lunes, 22 de diciembre de 2014

TLATELOLCO EXISTE, PORQUE RESISTE

Ø En lugar de dar prioridad al diálogo e intercambio de opiniones se intentan imponer criterios absolutos que persiguen intereses personales y/o de grupo.
Ø Tlatelolco no es una isla ajena a lo que pasa en la ciudad, en el país o en el mundo, los departamentos, los edificios, las áreas comunes se han tenido que adaptar a las necesidades de los habitantes en ocasiones acertadas y en otras no.

Por Héctor Márquez Zermeño

Torre Insignea de Tlatelolco.
Foto: Harold Mayer
A sus 50 años de existencia, la unidad habitacional se ha venido desgastando día a día y no solo en los cimientos de sus edificios o por su edad de uso, sino también en los cimientos de su población y esto se debe a la descomposición social que se manifiesta entre los vecinos; toda vez que en lugar de dar prioridad al diálogo e intercambio de opiniones se intentan imponer criterios absolutos que persiguen intereses personales y/o de grupo.

La apatía y la falta de solidaridad en que estamos sumidos una gran parte de los habitantes traen como consecuencia que cuando se presentan problemas, nos conformamos con verlos comentarlos y aceptarlos y si surge algún grupo casi siempre lo hace con un interés protagónico y divisionista, abanderando en ocasiones una causa que puede ser legítima o no.

Para quienes han hecho de la política una forma de obtener dinero y poder, la apatía les favorece, así han manipulado esta nación a su antojo, saqueándola y vendiendo en oferta sus recursos naturales (reforma energética, etc.), ofreciendo a los grandes corporativos nacionales y extranjeros un ejército laboral al que pagan salarios de miseria.

En el país se presenta una disyuntiva cada vez más cercana a un colapso, dado que la visión del “bienestar” para México es diametralmente opuesta de cómo siente ese supuesto bienestar la mayoría de la población y cómo lo disfrutan unas cuantas familias.

El presidente de la República y su partido atraviesan por una crisis de credibilidad muy fuerte a nivel nacional e internacional frente a casos no resueltos como lo ocurrido recientemente en Tlatlaya, Estado de México y en Ayotzinapa, Guerrero, además de la entrega de recursos estratégicos a inversionistas nacionales y sobre todo extranjeros. También "han apostado a la falta de memoria de los mexicanos" y desgraciadamente, en ésta apuesta siempre han ganado, pero en la actualidad la conciencia de los ciudadanos del país, ya no comulgan con ruedas de molino como antes.

Tlatelolco no es una isla ajena a lo que pasa en la ciudad, en el país o en el mundo, los departamentos, los edificios, las áreas comunes se han tenido que adaptar a las necesidades de los habitantes en ocasiones acertadas y en otras no.

El aumento constante en el precio de la gasolina y el diésel es una inflación simulada en la que el poder adquisitivo se pierde cada vez más.

En una comunidad tan diversa como la tlatelolca, deben caber y se deben respetar todas las formas de pensamiento para que podamos organizarnos y convivir mejor, dejar de lado los intereses personales y de grupo y por ningún motivo promover o provocar el enfrentamiento entre vecinos.

Vale la pena recordar una frase que escuchamos en un discurso del Sub Marcos "Que las diferencias que nos separan no impidan mirar hacia el mismo objetivo".

Plaza de las Tres Culturas
Foto: Harold Mayer 
¿Qué futuro queremos para Tlatelolco?

Con apatía, indiferencia y falta de solidaridad el porvenir, muy probablemente será el siguiente:

Ø  Edificios inseguros estructuralmente por falta del necesario mantenimiento.
Ø  La delincuencia terminará por tomar como suyos nuestros espacios públicos.
Ø  La cultura se convertirá en artículo inalcanzable para la comunidad.
Ø  Los servicios de recolección de basura, poda de árboles y jardines, alumbrado, vigilancia, etc., quedarán sujetos a la buena o mala voluntad de las autoridades.

Para que esto no suceda es necesario participar en un ambiente armónico, civilizado, tolerante y pacífico con el objeto de mejorar nuestra calidad de vida.

Espero que estas líneas, les sirvan para reflexionar sobre el futuro que deseamos

Hasta la próxima y resistamos civilizada y pacíficamente, para mejorar nuestro entorno.

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