viernes, 2 de diciembre de 2016

¿Gobierno de coalición para México?

Por Alejandro Mario Fonseca

 Cuando sólo faltan dos meses para que concluya su gestión, el mandatario panista Rafael Moreno Valle presentó ante el Congreso local una iniciativa para obligar a la conformación de gobiernos de coalición, o a una segunda vuelta en caso de que el ganador de las elecciones para gobernador no obtenga más de 41% de los votos.
El mandatario acudió personalmente al Legislativo local para entregar su propuesta de reforma al artículo 71 de la Constitución del estado, que aplicaría para las elecciones de 2018.

Gobernador de Puebla: Rafael Moreno Valle 

La propuesta marca diversos escenarios en los que se podría conformar un gobierno de coalición, que igual considera la posibilidad de una contienda reñida, en la que el ganador de los comicios obtenga una votación arriba de 41%, sin embargo, el segundo lugar esté a una diferencia menor de cinco puntos porcentuales.
Igual, prevé la segunda vuelta de elecciones si las fuerzas políticas no logran acordar una coalición que les proporcione una representación superior a 41 % de los votos emitidos.
En la iniciativa se propone además reglamentar la participación de las fuerzas políticas que acepten conformar una coalición con el partido ganador, así como la ratificación de los cargos públicos y acuerdos para un programa de gobierno y una agenda legislativa que se sacará adelante durante esa gestión. (Tomado de la revista Proceso).

¿Una coalición para gobernar o para cerrarle el paso a López Obrador?
La noticia no sorprende a nadie. La propuesta es vieja, el último que insistió en ella fue Beltrones ya caído en desgracia. Además Moreno Valle no hace más que cerrar su mandato a tambor batiente y presume su gobierno como inclusivo:
“En Puebla se ha vivido un gobierno de coalición, sin haberlo establecido así desde el punto de vista jurídico”, recalcó al mencionar programas de su administración que supuestamente surgieron a propuesta de los distintos partidos que lo apoyaron en los comicios.
“Se establece un acuerdo de coalición, acuerdo de gobierno, agenda legislativa, ratificación de los secretarios del gabinete para darle fortaleza al Poder Ejecutivo. Se prevé una elección muy cerrada. Me tocó ese reto de construir acuerdos, cuando no había una agenda legislativa”
Así que según el gobernador saliente de lo que se trata es sencillamente de legislar lo que ya se dio en los hechos. Suena muy bien, sin embargo hay dos razones de peso que llevan a pensar que hay “gato encerrado”.
La primera es que el gobernador Moreno Valle quiere ser presidente de la República, y la segunda es que estando como está el país, ni el PAN, pero mucho menos el PRI, están en condiciones de ganar las elecciones por sí mismos: necesitan aliarse, sino es que ya lo están.

La coalición ya se dio, tras bambalinas
Se trata de una plutocracia de nuevo cuño, más voraz, tanto del PRI como del PAN, que se está dividiendo el pastel y que reparte migajas a los partidos pequeños, a sus comparsas. Pero es una plutocracia, que no se conforma con los recursos disponibles, sino que ha caído en el abuso, en el despilfarro y en un endeudamiento escandaloso: ya nadie les cree.
El único partido que desafía esta alianza de facto, es el de López Obrador: MORENA. Y a pesar de su populismo, o mejor dicho por su populismo, tiene grandes probabilidades de ganar.
El panorama económico que se avecina es desolador. La amenaza de Trump es real y muy pronto, con las deportaciones masivas, con la devaluación del peso, con la renegociación del Tratado de Libre Comercio y con el embargo de las remesas de los migrantes; empeorará.
Reencausar el presidencialismo mexicano
El mexicano es un régimen político presidencial, cuya esencia es el poder centralizado: elección del presidente y separación de poderes; y el centralismo nos viene desde la Colonia, sino es que desde antes, por eso es que la separación de poderes es más retórica que realidad. Las coaliciones son un contrasentido.
En cambio en los regímenes parlamentarios, como los europeos, el Gobierno requiere del apoyo de una mayoría parlamentaria y de la colaboración de poderes: en ellos las coaliciones son naturales, necesarias.
Lo que a México le urge es una separación real de poderes y mientras que el legislativo y el judicial sigan subordinados al poder del presidente y de los gobernadores, propuestas tan “avanzadas” como la del “gobierno de coalición”, no son más que demagogia. Lo que urge es reencausar el presidencialismo mexicano: hacer valer la ley.

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