jueves, 18 de junio de 2020

El hombre moderno es él mismo su propio explotador

Alejandro Mario Fonseca
Me da mucha envidia de la buena el debate sobre La agonía del eros, el texto de Byung-Chul Han que ya empecé a comentar aquí y que no he podido conseguir (hasta eso nos está quitando el cocona virus, los libros).

Y es que nada menos que Alejandro Jodorowsky también entró en escena con su punto de vista sobre lo que dice Han, ese filósofo coreano alemanizado que está sacudiendo al mundo con su crítica mordaz al capitalismo salvaje y sus terribles secuelas.

No es un libro nuevo, Han lo publicó en el 2012 y el comentario de  Jodorowsky apareció en pijamasurf en 2016. Sin embargo, debido a la pandemia del covid-19 y a su incierto desenlace, la polémica cobra una enorme actualidad.
La agonía del eros, el texto de Byung-Chul Han 

De lo que se trata es de imaginar escenarios de nuestro futuro inmediato, de lo que nos espera después de este confinamiento, de este arraigo domiciliario al que nos condenó el monstruo viral.

Pero no hay que deprimirnos, o angustiarnos como dice nuestro líder el Presidente Andrés Manuel López Obrador. No, por el contrario, hay que ser optimistas, desde este castigo divino se nos presenta la enorme oportunidad de reflexionar, de meditar sobre la supuesta normalidad a la que ansiamos regresar.

¿Realmente queremos regresar a la vida que teníamos antes de la pandemia? ¿Éramos felices? ¿Vivíamos plenamente? Yo creo que no. La crisis sanitaria y el encierro concomitante nos están regalando un maravilloso momento (ya muy largo) de reflexión.


Relaciones problemáticas
Y qué mejor reflexión que polemizar con el filósofo Han, con el artista Jodorowsky y con el psicoanalista Jung.

Conocí al chileno Jodorowsky en 1968, cuando estaba estudiando mi tercer año de preparatoria. Fue en pleno movimiento estudiantil, cuando el Dr. Hugo Fernández de Castro, mi maestro de anatomía organizó un ciclo de conferencias disruptivas sobre la normalidad de aquél entonces.

En aquella época el joven Jodorowsky vivía en México y se dedicaba al teatro, era escenógrafo, después fue cineasta y muchas otras cosas más. Su plática en la prepa fue toda una invitación a la rebeldía estudiantil, al rompimiento de valores tradicionales. Me acuerdo que finalizó con los acordes de un grupo de jazz experimental y que todos los presentes acabamos bailando.

En el ciclo de conferencias también hubo un debate sobre el movimiento estudiantil, en el que participó mi maestro de lógica, Gregorio Luna, un materialista agnóstico igual que Jodorowsky, que le sacaba urticaria a lo más granado de la derecha de aquél entonces.

Aquella mesa redonda acabó violentamente porque los estudiantes afiliados al MURO (una organización juvenil cristiana de derecha) reventaron el evento abucheando a los ponentes y aventándoles jitomates: se anunciaba el 68 como un año sumamente problemático.

Y ese es precisamente el tema, las relaciones problemáticas, que hoy nos ofrece pijamasurf, para el que Alejandro Jodorowsky tiene una conmovedora respuesta. El pretexto son las provocadoras propuestas del libro La agonía del Eros de Byung-Chul Han que señala la negatividad propia del amor y sus derivaciones.


¿Por qué nos atraen las personas problemáticas?
Podría decirse, con cierta malicia, que no hay amor sin negatividad, pues en el amor también hay arrebatos, celos, temores, incluso cierto grado de violencia; todo ello porque en el corazón del amor reside su cualidad esencial: se trata de un (des)encuentro con el otro, con quien siempre estamos en tensión porque es alguien distinto a nosotros.

Han, nos dice que no recibimos de buen grado la diferencia y, más bien, queremos vivir en un perpetuo infierno de lo igual. Al amor se le desarma, se le liman las uñas y los dientes para dejarlo en la indefensión de la positividad, como si siempre todas las relaciones amorosas tuvieran que ajustarse a una “fórmula de disfrute”.

“De ahí que deba engendrar ante todo sentimientos agradables. No es una acción, ni una narración, ni ningún drama, sino una emoción y una excitación sin consecuencias”.

Y sobre esta dicotomía, pijamasurf recupera una reflexión de Jodorowsky a propósito de algo que podríamos llamar “relaciones problemáticas”: todos los vínculos amorosos tienen su negatividad, sus problemas, pero no menos cierto es que ciertos vínculos son más problemáticos que otros. “El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman”, dijo alguna vez el psicólogo austriaco Carl Gustav Jung.

Y lo cierto es que algunas de esas reacciones son explosivas, fulminantes, perturbadoras. ¿Por qué? Jodorowsky nos da la respuesta. Contrario a lo que podría esperarse (un consejo complaciente o una recomendación moralizante), va mucho más allá.


Comprender a Byung-Chul Han
Nos hace ver cómo esos problemas vinculados con una relación en especial son el trampolín que nos lanzará a otro punto de nuestro propio desarrollo, idealmente uno que signifique un progreso para nosotros, un avance en nuestra propia evolución.

En otro sentido, nos dice pijamasurf, quizá se alcanza el punto en el que por fin podemos comprender lo que nos advierte Byung-Chul Han: “La fuerza de la negatividad consiste en que las cosas sean vivificadas justamente por su contrario”.

Han resulta hegeliano, la dialéctica de Hegel es una teoría de los contrapuestos que hacen avanzar la historia: cada cosa (o “tesis”) choca contra su opuesto (la “antítesis”) y de ese choque nacerá la síntesis, la evolución.

En última instancia se trata del estado de malestar permanente del hombre moderno. La forma de curar esa “depresión” es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia".

Como dice Arroyo, Francesc  (Aviso de derrumbe; El País; 22/3/2014), Han se apoya en Jean Baudrillard: el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, «la violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo.
Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer. La interiorización del mal es consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque ésta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito.   

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