viernes, 30 de agosto de 2019

¿AMLO ecologista?

Alejandro Mario Fonseca
A mí me gusta comer bien. Y cuando digo comer bien, me refiero a la comida mexicana, una sopa y un buen guisado, acompañado de frijolitos y de tortillas hechas a mano. Y es que nuestra comida es deliciosa, es de las mejores del mundo. Quien haya visitado los Estados Unidos o Europa no me dejará mentir.

La clave de nuestra comida está en sus ingredientes prehispánicos: la tortilla de nixtamal, los diversos chiles, el jitomate y una gran variedad de verduras. Si a esta base culinaria se le agrega la carne de guajolote, cerdo o gallina, se obtiene un delicioso y nutritivo molito.

Y si, la gastronomía mexicana incluso fue reconocida el 16 de noviembre de 2010, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Y hoy en día es y seguirá siendo uno de los principales atractivos turísticos de nuestro país. Pero ¿hasta cuándo?

La nixtamalización

jueves, 29 de agosto de 2019

La inminente decepción

Alejandro Mario Fonseca
En verdad, no quisiera tener que escribir esto, pero el Presidente López Obrador está desatado. Es politólogo de profesión, sin embargo pareciera que lo que estudió ya se le está olvidando. O quizás le gane el resentimiento y es víctima de sus demonios infantiles. O las dos cosas.

También puede ser que simplemente se está divirtiendo y que le gusta distraernos a nosotros su “pueblo sabio” con chascarrillos para amenizar el rato y no cansarnos con tantas noticias desagradables.


No lo sé,  también puede que se trate de un síndrome que se ha agudizado con el ejercicio de un inmenso poder, siempre buscado, pero que al fin alcanzado le resulta incómodo, demasiado grande.

Sí, un síndrome, un conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad: tal es el caso del síndrome de hubris.

Felipe Calderon

martes, 27 de agosto de 2019

¿Tren Maya Ecológico?

Alejandro Mario Fonseca
Hace más o menos 20 años que los poblanos estrenamos el Periférico. Fue una obra magna que simbolizó la entrada de nuestra ciudad en la modernidad. Muy pronto su artífice, el controvertido gobernador Bartlett lo bautizó como “periférico ecológico”.

Me acuerdo muy bien que la entonces presidenta y diputada del Partido Verde, de apellido Cacho, denunció en el Congreso estatal que la obra estaba muy mal hecha y que significaba un alto riesgo para los poblanos: le llamó el “periférico de la muerte”.

Y si, la Cacho tenía razón, a pesar de haber llegado sin ningún mérito a los cargos que ostentaba, gracias a que no era más que un simple pelele del “niño verde”, tenía razón. El periférico era muy peligroso, estaba hecho al aventón, además no tenía nada de ecológico.

Proyecto del Tren Maya
El tabasqueño Bartlett había llegado como gobernador impuesto por el PRI, ya había sido secretario de Educación durante el salinato y Zedillo lo hizo gobernador de Puebla para quitárselo de encima. Los políticos conservadores poblanos al principio no lo aceptaron.

En ese tiempo, el alcalde de Puebla capital fue un panista, Gabriel Hinojosa, e igual que el gobernador Bartlett, fue un alcalde muy controvertido, siempre estuvo en el ojo del huracán. Otro alcalde  panista, Luis Paredes jocosamente bautizó el periférico como “Agustín de Iturbide”. Más surrealista imposible.

Sí, todo esto suena a cuento guajiro, pero hasta donde me acuerdo, así sucedió. Tiempo después Paredes se retiró de la política y la fantasía popular creó el entuerto de que se había ido a apoyar al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, allá en Chiapas.


Una modernidad depredadora
Hoy en día el periférico poblano está casi terminado. Todos los gobernadores le han invertido y poco a poco se fue convirtiendo en una importante vialidad para la ciudad de Puebla. Sin embargo, sigue sin tener nada de ecológico.

Es más, fue una obra contra ecológica que le permitió a la ciudad de Puebla seguir creciendo sin ton ni son, ya que poco a poco se fue tragando a todos los pueblos de la periferia, que han ido perdiendo su identidad y su vocación agrícola originaria.

Al principio estaban reticentes, pero muy pronto los empresarios poblanos se dieron cuenta de que se les presentaba una oportunidad para hacer grandes negocios.

Los ganones en este gran proyecto de “modernización” de Puebla capital fueron los bancos, las empresas financieras ligadas al desarrollo inmobiliario y comercial; también los políticos que contando con información privilegiada supieron hacer negocios.

