martes, 15 de marzo de 2016

Tlatelolco, colaboración Vs. Competencia

Por Jorge de la Torre

En Tlatelolco habitamos personas de muy distintas clases sociales,  con niveles de ingreso económico, educación y formación familiar igualmente diversos. Provenimos de todos los Estados de la República, y aunque forman mayoría quienes han  nacido en la ciudad de México, todos somos chilangos de corazón.
Separada en tres secciones, cada una de ellas con edificios agrupados en unos pocos  tipos de características similares, nuestra Unidad Habitacional enseña sin embargo, nuestra diversidad. Cada edificio tiene una personalidad propia, que se expresa en detalles de su imagen: Sus entradas, sus rejas, sus puertas, su grado de limpieza., sus grafitis o ausencia de los mismos, su basura desparramada o invisible, sus tableros de timbres funcionando o que solo están de adorno, sus elevadores carcacha o bien cuidados, y su entorno inmediato obscuro o alumbrado.

¿Colaborar o competir?

Existen edificios con vigilancia las 24 horas, y los hay también con elevador que lleva a la puerta del departamento, mientras que en otros, ni cerradura ni elevador funcionan y la vigilancia está en manos de Dios. En unos hay comercios de diversos giros, y en otros hasta consultorios y despachos, pero los más sirven únicamente de vivienda.
 Asimismo cada sección cuenta con varios andadores y áreas de uso común, al igual que con sitios emblemáticos o muy visitados, distribuidos entre las mismas, algunos de los cuales son: La Plaza de las Tres Culturas, el Centro Cultural Universitario, el Jardín de Santiago, el Reloj de Sol, la Dirección Territorial de Santa María –Tlatelolco, el Ágora , el Pórtico, la Pera, el Jardín de la Paz, la Torre Banobras, La Plaza Allende, la Explanada del metro, El Sindicato de  Hacienda, los tres Clubes Deportivos con sus teatros, varias escuelas, clínicas, canchas, cuadros de juegos infantiles etc. etc.
 Todo lo cual, al igual que su cercanía o lejanía con los diferentes medios de transporte que pasan por la Unidad (el metro, dos líneas de Metrobús, el trolebús, y  varias líneas de micros y autobuses) crean un vasto tráfico de vehículos, perros, gatos  y naturalmente, de personas residentes y no-residentes en cada sección.
¿Jugar a las vencidas?
Toda esta complejidad urbana concentrada en un reducido espacio de apenas 100 hectáreas, crea obviamente, una gran cantidad de problemas de convivencia, movilidad, seguridad, limpieza y otros. Los habitantes de la Unidad hemos buscado enfrentar estos problemas  con base en el esfuerzo individual de algunos residentes con vocación social y/o con el esfuerzo colectivo de varios grupos de residentes más o menos organizados, a través de acciones concertadas entre vecinos, o de gestiones ante las autoridades correspondientes, sean estas de  la delegación, del gobierno de la ciudad, o federales.
Cada grupo representa a una cierta visión de la problemática tlatelolca, y aunque la mayoría de ellos buscan satisfacer las mismas necesidades y solucionar los mismos problemas, hay algunos que centran su atención en aspectos muy específicos  que no en todos los casos interesan a residentes de ciertas secciones o edificios, y a veces incluso manejan posturas que provocan choques entre grupos. Además, como en todos los grupos que realizan actividades de carácter socio-político, hay individuos con intereses de partido o con intereses personales o de grupo, que colocan por encima del beneficio a las mayorías, o del reparto equitativo de beneficios que se logran por medio de la acción ciudadana. Hay también egocentrismos, afanes protagónicos e interés de  hacerse notar por las autoridades y así obtener privilegios de ellas.
Nada de esto es extraordinario. Esto ocurre y ha ocurrido en todas las sociedades  y en todos los tiempos. Tlatelolco no es la excepción, por lo tanto, esto no nos debe ni extrañar ni desalentar nuestro apoyo a quienes buscan un Tlatelolco mejor. Aunque si nos obliga a estar con los ojos abiertos para frenar intereses malsanos y  distorsiones políticas.
Naturalmente muchos de los esfuerzos de quienes luchan por un Tlatelolco mejor, se diluyen o pierden impacto cuando los diferentes individuos o grupos realizan actividades pensando  en la competencia y no en la colaboración. Y esto claramente está ocurriendo. La  cantidad de páginas en las redes sociales y de medios impresos que han surgido en Tlatelolco en los últimos   dos o tres años, son indicativos de ello. La diversidad de opiniones y un poco de competencia sana son buenos, pero la unidad de propósito y la colaboración son mejores.
Pero lograr dicha unidad de propósito no es tarea fácil, pues esta no se va a producir por sí misma, sino que solo se puede alcanzar, si en primer lugar  se está de acuerdo en que es una condición deseable y por la cual vale la pena hacer a un lado los intereses de grupo y los agravios y malas intenciones reales o supuestas que se puedan dar o se hayan dado, entre  algunos  miembros y dirigentes de los diferentes grupos.
Una vez estando de acuerdo en la necesidad de tener un propósito común, habrá que realizar una serie de reuniones en los que participen plenamente, y sin miedo al rechazo, los diferentes grupos y personalidades que conforman las actuales bases organizadas de Tlatelolco, para colaborar en la definición tanto de  ese propósito común, como de una visión unificada del futuro, y unos métodos de acción que sean compatibles.

Las bases para esto, están sentadas desde  la pasada asamblea  vecinal que se llevó a cabo en el teatro Antonio Caso, a raíz de la preocupación de los tlatelolcas por el incremento decembrino de los casos de homicidio y otros delitos en nuestra Unidad Habitacional.

Como algunos han de recordar, las conclusiones de dicha asamblea están pendientes, pero les puedo adelantar que una de tales conclusiones es justamente el que  nosotros los residentes, nos hagamos responsables de diseñar, organizar y normar las actividades que nos permitan optimizar nuestra seguridad y la de nuestros vecinos, siempre orientando, exigiendo y coadyuvando con los tres niveles de Gobierno para que cumplan con sus responsabilidades en la materia.

Y esto solo se puede lograr con la colaboración de todos los grupos de acción política y social que existen en Tlatelolco.

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