miércoles, 24 de enero de 2018

¿Para qué diablos México necesita misiles?

Alejandro Mario Fonseca
Con el fenómeno de la globalización el mundo ha cambiado vertiginosamente. Los Estados Unidos ya no son la potencia bélica y financiera dominante: China, Rusia y Europa son un contrapeso cada vez más importante.
Nuestro mundo poco a poco se ha vuelto multipolar e interdependiente. Obama y Hillary Clinton lo entendían muy bien, por eso encabezaban todo tipo de iniciativas que privilegiaban el dialogo, la distensión y la cooperación.
Por desgracia el ignorante y psicópata Donald Trump llegó a la presidencia y ahora su empecinamiento por “recuperar la grandeza perdida” se está traduciendo en una seria amenaza para la paz mundial.
Su único triunfo político ha sido en el tema de los impuestos. Ya bajaron significativamente, pero sabe muy bien que más pronto que tarde se le vendrá el problema del financiamiento de una de las burocracias más grandes, caras y complejas del mundo: la suya, la norteamericana.
Así que al loco Trump le urge una válvula económica de escape y ésta, todo lo indica será la guerra. Porqué, porque las otras alternativas son pírricas y caras. Sí clausura el Tratado de Libre Comercio le saldrá el tiro por la culata ya que los principales afectados serían los empresarios norteamericanos.
Y esto por no hablar de la construcción del famoso “muro”, que cada día se ve más incosteable y absurdo. Y por lo que toca al resto del mundo las provocaciones continúan. Lo de la embajada en Jerusalén, el conflicto con Corea del Norte atorado, su racismo exacerbado, etcétera. Así que insisto, no lo deseo pero todo indica que se viene la guerra.
Foto: Animal Político

El Papa Francisco preocupado
 Por algo el Papa se mostró preocupado ante la posibilidad real de que estalle una guerra nuclear, advirtiendo que “estamos al límite” de un conflicto de esa naturaleza.
“Sí, realmente tengo miedo. Estamos al límite. Basta un incidente para desencadenar la guerra. No se puede correr el riesgo de que la situación precipite. Por lo tanto, es preciso destruir las armas nucleares”, aseguró Francisco a los periodistas que lo acompañan a bordo del avión que lo condujo a Chile.
La pregunta llegó luego que a todos los participantes en el viaje les fue distribuida una estampa con la fotografía en blanco y negro de un niño que espera erguido el turno para depositar en un horno crematorio el cadáver de su hermano pequeño, víctima de la bomba atómica que impactó en Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.
Aquella explosión, verificada el 9 de agosto de 1945, dejó unos 80 mil muertos. En el reverso de la estampa, el mismo líder católico estampó su firma (“Franciscus”) junto a la frase: “el fruto de la guerra…” (Cfr. Revista Proceso 15/1/18).

¿México socio estratégico de los Estados Unidos?
Y mientras tanto Peña Nieto comprando misiles. El anuncio causó sorpresa: por primera vez México comprará misiles y torpedos a Estados Unidos. El armamento será entregado por el gobierno norteamericano una vez que el Congreso autorice la operación.
Se trata de una compra inédita. Aunque desde hace más de una década las fuerzas armadas mexicanas empezaron a modernizar su armamento, hasta ahora no había habido una adquisición así. ¿Para qué diablos México quiere misiles?
Para el gobierno estadounidense la operación, con valor estimado de casi 100 millones de dólares y anunciada en varios medios mexicanos la semana pasada, es en beneficio propio. ¿Qué significa esto? ¿Qué nos están obligando a comprarlos?
Los argumentos no son convincentes. A  la par de ser un país lleno de “sucios feos y malos” exportadores de “drogas y malvivientes”, también somos un “socio estratégico”.  ¿Eso es lo que están afirmando los especialistas? ¿Qué paradoja!
Por ejemplo, Raúl Benítez del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, considera que “la operación incrementa la confianza militar entre la Marina mexicana y el Pentágono”.
Y Benítez agregó: “es una advertencia: la Marina tiene un equipo de combate cada vez más moderno y eficiente. “Básicamente es con fines disuasivos, pero está la posibilidad de que se pueda usar, sobre todo contra el crimen organizado que es la principal amenaza”.

Profundizar la guerra contra el narco
Y en esta última afirmación de la nota que tomé de animalpolítico.com, está la clave del asunto. No es que nuestro país pretenda convertirse en una potencia bélica mundial, no, y mucho menos me trago que para Trump seamos un aliado estratégico en términos guerreros.
Ya bastante le ayudamos al ejército norteamericano con nuestros compatriotas combatiendo en sus guerras políticas y comerciales, como para que ahora vengan  a armarnos y entrenarnos para que directamente lo hagamos ya como país. No, México no está capacitado para una guerra internacional moderna. Y qué bueno.
Se trata de un problema de necedad. O todavía peor, de la degeneración del instinto que está en el fondo de todas las necedades. A Peña Nieto y sus asesores no les interesa revisar seriamente el fracaso de la absurda guerra que inició Calderón contra los capos de la droga.
Algunos amigos aventuran la hipótesis de que se trata del inicio de lo que sería en el mediano plazo una nueva base militar norteamericana, para proteger sus intereses ahora que el neoliberalismo empezó a favorecerlos abiertamente.
Puede ser. Pero a mí me da la impresión de que sí el PRI o el PAN ganan las elecciones en junio, la estúpida guerra ya perdida contra el narco se profundizará. No les importan los muertos, la inseguridad, la drogadicción, etc. Mientras ellos sigan conservando el poder y sus beneficios, nada importa.

El protagonismo de nuestro alcalde
Y como el tema se presta, aprovecho para comentar un problema casero. Resulta que hace poco más de un año el alcalde de San pedro Cholula anunció con bombo y platillo un convenio con el Ejército Mexicano.
Creo que fue un poco antes de que se cambiara de partido y se pasara de Movimiento Ciudadano a Morena. Bueno, eso no importa mucho, el hecho es que el convenio significaba la aceptación tácita de que la policía municipal era insuficiente para el combate a la violencia y la inseguridad que iban en aumento.
Los feminicidios y el “huachicol” eran temas nuevos en la región del valle de Cholula. Algo había que hacer. Yo estoy convencido de que el Ejército nada tiene que hacer en las calles cumpliendo con tareas para las que no ha sido entrenado.
Pero como medida transitoria, “mientras capacitaban a nuestros policías la medida era aceptable” dijimos muchos. Sin embargo, al calor de la contienda electoral, el alcalde regresó al protagonismo y se le ocurrió interponer ante la Suprema Corte de Justicia una controversia constitucional contra la Ley de Seguridad Interior. Pero se le olvidó explicarle a los jefes militares lo que iba hacer y porqué.
El resultado fue que de inmediato el Ejército se retiró de Cholula y al parecer están tan enojados que  ni siquiera quisieron entregar la cartilla liberada a los prestadores del servicio militar. Otra vez: nuestro alcalde metido en conflictos innecesarios.

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