Después vendría el morenovallismo, que no sería otra cosa más que la profundización de la debacle de la ciudad. Continuaron las obras faraónicas para los ricos, concreto hidráulico, museos, hoteles de lujo, colonias de lujo, promoción turística, etcétera.

Hasta incluyó un inservible y carísimo tren interurbano Puebla-Cholula y una rueda de la fortuna muy desafortunada. Mientras que en la periferia de la ciudad crecería la pauperización, la violencia y la inseguridad. En suma, abuso, endeudamiento y corrupción.

Y ahí estamos lo poblanos, esperando a ver que milagros hacen los de Morena para deshacer el entuerto. Pero más vale que no nos hagamos ilusiones y que tomemos cartas en el asunto, y por lo menos desde lo local, desde los municipios logremos atemperar el desastre. También está difícil, pero hay que intentarlo.


El proyecto del Tren Maya
Quise iniciar esta colaboración con el ejemplo del “periférico ecológico”, a todas luces un galimatías digno del maquiavelismo de Bartlett, para introducir la crítica del proyecto del Tren Maya del presidente López Obrador.

Existe una gran polémica en pro y en contra del proyecto, por ejemplo en el sitio de Internet Salva la Selva se puede leer:

La idea del presidente mexicano López Obrador es construir un Tren Maya que lleve masas de turistas de sol y playa desde Cancún y la Riviera Maya hasta las ruinas de Palenque y otros centros arqueológicos.

El tren recorrería 1.500 km por cinco estados de México y atravesaría parajes mexicanos de la Selva Maya, parte del mayor continuo de bosque tropical húmedo de Mesoamérica cuya contribución a la estabilidad del clima es fundamental.

Cualquier obra de infraestructura tiene un alto impacto ambiental. El tren amenaza ecosistemas que garantizan refugio a jaguares, ocelotes, tapires, monos aulladores, monos arañas, cocodrilos, manatíes, loros y guacamayos. Estas especies necesitan de grandes territorios para desplazarse, alimentarse y reproducirse lo que se dificultará al dividir su hábitat en dos partes. No basta construir túneles o puentes para el paso de las especies animales o decir que se utilizarán los derechos de vía ya existentes para preservar la selva.

La construcción del tren generará inevitablemente ruido, contaminación, extracción de recursos pétreos, obras de cimentación y nuevos centros de población para la obra y posteriores actividades turísticas. Con graves repercusiones negativas.

Las comunidades rechazan cualquier cambio de uso del suelo o licencia para el proyecto sin el consentimiento de los pueblos indígenas afectados por el tren. El Tren Maya “no tiene nada de Maya, ni beneficia a la población maya. No queremos ser un Cancún o Riviera Maya, donde las cadenas hoteleras, de transporte, de restaurantes son los únicos beneficiarios.


Un Tren Maya Ecológico
Sin embargo, entrando a la página del gobierno federal, lo primero que se nos dice es que además de ser el principal proyecto de infraestructura del gobierno de AMLO, se basa en un modelo de desarrollo sostenible que impulsa el crecimiento económico sin depredar el ambiente.

 Al contrario, procura medidas de mitigación, compensación y protección del entorno como la creación de corredores ecológicos en el margen de la Reserva de la Biósfera de Kalakmul para contener la presión del crecimiento poblacional y la actividad humana.

Así, la importancia del proyecto es doble porque plantea: 1. Detonar la economía y mejorar la calidad de vida de los habitantes; y 2. Proteger el medio ambiente de los estragos que produce la invasión humana y las actividades derivadas de la precariedad económica como la tala ilegal y el tráfico de especies.

¿Se trata de otro galimatías, parecido al “periférico ecológico” del paisano poblano de AMLO? De entrada quiero creerle a éste último, pero el tema es complicado y hay que profundizar en los argumentos, hay que debatir con seriedad. En el fondo lo que sucede es que hemos perdido la confianza en nuestros gobiernos.

lunes, 26 de agosto de 2019

Del maoísmo fi fi a un AMLO maoísta

Alejandro Mario Fonseca
En los años 70 cuando la juventud universitaria mexicana se interesó por el pensamiento marxista, la participación en las organizaciones partidistas, sindicales y campesinas, fue muy limitada.

La mayoría fuimos simpatizantes y lectores eventuales de los textos de Marx, Engels, Lenin, Trotsky y también de Mao Zedongong (antes se decía Tze Tung). Muy pocos llegaron a militar  realmente y con plena conciencia de lo que hacían. Fuimos teóricos, no prácticos.

En la UNAM, el IPN y en algunas universidades de provincia, como la de Puebla, Guerrero y Sinaloa, se dio el fenómeno de la “militancia intelectual”, representada principalmente por el Partido Comunista (PC), con presencia en los sindicatos universitarios y en algunos grupos estudiantiles.

