.

*Antropólogo

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