domingo, 13 de noviembre de 2016

El Ku Klux Klan hará un desfile para celebrar la victoria de Donald Trump

Por Alejandro Mario Fonseca
Uno de mis programas favoritos de la televisión, de paga obviamente porque la televisión abierta no ofrece nada interesante, es la serie La ley y el orden. Lleva ya como veinte años exitosos en el canal de Universal Pictures.

Probablemente usted, amable lector la haya visto alguna vez. Los protagonistas son un grupo de policías, abogados y fiscales, altamente capacitados que en la ciudad de Nueva York combaten el crimen, principalmente los delitos vinculados con los abusos sexuales.

Se trata de una policía de élite, que vive plenamente la complejidad de una sociedad moderna, multirracial, multicultural y todos los “multis” que a usted se le ocurran. En muchos casos los propios policías, los abogados y hasta los jueces se ven involucrados en desaguisados de todo tipo; además no siempre ganan los “buenos”. 

Foto:La Naciòn: Donald-Trump-presidente-de USA. Desfile de la Victoria¿Una policía científica?

Lo interesante de los programas es que suelen basarse en casos reales y eso les da una connotación muy especial ya que algunos espectadores nos involucrarnos emocional y hasta intelectualmente con los protagonistas.

Y le cuento todo esto porque el viernes leí en las redes sociales, que tras las manifestaciones en las ciudades más importantes de los Estados Unidos protestando por el triunfo de Trump en las elecciones presidenciales, el republicano Rudoph Giuliani, que al parecer estará en el gabinete del magnate, minimizó el hecho y advirtió que serían “desarticuladas” rápidamente; en nuestro lenguaje el término correcto sería “reprimidas”.

Se acuerda usted de Giuliani sí, es el mismo que Marcelo Ebrard invitó como asesor para la modernización de la policía en el Distrito Federal; creo que la cosa no pasó de unas cuantas conferencias carísimas.
Pero lo que le quiero comentar es que fue precisamente Giuliani, cuando fue alcalde de Nueva York entre 1994 y 2001, quien logró bajar de manera dramática los índices delictivos que en aquella ciudad eran de los más altos del mundo.

¿Cómo le hizo? Pues se asesoró de expertos como Lee Brown, un jefe policiaco que en la ciudad de Houston, a fines de los años setenta había implementado una policía comunitaria (o de “proximidad” como le están llamando nuestros políticos por acá, para evitar el término incómodo de “comunitaria”). Pero además Giuliani también creó una policía de élite altamente capacitada: una policía científica.

Sherlock Holmes
Y hablando de “policía científica”, quién mejor que Sherlock Holmes el héroe de muchas de las novelas del escocés Sir Arthur Conan Doyle. Aunque claro, no se trataba de un policía, sino de un investigador privado, que va a resolver los casos más intrincados y difíciles utilizando tanto la lógica deductiva como la inductiva.

Conan Doyle es uno de los pioneros, no solamente de  la idea de una policía que utiliza técnicas modernas en sus investigaciones, sino del género mismo de la “novela negra” que tanto éxito iba a tener en la literatura norteamericana del siglo XX.
Pues bien, Sherlock Holmes es el investigador privado que convirtió la investigación policiaca en una ciencia exacta. Dicha ciencia, según nos explica el autor mismo, a través del Doctor Watson el inseparable amigo de Holmes, tiene como auxiliares conocimientos profundos de química, prácticos de geología y precisos de anatomía; además de una gran información sobre literatura y leyes.

Trump y el K.K.K.
Por otra parte, pasando a la crítica política de mi columna de hoy, quiero aprovechar para comentar un cuento corto de Conan Doyle, titulado K.K.K. La novelita trata de un empresario inglés exitoso que viaja a América y hace fortuna en la Florida; y que inexplicablemente regresa a Inglaterra y vive sólo y retraído, pero que finalmente se hace cargo de un sobrino. Después de una serie de amenazas llenas de terror y de varios asesinatos inexplicables, el sobrino recurre a Sherlock Holmes.
Y como ya se me está acabando el espacio, y esperando que usted lea la novelita, voy al grano. En el desenlace del caso el autor nos da la mejor descripción que encontré sobre lo que fue, y al parecer todavía es el Ku Kux Klan: es el nombre de una sociedad secreta, la cual lo adoptó  como onomatopeya del ruido que hace una carabina al armarse. Se constituyó en América, después de la guerra civil, por algunos confederados, y tuvo importantes ramificaciones en Luisiana, la Carolina, la Georgia y la Florida.
Y aquí le paro, pero como dijo el diario Reforma el pasado miércoles: “a temblar”. Todos sabemos que el K.K.K. convocó el jueves pasado a un “desfile de la victoria por Donald Trump”. Ya veremos, si el fanfarrón Trump no se deslinda, significará que la xenofobia, la supremacía de la raza blanca, la homofobia, el antisemitismo, el racismo y el anticomunismo van en serio.

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