“No hay mal que por bien no venga” es un refrán que busca emitir un mensaje optimista ante
aquellas situaciones que, en principio, no son buenas pero que, a futuro,
pueden generar resultados positivos.
Este es un refrán antiguo, de fuente oral y muy empleado por
las personas en general. “No hay mal que por bien no venga” se puede aplicar en
diversas situaciones en las cuales no se obtiene a la primera aquello que se
quiere, por lo que genera la idea de desdicha o infortunio.
En estos casos, “no hay mal que por bien no venga” puede
emplearse incluso como una frase de consuelo para prepararse y seguir
trabajando por alcanzar el objetivo que se quiere y sin perder el optimismo. Es
decir, lo mejor está por venir, esto como parte de retomar el entusiasmo. (Cfr.
significados.com).
En esta ocasión quiero escribir de nuevo sobre la pandemia
del covid-19. Había ya he dejado de hacerlo porque al llegar a la cúspide
estadística de las defunciones y su desaceleración; aunado al anuncio de que
contaremos con la vacuna hasta enero, muchos entramos en una especie de
resignación.
Pero antes de comentar esto, quiero reflexionar sobre qué nos
trajo de “bueno” este monstruo viral que ya nos tiene confinados en nuestros
hogares por seis meses. Más allá del tema del “escándalo” que los políticos
oportunistas han desatado, lo que me gustaría es relatar los “beneficios del
desaguisado”.
Comida Chatarra |
El heroísmo ante la
desgracia
Y estos son dos, el primero, ya muy comentado es el de los
héroes de la pandemia: aquellos médicos y enfermeras que arriesgan su vida y
que se enfrentan directamente con el monstruo, muchas veces en condiciones
precarias.
La última desgracia colectiva que me tocó vivir fueron los
sismos de 1985, que afectaron terriblemente a la Ciudad de México,
especialmente a Tlatelolco, donde vivía y todavía vive parte de mi familia. Cómo
no recordar a los “Topos”, aquella brigada de rescatistas, ciudadanos
solidarios que arriesgaron sus vidas en la búsqueda de sobrevivientes y
fallecidos.
Y aun cuando las diferencias son muchas, en la pandemia que
estamos viviendo, el personal del sector salud se ha convertido en el paradigma
del heroísmo en estos momentos tan acuciantes.
Me resulta lamentable no poder hablar de nada que sea
realmente espectacular, y no poder dar ejemplos de algún hecho heroico que
resulte espectacular: no lo vemos, pero ahí están en los hospitales y centros
de salud habilitados atendiendo a los contagiados graves.
El segundo “beneficio” de la pandemia que yo veo, es el de
las lecciones que nos está dando. Y son lecciones valiosísimas, en general en
todo aquello que se refiere a los hábitos de la convivencia urbana, pero
especialmente a los hábitos de prevención: la buena alimentación y la fortaleza
física.
Mucho le han criticado, los damnificados de la 4T de AMLO, al
subsecretario de salud López-Gatell, su insistencia sobre el tema, pero sin
lugar a dudas se trata de la gran lección de la pandemia. Vale la pena
desmenuzar la noticia.
La Escuela Bloomberg de
Salud Pública
Hará un par de semanas que López-Gatell comentó, en uno de
sus programas informativos diarios, que había quien lo acusaba de estar
subsidiado por una organización no gubernamental gringa, para que emprendiera
una batalla contra las empresas de alimentos industrializados.
Fue el 1 de septiembre cuando enfáticamente negó lo que
calificó como una "calumnia" según la cual el multimillonario
estadounidense y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg financió sus
estudios de doctorado.
Siguiendo la noticia del financiero.com, afirmó, además, que es mentira que las
políticas contra la comida "chatarra" en México han sido impulsadas e
incluso condicionadas por la Fundación Bloomberg.
"Hay una circunstancia que es casual, que resultó en una
calumnia que en su momento se me hizo a mí de que me había financiado mis
estudios doctorales el señor Bloomberg, lo cual es absurdo", aseveró en
conferencia de prensa.
"Resulta que cuando yo estaba haciendo el doctorado en
la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, la Universidad
adoptó un financiamiento, un donativo, y es costumbre en Estados Unidos que
cuando alguien dona le ponen el nombre de la persona a la institución. Yo no
tengo la culpa, ni tengo ningún beneficio de qué en mi segundo año del
doctorado, la escuela donde estudié ahora se llama la Escuela Bloomberg de
Salud Pública".
Y es precisamente en esa Escuela fundada por el ricachón
altruista Bloomberg, donde encontramos el paradigma del futuro de la salud
pública, que gracias a la pandemia del covid-19 pudimos conocer.
Las políticas públicas
del futuro
Desde que llegó al cargo de alcalde de Nueva York en
2002, Bloomberg desató un tsunami de iniciativas públicas de salud
que pretendían hacer justamente eso: quitarle sodio a las comidas preparadas,
que los menús en los restaurantes de comida rápida contengan el conteo de
calorías, la publicación de las calificaciones de sanidad en restaurantes, así
como limitar el consumo del tabaco.
Sus primeras acciones incluyeron la prohibición para fumar en
restaurantes y lugares de trabajo. En 2011, la restricción se extendió a
parques públicos y playas. Pero esas medidas generaron críticas. «Recibí muchas
señas de dedo —como las describo— cuando visitaba bares en el Día de San
Patricio, por ejemplo».
Sin embargo, esas actitudes han cambiado. «Ahora vas a un bar
en el Día de San Patricio y todos parecen amarte», dijo. De hecho, las
políticas han funcionado y han sido replicadas, de acuerdo con Susan Kansagra,
comisionada asistente en el Departamento de Higiene y Salud Mental de la ciudad
de Nueva York.
Desde que Bloomberg llegó a la oficina, la tasa de
fumadores de la metrópolis ha bajado de 22% a 14%, una de las caídas más
rápidas en el país. Ese descenso sería celebrado por cualquier
otro político, pero para él no es suficiente.
Así que esta semana develó una iniciativa para restringir la
exposición de los productos de tabaco, lo que forzaría a los vendedores a
quitarlos de la vista de los consumidores, en especial de los jóvenes. (Cfr. cnnespanol.com, (24/3/2013).
El todavía el imperio norteamericano sigue poniendo el
ejemplo en las inevitables políticas públicas del futuro, es loable que la 4T
de AMLO se sume a estas y haga lo conducente.
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