jueves, 14 de mayo de 2015

La reunión de las 29 sillas, Reunión a media luz: Lobby Antonio Caso 13 marzo 2015

Por Alejandro Castillo Martínez.

Arq. José Manuel Angeles en la reunión.

De cuatro viejas lámparas, pegadas a un techo de un color cercano al blanco, entre gris claro y blanco percudido, sólo dos están encendidas: sus tubos de halógeno mal iluminan este salón en el que 29 sillas negras, de esas que alquilan para eventos sociales populares, son ocupadas por vecinos y autoridades —22 y siete, respectivamente.

Algunos vecinos no alcanzaron asiento y permanecieron de pie.

La reunión comenzó con cuarenta minutos de atraso, sin la presencia del Director de Obras de la delegación, quien arribó quince minutos más tarde, para ocupar su lugar en el centro del estrado, una mesa rectangular, cubierta con un paño verde bandera.

Orientados hacia el poniente, lugar donde se oculta el Sol, la pared de la izquierda está compuesta por 33 barrotes pintados de café claro empotrados en un pequeño muro gris,como el color que usan en los ataúdes o las cruces situadas sobre las tumbas.
Los barrotes están manchados por pintura que, seguramente, escurrió del techo. Tres bicicletas recargadas en este lugar completan un cuadro de deterioro y abandono. 

Por si algo  faltara, había unos grandes tubos de plástico negro, semicubiertos con lonas que promocionaron el concierto de Óscar Chávez en Tlatelolco, tirados detrás del estrado.

A los integrantes de la revista Vivir en Tlatelolco, nos trajo aquí la solicitud del derecho de réplica de las autoridades delegacionales, respecto a la portada del número 89 de la citada publicación, titulada: “Puras cochinadas”, haciendo referencia a los trabajos de remodelación de la Plaza de las Tres Culturas.

Esperamos pacientemente y, en lo personal, disfruté las palabras de los vecinos y las respuestas dadas por los funcionarios que asistieron al evento, que a veces decían más con su silencio.

El arquitecto Santiago Jordá demostró, con pruebas en la mano (dos trozos de piedra de cantera), que en el trabajo de remodelación de la Plaza de las Tres Culturas existió, cuando menos, negligencia en el uso de los materiales.

Un iracundo vecino reclamó a gritos, y a gritos le contestó el director de obras.

 Los funcionarios contestaron lo que pudieron, y lo que no, lo dejaron pasar...

Así transcurrió la reunión, hasta que el cansancio obligó a los asistentes a darla por concluida, claro está, agendando una para el siguiente semana, en el mismo lugar y a la misma hora y, posiblemente, con las mismas preguntas e idénticas respuestas.

No pude evitar el recuerdo de otra reunión hace ya muchos ayeres, cuando José Luis Muñoz era jefe delegacional y escuchaba atentamente las quejas de una vecina del edificio Veracruz, y le decía a uno de sus asistentes: “Toma nota, por favor”, para después dirigirse a la vecina: “No se preocupe, esto lo vamos a resolver”.

José Luis terminó su mandato, un poco antes de tiempo, pidiendo licencia para contender por una diputación local, la que obtuvo.

Ahora vuelve a pedir licencia para dejar su curul y poder competir por la jefatura de la delegación Cuauhtémoc.

¡Qué muestra de abnegación y espíritu de servicio!

Seguramente volverá a escuchar a los vecinos, y se llevará sus peticiones, o le dirá al asistente: “Toma nota, por favor” y, a los vecinos: “Ustedes no se preocupen; esto se resolverá”

Perdón, ¿y el derecho de réplica? ¿Para la próxima reunión?

Por nuestra parte, siempre habrá un espacio en las páginas de esta publicación para quien quiera aclarar cualquier asunto relacionado con lo que aquí se escribe.

Postdata:
Gracias por ser como son, señores de la función pública; nunca cambien. 

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