lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Viva México?

Alejandro Mario Fonseca
Sí amable lector, esta columna hoy amanece pesimista, ¿viva México?, las interrogaciones denotan tristeza, desilusión, desesperanza. Y es que no es para menos, el último regalo, el regalo de fiestas patrias, que nos dio la presidencia de la república es más que escandaloso, es una burla para toda la nación. El nombramiento de Arturo Escobar en la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana es verdaderamente obsceno. Este mapache electoral del clan del “niño verde” no sabe nada sobre prevención de la violencia, mucho menos sobre participación ciudadana.



Bueno, pero son días de festejar a la nación, a la patria, ¿de verdad lo son? A ver, veamos con calma qué es una nación, qué es el nacionalismo. Hagamos un poquito de historia. El origen sospechoso de los términos “nación” y “nacionalismo” nos explica porque en el siglo XIX ambos términos está ligados a la idea de “libertad”; por no hablar de los “movimientos de liberación nacional” del siglo XX.

Tal vez el concepto de “nacionalismo” en su sentido más amplio, como “resistencia colectiva a la dominación extranjera”, haya surgido en el siglo XVII cuando la burguesía mercantil asumió políticamente la responsabilidad del Estado, y levantó a toda la población contra un poder extranjero: esta es la historia de los Países Bajos protestantes, que se liberan, tras una larga lucha, de la soberanía española. Se trata de la primera guerra nacional que culmina con la formación de un Estado nacional.

Un poco después, ya en la Francia revolucionaria, en la víspera de 1789, la palabra “patriota”, toma el significado de “amigo del bien público”, y la palabra “nación” el de conjunto de los súbditos por oposición a la monarquía o a las pequeñas minorías privilegiadas. La Revolución crea de entrada la “Asamblea Nacional”, la “Guardia Nacional”; “la Nación no puede recibir órdenes”, le dice Bailly al rey; la batalla de Valmy se gana al grito de “viva la Nación”.

Para nosotros hoy está claro que no se trataba más que de una ilusión, por parte del pueblo francés, creer que había conquistado la patria francesa como un bien suyo: el concepto de nación nace como una ideología.

Pero diferenciemos con mayor claridad, una nación es un grupo grande, verticalmente integrado y territorialmente móvil que ostenta derechos de ciudadanía comunes y un sentimiento colectivo junto con una (o más) característica (s) común (es) que diferencian a sus miembros de grupos semejantes con los que mantienen relaciones de alianza o conflicto. Y el nacionalismo es un movimiento ideológico, para el logro y el mantenimiento del autogobierno y la independencia en interés de un grupo, algunos de cuyos miembros creen que constituye una nación actual o potencial como las demás.

Los mexicanos no tenemos mucho que festejar, la violencia, la pobreza, la corrupción, la impunidad, etcétera, carcomen el núcleo duro del concepto de nación: los derechos ciudadanos todavía no son comunes, no son para todos, mucho menos lo son el trabajo, los bienes y las riquezas naturales de  la nación.

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