jueves, 26 de septiembre de 2019

Recuperar la fe en el progreso

Alejandro Mario Fonseca
                                                                         
Hoy es domingo 22 de septiembre, el último día de este verano del 2019, que resultó muy conflictivo para el flamante gobierno de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador.

Sí, muy conflictivo porque sus políticas tienen la virtud central, básica, de la austeridad. Y para nuestra clase política, toda, insisto, tóda (incluidos muchos priistas que ahora son de Morena) acostumbrada a vivir en la abundancia y la ligereza; la austeridad se está traduciendo en mortificación, penitencia y humillación.

Pero no nos pongamos tristes, que se pongan tristes ellos, los afectados. También hay buenas noticias, por ejemplo la de la nueva juventud mundial ecologista que poco a poco se está imponiendo en los principales foros de opinión pública.

Convocados por la activista sueca Greta Thunberg, quien desde hace más de un año promueve la causa ambientalista bajo el lema Fridays for Future (Viernes para el Futuro). En la Ciudad de México (19/09/19) más de 40 colectivos se congregaron en el Ángel de la Independencia.
Jovenes ecologistas 

De allí caminaron hasta el Zócalo para pedir al gobierno encabezado por AMLO, quien se encontraba de gira por Yucatán, que apoyara el movimiento global.

Cerca de 300, en su mayoría jóvenes, exigieron la cancelación de los emblemáticos planes del gobierno como la refinería de Dos Bocas, Tabasco y el Tren Maya que consideran un ecocidio que “está acabando con los recursos naturales de México”.



A manera de homenaje a la nueva juventud ecologista

Y como hoy amanecí contento, con ganas de  poesía, no quiero amargarme la mañana comentando sobre política, corrupción, violencia, etcétera. Así que me acordé de una letanía, un rezo, una poesía, original de las tribus Chinook, que habitaron libremente (hoy debe haber allí algunas reservaciones)  la región de la costa del pacífico noroeste estadounidense.

Los Chinook eran pescadores expertos de salmones, anguilas y esturiones; capturaban ballenas; cazaban ciervos, venados, alces y aves. Estos hombres,  estaban plenamente integrados a la naturaleza, vivían en plenitud, hasta que llegaron los ingleses y demás hombres de “bien” y “progreso” y se terminó el paraíso.

La letanía que viene a continuación me resulta muy reconfortante, juzgue usted amable lector:



Letanía de la Bendición Chinook

Invocamos a la Tierra, nuestro planeta hogar, con sus hermosas profundidades y vertiginosas alturas, su vitalidad y abundancia de vida, y juntos le pedimos
Enséñanos,  muéstranos el camino

Invocamos a las montañas, las cascadas y las olimpias, los altos valles verdes y los prados cubiertos de flores silvestres, las nieves eternas, las cumbres de intenso silencio, y les pedimos
Enseñadnos, mostradnos el camino

Invocamos a las aguas que bordean la tierra de horizonte a horizonte, que fluyen en nuestros ríos y arroyos, que se derraman sobre nuestras huertas y campos, y les pedimos
Enseñadnos, mostradnos el camino

Invocamos a la tierra que cría nuestro alimento, el suelo nutricio, los campos fértiles, los abundantes huertos y sembradíos, y les pedimos
Enseñadnos, mostradnos el camino

Invocamos a los bosques, a los grandes árboles que se elevan enhiestos al cielo, con la tierra en sus raíces y los cielos en sus ramas, el abeto, el pino y el cedro, y les pedimos
Enseñadnos, mostradnos el camino

Invocamos a las criaturas de los llanos, los bosques y los mares, nuestros hermanos y hermanas, lobos y ciervos, águila y paloma, ballena y delfín, la hermosa horca y el salmón, que comparten nuestro hogar del noroeste, y les pedimos

Enseñadnos, mostradnos el camino

Invocamos a todos aquellos que han vivido en esta Tierra, nuestros ancestros y amigos, quienes soñaron lo mejor para las generaciones futuras y sobre cuyas vidas se construyen las nuestras; con gratitud les pedimos
Enseñadnos, mostradnos el camino

Por último, invocamos a lo que estimamos más sagrado, la presencia y poder del Gran Espíritu de amor y verdad que fluye por todo el Universo... Para que permanezca con nosotros, para
Enséñanos, muéstranos el camino

AMLO todavía puede dar la sorpresa
Regresando a la actualidad mexicana, para mí fue una agradable sorpresa descubrir que AMLO decía ser un ecologista consumado. Para él su proyecto no era viable sin rescatar el campo y sus pobladores. Casi seis millones de hogares rurales viven todavía del campo. En la página 118 de su libro 2018 La Salida dice:
Promover el desarrollo rural implica mejorar las condiciones de vida de los campesinos y fortalecer las actividades productivas, como parte de la solución de los grandes problemas nacionales.
Noventa por ciento del territorio nacional es rural: tierras, aguas, costas, biodiversidad, recursos genéticos, minerales, bellezas naturales, activos históricos y culturales.
Son recursos en extremo valiosos si pensamos no sólo en lo material. En el campo existe una forma de vida sana, llena de valores morales y espirituales. Regresar al campo significa fortalecer una identidad cultural de la más alta calidad humana.
AMLO remata: El campo genera además, grandes beneficios ambientales para la población y la economía: disponibilidad de agua, aire limpio, captación de CO2 para reducir la concentración de gases de efecto invernadero, regulación climática, preservación de la diversidad biológica, conservación y regeneración de suelos y bosques, entre otros.
Es nuestro deber recordarle a AMLO todo esto para que por lo menos corrija su Plan Petrolero y el proyecto del Tren Maya. ¡En hora buena por la nueva juventud ecologista! ¿Usted qué opina?

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