jueves, 6 de julio de 2017

Lorenzo Córdova el “chaperón” de la democracia mexicana

¿Es el INE realmente ciudadano?

Por Alejandro Mario Fonseca

Si usted tiene más de 40 años, se debe de acordar que desde 1978 hasta 1988 existió un programa de televisión dedicado a las variedades, que se llamaba La carabina de Ambrosio. Lo protagonizaron varios cómicos de México y gozó de gran popularidad en varios países de América Latina.
Pero “la carabina de Ambrosio” es un sintagma muy popular en nuestro país. Mi mamá lo utilizaba para corregirnos y hacernos ver que podíamos cumplir sus encomiendas de mejor manera: “tú estás peor que la carabina de Ambrosio”.
Se supone que el dicho "eres como la carabina de Ambrosio" nace de un atracador del mismo nombre en el siglo XIX, de origen sevillano, que asaltaba en los caminos con una carabina que no estaba cargada con pólvora, sino sólo con semillas.

 Esta explicación del origen del término es dudosa, ya que como se observa en los escritos del Padre jesuita José Francisco de Isla, la expresión hace referencia al famoso diccionario latino del siglo XVI obra de Ambrogio Calepino, conocido como el Calepino de Ambrogio, cuya deformación origina el chiste que celebra el escritor jesuita para demostrar la ignorancia general y del latín en particular de los predicadores.

Lorenzo Córdova el “chaperón” de la democracia mexicana
Un cándido metido a ladrón
De hecho, la frase ya aparece en el diccionario de Autoridades de 1729 (s. v. carabina). La suerte posterior de esta expresión no tiene mucho que ver con este primer significado, y por esa razón encontramos explicaciones variadas. En la revista Por Estos Mundos (Madrid, 1900) apareció esta versión sobre el personaje del dicho proverbial:
Ambrosio fue un labriego que existió en Sevilla a principios del siglo XIX. Como las cuestiones agrícolas no marchaban bien a su antojo, decidió abandonar los aperos de labranza y dedicarse a salteador de caminos, acompañado solamente por una carabina. Pero como su candidez era proverbial en el contorno, cuantos caminantes detenía lo tomaban a broma, obligándole así a retirarse de nuevo a su lugar, maldiciendo de su carabina, a quien achacaba la culpa de imponer poco respeto a los que él asustaba.
Aunque la expresión ya existía antes, es en escritores de finales del siglo XIX cuando la carabina de Ambrosio aparece con más frecuencia.

El famoso “chaperón”
A finales del XIX se puso de moda el término "carabina" para referirse a esa señorita de compañía que los padres de la buena sociedad imponían a sus hijas para garantizar la moralidad en su trato con los chicos. Sabemos que esta carabina surge relacionada con la de Ambrosio por su manifiesta inutilidad en el intento de garantizar la castidad de las jóvenes. Lo que dio paso al término “chaperón”.
Tradicionalmente una “chaperona” era una mujer mayor (casada o viuda) que acompañaba a una mujer joven, especialmente en presencia de hombres. Era una garantía de la virtud de la joven en cuestión. ¿A usted de niño, nunca lo mandaron de chaperón de alguna de sus hermanas o primas?
A los chaperones los aguantan y los resienten los  jóvenes  que son supervisados. La práctica de los chaperones especialmente aquel que supervisa a un solo joven ha caído en desuso en la sociedad occidental moderna.
Sin embargo el término se sigue usando para referirse a parientes o profesores que supervisan a alumnos en los bailes de la escuela o en excursiones y visitas.
Quise presentarle este repaso conceptual apoyándome en la Wikipedia, porque en éste México surrealista, con la burocracia kafkiana, que nos tocó, más vale divertirnos a base de metáforas, que pasarnos la vida haciendo corajes.

¿Es el INE realmente ciudadano?
Y es que en cuanto a democracia electoral, el horno no está para bollos. Tan sólo hay que ver las declaraciones del presidente del INE, y contrastarlas con la realidad. Veamos algunos ejemplos.
“Se trata de contribuir al desarrollo de políticas públicas que nos ayuden a modificar la cultura política del México pre-democrático, y construir ese nuevo paradigma cultural que rechace la corrupción y que se indigne ante la desigualdad y que canalice su descontento o sus inquietudes mediante acciones en el espacio público” (3 de mayo de 2017).
“La violencia es inaceptable en un contexto democrático. Las elecciones son y deben ser un espacio por definición de convivencia pacífica y tolerante de las diferencias, y son una riqueza de nuestra convivencia política: son la pluralidad que caracteriza a nuestro país. Bienvenidas sean las contiendas tan intensas como sean necesarias, pero siempre sin traspasar el límite definitorio de toda democracia, la no violencia” (26 de mayo de 2017).
… “ni la democracia llegó para quedarse, ni las elecciones son un procedimiento irreversible de acceso al poder; o cuidamos a nuestra democracia y procuramos a las elecciones, o las regresiones autoritarias de las que la historia no está exenta, estarán presentes entre nosotros” (12 de junio de 2017).

“La democracia soy yo”
La última declaración fue hace dos o tres días, dijo algo así como “sin INE no hay democracia”. Sólo le faltó decir, parafraseando al rey sol Luis XIV “la democracia soy yo”.
¿Por qué digo todo esto? Pues porque el INE no es realmente ciudadano. En él están representados los partidos políticos, su conformación la negocian los oligarcas del PRI, PAN y PRD, en función de sus votos en las cámaras. En el INE dominan el PRI gobierno y sus allegados. Además es carísimo.
Lorenzo Córdova habla como si realmente fuera presidente de un INE ciudadano, pero no lo es. Junto a los fundadores del IFE, José Wodenberg, Granados Chapa, Santiago Creel y demás; Córdova, Jacobo y sus cuates, se ven ridículos.
Incluso han caído en lo grotesco, comportándose como verdaderos “pirrurris” al burlarse de ciudadanos escasos de formación política. En realidad están al servicio de las oligarquías partidarias y disfrutando de enormes sueldos, prestaciones  y beneficios: son parte de la clase política.

Probablemente estoy exagerando al comparar a Lorenzo Córdova con “la carabina de Ambrosio”, o con un “cándido metido a ladrón”, pero de que sí es una especie de inútil  “chaperón” de una joven democracia ya muy manoseada, maltratada y abuzada, no hay duda: ahí están las elecciones en Coahuila y en el Estado de México atoradas en los laberintos kafkianos de los tribunales electorales. ¡Y lo que se nos viene en el 2018!

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