 Y  también se dio cierta presencia en algunas organizaciones obreras y campesinas, pero fue mucho más limitada. Y aunque todavía más pocos, destacaron los trotskistas y los maoístas: eran dignos de admiración por su radicalidad y su entrega desinteresada.

miércoles, 7 de agosto de 2019

El Plan Petrolero de AMLO (3)

Alejandro Mario Fonseca
Ya en el desenlace, en el séptimo tomo, Harry Potter y las reliquias de la muerte, el sabio director de Hogwarts (la Universidad de la Magia) platica con el pequeño mago sobre el poder; Potter le hace ver que él hubiera sido el mejor para el cargo de Ministro de Magia. Dumbledor le responde:

¿Tú crees? No estoy tan seguro. Ya de muy joven había demostrado que el poder era mi debilidad y mi tentación. Es curioso, Harry, pero quizá los más capacitados para ejercer el poder son los que nunca han aspirado a él; los que como tú, se ven obligados a ostentar un liderazgo y asumen esa responsabilidad, y comprueban, con sorpresa, que saben hacerlo.

Ya había yo visto, con mi hija Isabel, las películas de Harry Potter, pero ahora que leí los libros de la saga, esa hermosa narración parecida a una epopeya familiar que va de los 10 a los 17 años de la vida del pequeño mago, entendí su trasfondo filosófico.
 
AMLO 4t

lunes, 5 de agosto de 2019

El Plan Petrolero de AMLO (2)

Alejandro Mario Fonseca
Petróleos Mexicanos (PEMEX) es una empresa estatal productora, transportista, refinadora y comercializadora de petróleo y gas natural de México. Fue creada por el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río el 7 de junio de 1938.

Cuenta con un régimen individual constitucional denominado Empresa Productiva del Estado para la explotación de los recursos energéticos en territorio mexicano, aunque también cuenta con diversas operaciones en el extranjero, principalmente de comercialización, operaciones financieras y servicios petroleros periféricos.

Esta empresa actúa bajo la dirección de un consejo de administración, cuyo presidente es el secretario de Energía, actualmente Rocío Nahle García. El director general de Pemex es Octavio Romero Oropeza desde el 1 de diciembre de 2018, designado por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

En 2016, como parte del Caso Odebrecht, fue hecha pública una investigación por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos que presuntamente involucraría el otorgamiento de sobornos de la empresa brasileña Odebrecht hacia funcionarios de esta paraestatal entre 2010 y 2014.

Como ha ocurrido en otros países de América Latina, directivos de Odebrecht declararon que presuntamente dieron 10,5 millones de dólares a altos funcionarios de Pemex​ para obtener licitaciones de obras como ductos y refinerías. Por esa razón, desde 2017, una investigación de la Procuraduría General de la República se encuentra en curso. (Cfr. Wikipedia).
Odebrecht Mexico

jueves, 1 de agosto de 2019

El Plan Petrolero de AMLO

Alejandro Mario Fonseca
Fue a principios de los años 70 cuando ya estaba yo terminando mi carrera de Ingeniería Química en la UNAM. Mis padres viajaron a los Estados Unidos para visitar a la otra mitad de mi familia que vive en Houston, en el Estado de Texas.

Mi padre había trabajado casi toda su vida en la paraestatal PEMEX,  ya jubilado se dispuso a realizar una vieja promesa que le había hecho a mi madre: llevarla con su familia al “otro lado.

Doña María de la Luz Martínez de Fonseca era regiomontana, de Marín, un pueblo de braceros que estaba cerca Monterrey. ”. Ella ya era víctima del cáncer y había sufrido una primera operación en la que le extirparon un tumor en el pulmón.

Desde pequeña era adicta al tabaco, y se justificaba contándonos que era su único vicio y que lo había contraído  porque su papá mí abuelo materno, Don José María Martínez, era paralítico y le pedía que le encendiera sus cigarrillos en un fogón que estaba atrás de la casa del rancho donde vivían.

Yo conocí aquella casa y el rancho, porque de pequeños mis hermanos y yo pasábamos algunas vacaciones de fin de año, que entonces duraban dos meses, en Monterrey y eventualmente visitábamos Marín. Era un pueblo de mujeres, porque casi todos los hombres habían emigrado al “otro lado” en busca del sueño americano.

Así que ya jubilado mi padre dispuso todo para viajar a Houston con mi mamá. Ella ya estaba muy recuperada de su primera cirugía de pulmón y disfrutó mucho de aquella promesa que le cumplió mi papá.
Refineria en Houston Texas.