lunes, 1 de abril de 2019

AMLO y la demagogia de los ángeles

Alejandro Mario Fonseca
La mayoría de los mexicanos que nos tocó vivir la 4 T de AMLO, fuimos educados de acuerdo con los lineamientos de la Constitución de 1917. La historia que casi todos aprendimos en los libros de texto gratuitos es la “historia oficial”.

De acuerdo con el artículo 3ro constitucional y a pesar de las reformas de que ha sido objeto, siempre se ha mantenido la garantía del derecho de los mexicanos a recibir educación, la cual tiene que ser laica, gratuita, democrática, nacional y de calidad.

También obliga a la Federación, a los Estados, y a los Municipios, a impartir la educación primaria, secundaria, y media superior; y lo más importante, los obliga a fomentar el amor a la patria.

Así, cuando yo era niño, me enseñaron que nuestra patria siempre ha estado acosada por los malos, primero por los españoles que llegaron hace 500 años Y después por los conservadores y los positivistas del siglo XIX.

Entonces los villanos, los más malos son Hernán Cortes, Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Ana Y Porfirio Díaz. El día de hoy habría que agregar a los villanos recientes: los neoliberales, encabezados por Carlos Salinas de Gortari.

Monumento a Hernán Cortés

México a través de los siglos
Y ¿cuál es esa historia oficial a la que me refiero? Pues la que heredamos de los caudillos triunfantes de la Revolución, que a su vez se basó en la de los liberales triunfantes de la Guerra de Reforma.

Su principal fuente es la obra México a través de los siglos, que es el título de una enciclopedia sobre la historia de México que fue publicada en 1884 por las casas editoriales de Espasa y Compañía (España) y J. Ballescá y Compañía (México).

Según la publicidad de la época, se trataba de "Historia general y completa del desenvolvimiento social, político, religioso, militar, artístico, científico y literario de México, desde la antigüedad más remota hasta la época actual", finalmente declarándose como "Obra única en su género".

Este proyecto literario fue ideado en 1882 por los editores José Ballescá Casals y Santiago Ballescá Farró,​ quienes confiaron su dirección editorial al general Vicente Riva Palacio, un hombre de letras, liberal y muy destacado colaborador de los liberales juaristas.

Se trata de una obra monumental, en la que el hilo conductor de la narrativa histórica es el amor a la patria, y por ello está llena de mitos que respaldan ese interés. Los héroes son los jefes indígenas, los independentistas y los liberales.

Y algunos de los mitos que fomentan esta visión de nuestra historia están basados en la “bondad natural indígena”; bondad que después heredarían los jefes independentistas y los liberales.


Historia de Méjico
Como alternativa a la historia oficial, la de los liberales, está la de los conservadores, encabezada por el empresario, político e historiador Don Lucas Alamán.

Yo no tuve la suerte de leer sus obras sino hasta que estudié la maestría en historia, por allá a fines de los años 80. Lo más destacado son sus 5 tomos de Historia de Méjico (así, con J, como debe escribirse en buen español) y los dos tomos de Hernán Cortes y la Conquista de México.

Se trata de la otra historia, la de los conservadores, que ha sido oficialmente negada al pueblo de México. Y es que Lucas Alamán da al traste con muchos de los mitos históricos que ensalzan la visión liberal.

Yo no soy partidario de ninguna de las dos versiones, pero lo que sí recomiendo es que hay que conocerlas a fondo y desarrollar un criterio propio, intentando ser lo más objetivo posible.

Ahora que AMLO está desafiando al Rey de España y al mismísimo Papa Francisco, conviene hacerle ver que los que conciben al diablo como partidario del mal y al ángel como combatiente del bien, aceptan la demagogia de los ángeles.

 Y que la cuestión es evidentemente más compleja. Los ángeles no son partidarios del bien, sino de la creación divina. El diablo es, por el contrario, aquel que le niega al mundo toda significación racional.

La dominación del mundo, como se sabe, es compartida por ángeles y diablos. Sin embargo, el bien del mundo no requiere que los ángeles lleven ventaja sobre los diablos (como creía yo de niño), sino que los poderes de ambos estén más o menos equilibrados.

Si hay en el mundo demasiado sentido indiscutible (el gobierno de los ángeles), el hombre sucumbe bajo su peso. Si el mundo pierde completamente su sentido (el gobierno de los diablos), tampoco se puede vivir en él. (Cfr. El libro de la risa y del olvido de Milan Kundera).

¿Qué pretende AMLO con su desplante?
Y sí, AMLO resulta demagogo con su desplante. Le envió una carta al Rey de España, en la que le solicita hacer un relato de agravios y que pida perdón por las violaciones a los derechos humanos de los pueblos originarios durante la Conquista.

“Hubieron matanzas, imposiciones, la llamada Conquista, se hizo con la espada y con la cruz. Se edificaron las iglesias arriba de los templos, se excomulgó a nuestros héroes patrios, a los padres de nuestra patria a Hidalgo y a Morelos”, dijo el mandatario en un video, desde la zona arqueológica de Comalcalco, Tabasco. (Cfr. Animal político).

Inmediatamente el Gobierno español respondió que “rechaza con toda firmeza” el pedido de disculpas de México por los “agravios” en la Conquista. Y agregó  en un comunicado que “la llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”.

Este desplante de nuestro presidente me parece simplista, demagogo e infantil. Para empezar, ni siquiera debió dirigirse al Rey, que no es más que una figura de unidad española, no gobierna, es en todo caso un símbolo nacional.

En segundo lugar, ¿que acaso AMLO no se ha dado cuenta de que una de las principales misiónes del Papa Francisco ha sido la de ir por el mundo pidiendo perdón por los abusos y excesos de la Iglesia Católica a lo largo de la historia?

Y tercero ¿qué acaso AMLO no conoce España? Debería darse una vuelta por Madrid, Barcelona, o por Sevilla… Si a alguien quieren y respetan los españoles de hoy es a nosotros, los mexicanos. Y de aquí para allá es lo mismo.

Cuánta razón tenía Octavio Paz cuando decía que “apenas Cortés deje de ser un mito ahistórico y se convierta en lo que es realmente –un personaje histórico–, los mexicanos podrán verse a sí mismos con una mirada más clara, generosa y serena”.

Y ya para rematar, ¿qué busca AMLO? ¿En un exceso de demagogia y egocentrismo globalizar los reflectores de sus conferencias mañaneras? Espero equivocarme y que se trate simplemente de una mala asesoría.

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