jueves, 17 de septiembre de 2015

El miedo y la vulnerabilidad en Tlatelolco

Miguel Angel Márez Tapia*
@miguelmarez

 Cuarteadura en Edificio Nuevo León
Foto de Guillermo Nuñez Camanez
En las tres últimas décadas se ha incrementado la percepción generalizada de los tlatelolcas de un deterioro gradual y constante en Tlatelolco, desearía no reiterar la percepción a simple vista de su infraestructura, que a cinco décadas de existencia es notoria, sino también de las relaciones y redes sociales de quienes cohabitan en ella, en números anteriores de Vivir en Tlatelolco introduje y sostengo el argumento que el principal problema que tiene Tlatelolco es el miedo socializado en un sector importante de habitantes, como lo expliqué en 2011 en el artículo “El miedo en Tlatelolco”, el miedo es algo natural en el ser humano, en pocas palabras, todos hemos tenido miedo en algún momento, sin embargo existe otro tipo de miedo, una sensación o percepción de la realidad que tiene su origen más en el ámbito social, aquel que inhibe y retrae la acción colectiva de los sujetos. Un miedo social, construido en una colectividad que modifica la conducta o condiciona ciertas prácticas culturales que se convierten en hábitos y costumbre en la vida cotidiana, en este caso concreto, de los tlatelolcas.   

Este tipo de miedo se socializa y construye una atmósfera de vulnerabilidad en los habitantes de Tlatelolco. ¿A qué se le tiene miedo? En un estudio de Antropología Social que realicé a nivel maestría pude constatar de manera superficial este fenómeno, el tlatelolca tiene miedo a los cuadros, los espacios abiertos, los jardines, hasta a las escaleras del edificio, se puede construir mapas de miedo para mostrar gráficamente los focos rojos donde se tiene una mayor percepción de este tipo de miedo, esto no debe confundirse con los índices delictivos que los cuerpos de Seguridad Pública de las distintas Autoridades de Gobierno mapean la reincidencia de delitos en alguna colonia, el miedo es algo más profundo y la subjetividad está más presente, no por esto se le puede atribuir que es algo imaginado, sino también existe en él, ciertos grados de realidad, en muchas ocasiones se convierte en la realidad misma.

El miedo atribuido a distintos espacios de Tlatelolco ha propiciado en la actualidad que no exista una apropiación de los espacios de manera constante por sus habitantes, en otras palabras, no caminamos y ni recorremos con tranquilidad Tlatelolco y evitamos los lugares que a nuestra consideración o porque nos enteramos por alguien, hubo un hecho delictivo por lo cual es considerado o le damos la atribución de peligroso y lo evitamos. 

En el contexto actual ha proliferado una individualización exacerbada donde el espacio vital es el departamento mismo y funge como el lugar donde uno piensa que está más seguro. Ante la proliferación de sentirse vulnerable, el tlatelolca (hablemos genéricamente a fin de ser más explícito) considera necesario “protegerse”, la primera acción de ese miedo colectivizado, es reforzar la seguridad del departamento, inmediatamente instala nuevas chapas de seguridad, también pone rejas en las puertas; en este contexto, es un proceso que se inició al exterior de los edificios hace varios años, debemos recordar como se fue limitando el acceso con rejas en las terrazas que fungían dentro del diseño original de Mario Pani como parte central del modelo de movilidad peatonal de espacios abiertos, actualmente los noventas edificios de Tlatelolco han limitado esos corredores internos, ante esta situación en vez de caminar entre los edificios por los pasillos y andadores techados, se debe rodear los edificios para poder moverte en Tlatelolco.

Una reja provoca un adentro y un afuera, un espacio seguro y otro inseguro, ante esta vulnerabilidad el sentido común del tlatelolca considera que el exterior del edificio es lo vulnerable y el interior más seguro; sin embargo, el estudio realizado dio evidencias que la situación es más compleja que esta simple explicación, el tlatelolca se siente vulnerable también adentro del edificio, ahí el símbolo de las escaleras se convierte en un símbolo de miedo, particularmente en los edificios Tipo C por su diseño y tamaño.

