jueves, 20 de abril de 2017

¿Una farsa dentro de la gran farsa? • ¿El Dr. Duarte dando lecciones de filosofía? • #JavierDuarte es indefendible

Por Alejandro Mario Fonseca
“Las recientes capturas de ex gobernadores requeridos por la justicia son un mensaje firme y contundente del Estado mexicano contra la impunidad […]. La localización fue gracias al intercambio de  información y trabajo coordinado de instituciones del gobierno mexicano con las de otros países”. (Enrique Peña Nieto, Presidente de México).
Hombre, ¡los mexicanos estamos de plácemes! A contrapelo de lo que vemos día con día, sucede que nuestro gobierno está cumpliendo cabalmente su función básica: ¡podemos sentirnos seguros! ¿De verdad? Entonces ¿por qué Javier Duarte se ríe? ¿De quién se burla?
Se me ocurren dos probables respuestas. La primera es que  enloqueció. Bueno, enloqueció desde hace ya rato. Su caso ya no es de avaricia, sino de un abusador desenfrenado.
Miles y miles de millones de pesos mal habidos, por no hablar de los muertos y todo lo demás, ¿por qué? porque “se los merece” como dijera su esposa; que al  parecer ya quedó exonerada. Y además falta por saberse qué pasará con la red de corrupción que operó Duarte.
Y es que el poder enferma, y demasiado poder enferma demasiado. Esto le pasa a la gente “normal”, pero “a los necios, demasiado poder los vuelve locos”.

El Dr. Javier Duarte y su esposa Karime Macias.

¿El Dr. Duarte dando lecciones de filosofía?
La otra respuesta es que Javier Duarte y sus comparsas, no son más que simples cínicos. Sí, un cínico es una persona impúdica, desvergonzada, desaseada; vaya, algo así como un perro callejero. Pero también pudiera ser que se trata de un seguidor de  la escuela griega de filosofía, cuyo principal representante fue Diógenes.
Esta última hipótesis no es tan descabellada, cheque usted los antecedentes del susodicho criminal Javier Duarte. Yo me sorprendí, sucede que estudió, sí, tiene estudios, es abogado y además cuenta con maestría y doctorado.
Y su doctorado en economía lo hizo nada menos que en  la Universidad Complutense de Madrid. Y si algo tienen los posgrados europeos, al contrario de los norteamericanos que son más técnicos, es que estudian cabalmente a los clásicos griegos y latinos.
Se denomina escuela cínica (del griego κύων kyon: ‘perro’, denominación atribuida debido a su frugal modo de vivir) a la fundada en la Antigua Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. 
El griego Antístenes fue su fundador y Diógenes de Sinope uno de sus filósofos más reconocidos y representativos de su época. Reinterpretaron la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida era un mal y que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza.
El hombre llevaba en sí mismo ya los elementos para ser feliz y conquistar su autonomía era de hecho el verdadero bien. De ahí el desprecio a las riquezas y a cualquier forma de preocupación material. El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz. Suena muy cristiano ¿verdad?

¿Todo es una farsa dentro de la farsa?
Pero regresando al caso Duarte, a ver, a ver, parece que me estoy mordiendo en camisa de once varas. ¿Cómo está eso de que el Dr. Duarte sea un seguidor de Diógenes, si precisamente hizo todo lo contrario a lo que proponía su escuela?
La única hipótesis que se me ocurre para seguir con este peregrino intento de entender al Dr. Duarte, es que él y sus comparsas nos están dando una dura lección a los mexicanos: todo es una farsa dentro de la farsa.
No, no son seguidores de la escuela griega de los cínicos, lo único que pretenden es ganar tiempo dándole un poco de legitimidad al gobierno federal y su partido el PRI. Les urgen argumentos que justifiquen el inminente triunfo del grupo Atlacomulco en el Estado de México.
La captura de Duarte se veía venir desde el momento mismo en que se dio a la fuga. Muchos lo decían: “lo van a atrapar cuando las elecciones se aproximen”. Las elecciones en el Estado de México ya están pactadas, por eso Josefina Vázquez Mota es una candidata panista débil y perdedora, con dudas muy serias sobre su probidad. Suena lógico.
Entonces de lo que se trataría es de construir un contexto de legitimidad, en el que el grupo de Peña Nieto, todavía en el poder, aparezca interesado en corregir el rumbo y castigar a los corruptos más débiles y escandalosos: caso de Duarte.
Me gustaría estar equivocado y que verdaderamente se inicie desde la presidencia el combate serio a la corrupción e impunidad. La declaración de Peña fue muy clara: se trata, de “un mensaje firme y contundente del Estado mexicano contra la impunidad”.

Javier Duarte es indefendible
Pero insisto en la pregunta ¿de qué se ríe Javier Duarte? Definitivamente no se trata de un cínico seguidor de la escuela clásica de Diógenes. No, tampoco nos está dando lecciones de filosofía. En todo caso su cinismo encaja en la acepción moderna que le damos al término: es un cínico que se burla de nosotros.
Qué lástima que se haya doctorado en economía en la Universidad Complutense de Madrid. No le sirvió de mucho, aprendió más de las malas mañas de su amigo y protector, Fidel Herrera, que a decir de Miguel Ángel Yunes (que tampoco es un santo), el actual gobernador de Veracruz, también caerá pronto en manos de la justicia.
Sí, Duarte se burla de nosotros los mexicanos, nos está diciendo “todo está arreglado, muy pronto saldré limpio y con toda mi fortuna: me la merezco”. Me resisto a creerlo.
Pero además muy probablemente también su risa nerviosa muestra locura, como dice mi amigo Octavio Rodríguez, no necesitamos ser psicólogos para darnos cuenta.

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