jueves, 15 de marzo de 2018

¿Carro completo para el alcalde de Cholula?

Alejandro Mario Fonseca

Llevo ya varias semanas, o mejor dicho meses, en los que veo a mis amigos del partido MORENA enojados. Hablo no sólo de militantes, sino también de simpatizantes cómo yo, pero también y creo que son mayoría, de la gente “buena” y “mala” que viene de otros partidos, principalmente del PRI.
Me refiero a buenos amigos como Alejando Oaxaca, y muchos otros que no menciono porque son demasiados. Es probable que se molesten porque diga que los veo enojados y en la incertidumbre, pero es la verdad.
Mi amistad con Alex Oaxaca, mi tocayo es vieja. Lo conocí en un Seminario de Filosofía Política en el que coincidíamos por allá a fines de los años 80. Él era un jovencito sencillo y humilde, que cursaba sus últimas materias en la Facultad de Leyes de la BUAP. Era muy serio, pero también sabía sonreír.
Fue un Seminario maravilloso coordinado por el Doctor Luis Cervantes Jáuregui, de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma BUAP. Y digo que fue maravilloso porque fueron cuatro años en los que leímos a los clásicos de la política, desde los griegos hasta los actuales.
Aristóteles, Tito Livio, Maquiavelo, Hobbes, Locke, Rousseau, Montesquieu, Pareto, Mosca, Max Weber, Lasalle, Bobbio, Bovero, Sartori y muchos otros; leímos sus principales obras y lo más importante, las discutimos, las analizamos.
Desde entonces he sido un fanático de la filosofía política, de la sociología, la economía y en general de las ciencias sociales. También he seguido estudiando y escribiendo sobre el acontecer político de mí localidad, de México y del mundo.

Ricardo Monreal Avila 

La política y la academia se complementan
Y algunos años después (casi 15) me rencontré con Alex Oaxaca aquí en Cholula, él era el candidato del PRI para la alcaldía, y yo el del Verde para una diputación. Desde luego que él ganó y yo perdí, eran los últimos años dorados del PRI.
Cuándo me lo encontraba en campaña, bromeábamos. Yo le decía que el merecía estar en un partido más decente; y él contestaba sonriendo: "en el PRI hay de todo, hasta gente decente”.
Como los del Verde ganamos una regiduría y yo quedé de diputado suplente, nos seguimos viendo y nuestra amistad se profundizó. Sé, porque me consta, que Alex era una persona honrada y que el poder no lo mareó: siguió siendo sencillo y humilde.
Oaxaca continuó en la política y yo en la academia. Él fue también diputado tanto estatal como federal y ocupó algunos cargos en el poder judicial. Yo me jubilé de la BUAP  y ahora eventualmente doy cursos y asesorías; mi principal ocupación es el Yoga. Ah, y también escribo, para El Quetzal y para algunos medios electrónicos.
Alejandro Oaxaca y yo hemos seguido siendo buenos amigos, regularmente nos tomamos un buen cafecito y conversamos sobre el acontecer político y sobre nuestras viejas y nuevas lecturas. Cada quien en lo suyo pero nos entendemos bien: la buena política y la academia se complementan.
Y sucede que ahora me encuentro con un Alejandro Oaxaca ya maduro (¿tendrá 50 años?) que dejó al PRI y que quiere ser alcalde nuevamente de Cholula, pero ahora por el partido de López Obrador: MORENA.

¿Carro completo para el alcalde de Cholula?
Me consta, porque como ya dije lo conocí desde jovencito, que Oaxaca no es ningún oportunista. Siempre ha sido crítico de los abusos y de la corrupción de la clase política priista, ahora ampliada con el PAN y el PRD. Él lo vivió en carne propia.
Tampoco es ningún chapulín que ante la popularidad de AMLO quiera llevar agua a su molino como el actual alcalde J. J. Espinosa y sus familiares y allegados. No, porque Oaxaca sí se ha ido abriendo paso en la política por su propio esfuerzo. Picando piedra, desde su origen humilde, desde abajo, esforzándose y estudiando.
Y regreso al tema con el que empecé este escrito: veo a mis amigos del partido MORENA sufriendo. ¿Por qué? Porque ya llevan meses esperando que el “Peje dedo” apunte hacia Alejandro Oaxaca.
Cosa que no sucede. Y es que el alcalde Espinosa, no sé si por sus cuantiosos recursos, por sus padrinos, o por algún extraño conjuro, parece tener “agarrado al toro por los cuernos”.
Ya colocó a su esposa priista como candidata a senadora, a pesar del repudio popular en las asambleas; ya el mismo es virtual candidato a diputado, a pesar de los abucheos y de su conflictiva administración; y además presume que el candidato a la alcaldía de Cholula será su más cercano colaborador, el Dr. Arriaga.

El “Peje dedo” es una metáfora
Desde luego que lo del “Peje dedo” es una metáfora. Lo que AMLO quiere es votos, ahora sí está decidido a ganar. Y los famosos sondeos o encuestas son su mejor coartada.
De lo que se trata es de elegir candidatos que cuenten con suficientes recursos económicos para que hagan una buena campaña y le den muchos votos.
O también puede suceder que, como dicen las malas lenguas, que el senador Barbosa, el operador de AMLO en Puebla, esté haciendo negocio con las candidaturas de MORENA. No lo creo.
Por lo que sé, y porque conozco a AMLO, debe estar al tanto de lo que sucede en Cholula y el resultado final será la conciliación: sumando, no restando. Espero no equivocarme.
 Y ya para finalizar quisiera hacer un breve comentario sobre los famosos sondeos de opinión. Cuando Ricardo Monreal, el padrino más evidente de J. J. Espinosa, quiso ser el candidato de MORENA para gobernador de la Ciudad de México, perdió porque “en los sondeos le ganó” Claudia Sheinbaum.
Monreal hizo su berrinche y estuvo a punto de abandonar al Peje. Al final pactó y ahora es uno de sus principales operadores. Nunca se aclaró cómo estuvo lo de los sondeos.

Los sondeos son una tomada de pelo
Y claro que no se aclaró, porque como decía el maestro Giovanni Sartori, los sondeos de opinión son una falsedad que nos hace caer en una trampa y nos engaña al mismo tiempo.
Los sondeos no son un instrumento de democracia –un instrumento que revela la vox populi- sino sobre todo un instrumento que revela el poder de los medios de comunicación sobre el pueblo.
Así que la influencia de los sondeos bloquea frecuentemente decisiones útiles y necesarias, o bien lleva a tomar decisiones equivocadas, sostenidas por simples rumores, por opiniones débiles, deformadas, manipuladas, e incluso desinformadas. En definitiva por opiniones ciegas.
 Entonces lo que puede estar pasando es que el pacto entre Monreal y el Peje incluyó que este último respetara las candidaturas en aquellos lugares como Cholula, donde Monreal cuenta con incondicionales.
Así, lo peor que le puede pasar a Cholula es que no sea el “Peje dedo”, ni los sondeos de opinión los que están decidiendo las candidaturas de MORENA, sino Ricardo Monreal. ¿Por qué? Porque dividirían al partido.

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