Este contexto vulnerable propicia que el tlatelolca elija privilegiar sus actividades en Tlatelolco al interior de su departamento; por ello, los jardines, áreas comunes y cuadros donde nuestra infancia o juventud en décadas pasadas fue el escenario de nuestras biografías donde construimos amistades o formamos nuestra actual familia, hoy muchos padres evitan que sus hijos salgan al exterior de esa misma manera, ya que consideran que pueden estar expuestos y vulnerables, por lo que se privilegia la vida al interior del departamento y actualmente con las nuevas tecnologías y gadgets ha fortalecido aún más éstas dinámicas al interior de la casa, en vez de jugar en los cuadros o caminar los espacios abiertos de Tlatelolco.

El miedo en Tlatelolco se fortalece cuando el departamento también lo consideramos vulnerable, en este sentido me refiero a las consecuencias sociales que los sismos, en particular ante la conmemoración de los treinta años de los sismos de 1985; un sismo fractura más que una estructura, una cuarteadura en una pared simboliza más que un daño material, en el caso de Tlatelolco en estas tres décadas ha sido objeto que los mismos tlatelolcas no confiemos en nuestros edificios; esa imagen del edificio Nuevo León, siempre viene a la cabeza de todos los habitantes cada vez que tiembla, así el miedo se reactiva e inhibe la acción colectiva, el tlatelolca se siente vulnerable adentro y afuera de su hogar. Este escenario ha motivado la movilidad de habitantes recurrente, pero el miedo social de los tlatelolcas ha fortalecido su inacción en el ámbito comunitario y social, ha dado pié al poco interés generalizado en socializar o fortalecer las relaciones sociales con los propios vecinos del mismo edificio que habitamos, ha motivado que impere una indiferencia social a los grandes problemas que tiene Tlatelolco.

Un efecto a este fenómeno de vulnerabilidad, se ha canalizado una nueva de socialidad de los tlatelolcas por medio de las redes sociales virtuales de Tlatelolco, si el tlatelolca ya no se apropia de sus espacios físicos, las redes sociales virtuales, en particular Facebook, han sido un escenario y arena prolífica para la producción de discursos, intercambios y diversas formas de comunicación de sus habitantes. Sin embargo, también es actualmente el medio donde el miedo social que hemos referido en esta reflexión se reproduce y se reactiva otra vez, mucha veces con mayor intensidad y resonancia que si fuera una comunicación cara a cara, la intercomunicación de los usuarios de estas redes sociales ha motivado que la inseguridad sea un tema recurrente dentro de sus diferentes publicaciones, el conocimiento y difusión de los hechos delictivos ha reforzado este contexto socializado de vulnerabilidad y miedo, convirtiéndolo así, como reafirmé al inicio de este texto, es el principal problema que tiene actualmente Tlatelolco.

A manera de apunte final, es necesario repensar que Tlatelolco deseamos habitar a futuro, aún es posible la construcción de muchas historias que podemos contar y ser protagonistas, los estudios científicos sociales han demostrado que únicamente caminando y haciendo propios los espacios que habitamos en la manera de recuperar la seguridad de nuestra Unidad, en donde el mismo tlatelolca es el partícipe de la solución de un problema real y que es prioridad erradicar a la brevedad para mejorar la calidad de vida al interior de Tlatelolco, para ello debemos reconstruir nuestros lugares de convivencia en donde se puedan crear lazos socialesmás fraternos, sean a través de Facebook o en las relaciones cara a cara, en donde exista una voluntad para construir acciones colectivas para revertir este contexto; es un camino para ir revirtiendo paulatinamente este fenómeno que no es medible ni cuantificable, aún cuando se minimice por las autoridades al considerarlo subjetivo, se vuelve objetivo cuando las conductas de sus habitantes modifican sus acciones cotidianas por este problema, ante ello debemos tener claro que el miedo es un fenómeno que se siente y hace palpitar los corazones fuertemente del tlatelolca. 
*Candidato a Doctor en Antropología Social

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