Alejandro Mario Fonseca
Me da mucha envidia de la buena el debate sobre La agonía del eros, el texto de Byung-Chul
Han que ya empecé a comentar aquí y que no he podido conseguir (hasta eso nos
está quitando el cocona virus, los libros).
Y es que nada menos que Alejandro Jodorowsky también entró en
escena con su punto de vista sobre lo que dice Han, ese filósofo coreano alemanizado
que está sacudiendo al mundo con su crítica mordaz al capitalismo salvaje y sus
terribles secuelas.
No es un libro nuevo, Han lo publicó en el 2012 y el
comentario de Jodorowsky apareció en pijamasurf en 2016. Sin embargo, debido
a la pandemia del covid-19 y a su incierto desenlace, la polémica cobra una
enorme actualidad.
La agonía del eros, el texto de Byung-Chul Han |
De lo que se trata es de imaginar escenarios de nuestro
futuro inmediato, de lo que nos espera después de este confinamiento, de este
arraigo domiciliario al que nos condenó el monstruo viral.
Pero no hay que deprimirnos, o angustiarnos como dice nuestro
líder el Presidente Andrés Manuel López Obrador. No, por el contrario, hay que
ser optimistas, desde este castigo divino
se nos presenta la enorme oportunidad de reflexionar, de meditar sobre la
supuesta normalidad a la que ansiamos
regresar.
¿Realmente queremos regresar a la vida que teníamos antes de
la pandemia? ¿Éramos felices? ¿Vivíamos plenamente? Yo creo que no. La crisis
sanitaria y el encierro concomitante nos están regalando un maravilloso momento
(ya muy largo) de reflexión.
Relaciones
problemáticas
Y qué mejor reflexión que polemizar con el filósofo Han, con el
artista Jodorowsky y con el psicoanalista Jung.
Conocí al chileno Jodorowsky en 1968, cuando estaba
estudiando mi tercer año de preparatoria. Fue en pleno movimiento estudiantil,
cuando el Dr. Hugo Fernández de Castro, mi maestro de anatomía organizó un
ciclo de conferencias disruptivas sobre la normalidad
de aquél entonces.
En aquella época el joven Jodorowsky vivía en México y se
dedicaba al teatro, era escenógrafo, después fue cineasta y muchas otras cosas
más. Su plática en la prepa fue toda una invitación a la rebeldía estudiantil,
al rompimiento de valores tradicionales. Me acuerdo que finalizó con los
acordes de un grupo de jazz experimental y que todos los presentes acabamos
bailando.
En el ciclo de conferencias también hubo un debate sobre el
movimiento estudiantil, en el que participó mi maestro de lógica, Gregorio
Luna, un materialista agnóstico igual que Jodorowsky, que le sacaba urticaria a
lo más granado de la derecha de aquél entonces.
Aquella mesa redonda acabó violentamente porque los
estudiantes afiliados al MURO (una organización juvenil cristiana de derecha)
reventaron el evento abucheando a los ponentes y aventándoles jitomates: se
anunciaba el 68 como un año sumamente problemático.
Y ese es precisamente el tema, las relaciones problemáticas,
que hoy nos ofrece pijamasurf, para
el que Alejandro Jodorowsky tiene una conmovedora respuesta. El pretexto son
las provocadoras propuestas del libro La agonía del Eros de Byung-Chul
Han que señala la negatividad propia del amor y sus derivaciones.
¿Por qué nos atraen las
personas problemáticas?
Podría decirse, con cierta malicia, que no hay amor sin
negatividad, pues en el amor también hay arrebatos, celos, temores, incluso
cierto grado de violencia; todo ello porque en el corazón del amor reside su
cualidad esencial: se trata de un (des)encuentro con el otro, con quien siempre
estamos en tensión porque es alguien distinto a nosotros.
Han, nos dice que no recibimos de buen grado la diferencia y,
más bien, queremos vivir en un perpetuo infierno de lo igual. Al amor se le
desarma, se le liman las uñas y los dientes para dejarlo en la indefensión de
la positividad, como si siempre todas las relaciones amorosas tuvieran que
ajustarse a una “fórmula de disfrute”.
“De ahí que deba engendrar ante todo sentimientos agradables.
No es una acción, ni una narración, ni ningún drama, sino una emoción y una
excitación sin consecuencias”.
Y sobre esta dicotomía, pijamasurf
recupera una reflexión de Jodorowsky a propósito de algo que podríamos llamar
“relaciones problemáticas”: todos los vínculos amorosos tienen su negatividad,
sus problemas, pero no menos cierto es que ciertos vínculos son más
problemáticos que otros. “El encuentro de dos personas es como el contacto de
dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman”, dijo
alguna vez el psicólogo austriaco Carl Gustav Jung.
Y lo cierto es que algunas de esas reacciones son explosivas,
fulminantes, perturbadoras. ¿Por qué? Jodorowsky nos da la respuesta. Contrario
a lo que podría esperarse (un consejo complaciente o una recomendación
moralizante), va mucho más allá.
Comprender a Byung-Chul
Han
Nos hace ver cómo esos problemas vinculados con una relación
en especial son el trampolín que nos lanzará a otro punto de nuestro propio
desarrollo, idealmente uno que signifique un progreso para nosotros, un avance
en nuestra propia evolución.
En otro sentido, nos dice pijamasurf, quizá se alcanza el punto en el que por fin podemos
comprender lo que nos advierte Byung-Chul Han: “La fuerza de la negatividad
consiste en que las cosas sean vivificadas justamente por su contrario”.
Han resulta hegeliano, la dialéctica de Hegel es una teoría
de los contrapuestos que hacen avanzar la historia: cada cosa (o “tesis”) choca
contra su opuesto (la “antítesis”) y de ese choque nacerá la síntesis, la
evolución.
En última instancia se trata del estado de malestar
permanente del hombre moderno. La forma de curar esa “depresión” es
dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de
su presencia".
Como dice Arroyo, Francesc (Aviso de derrumbe; El País; 22/3/2014), Han se apoya en Jean Baudrillard: el
enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se
convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin
embargo, «la violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no
destruye desde fuera del propio individuo.
Lo hace desde dentro y
provoca depresión o cáncer. La interiorización del mal es
consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado algo muy
importante: ya no necesita ejercer la represión porque ésta ha sido interiorizada.
El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda
del éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario