lunes, 14 de septiembre de 2020

¿Qué educación queremos para nuestros hijos?

Alejandro Mario Fonseca

Los mexicanos, y al parecer la mayor parte del mundo estamos viviendo una experiencia inédita: nuestros hijos están educándose pegados a una máquina, a una computadora. La red de Internet está resultando ser, cuando se utiliza bien, el fuego de Prometeo.

 

Como todos sabemos, la historia de Prometeo ha inspirado a muchos autores para referirse a la osadía de los hombres de hacer o poseer las cosas divinas; y los románticos vieron en él un prototipo del genio natural. Pero no lo es.

 

Y no lo es porque no es otra cosa más que una herramienta, sí muy útil, pero también muy peligrosa. Si no la utilizamos con cuidado puede tragarnos y condenarnos al fuego del infierno de la ignorancia, del chisme y de la vacuidad; en suma: al paraíso de los cerebros huecos.

 

Sin embargo, no hay que tenerle miedo, sencillamente hay que aprender a utilizarla. Además, más pronto que tarde volveremos a la “normalidad” y la educación tete a tete (cara a cara) regresará. Y lo que yo espero es que regrese corregida, con un verdadero plan.


Ya he hablado en esta columna sobre paradigmas exitosos en temas como la seguridad y la salud, también lo he hecho con relación a la educación. El modelo finlandés es una alternativa maravillosa.

 

Finlandia es un país en el que la cuestión educativa es considerada una auténtica prioridad nacional. Finlandia ha ocupado en los últimos años el primer puesto en educación primaria, así como en educación superior y formación en el Índice de Competitividad Global (ICG) del Global Economic Forum, resultado de un fuerte énfasis en la educación en las últimas décadas.

 

 

Primera tarea: erradicar la violencia de las escuelas

Esto ha proporcionado a la fuerza laboral con las habilidades necesarias para adaptarse rápidamente a un entorno cambiante y ha sentado las bases para sus altos niveles de adopción tecnológica y de innovación.

 

Finlandia es hoy uno de los países más innovadores de Europa, ocupando el segundo puesto en la tabla, sólo por detrás de Suiza. Desde que la OCDE comenzara en el año 2000 a elaborar su informe PISA, Finlandia ha acaparado los primeros puestos del podio en Europa por su excelente nivel educativo. Hoy Finlandia es considerada un país con uno de los mejores sistemas educativos del mundo.

 

Pero a pesar de lo indicado anteriormente Finlandia también sufre de importantes retos en el sector educativo. Al igual que en otros países Finlandia vive con inquietud el acoso escolar. ¿Cómo abordan en Finlandia el acoso escolar? KiVa es un acrónimo sencillo de las palabras finlandesas Kiusaamista Vastaan (contra el acoso escolar).

 

 Con esta iniciativa, Finlandia está logrando frenar el acoso escolar y el ciberbullying en sus aulas. Implantado ya en el 90% de los colegios de educación básica su éxito ha resultado tan arrollador que contar, o no, con este proyecto ya es un requisito que muchos profesores y alumnos tienen en cuenta a la hora de elegir y valorar un centro educativo donde trabajar o estudiar.

 

KiVa surgió de un serio compromiso entre la comunidad educativa y el gobierno finlandés.  «El proyecto se fue poniendo en marcha aleatoriamente en los colegios finlandeses», cuenta Christina Salmivalli, profesora de Psicología en Turku y una de las creadoras de KiVa al diario ABC. La universidad realizó, unos años después, un estudio para evaluar cómo se iba desarrollando el programa.

 

 

Respeto a los demás, empatía

Los resultados fueron espectaculares. «Fue el mayor estudio realizado en Finlandia. Participaron 234 centros de todo el país y 30.000 estudiantes de entre 7 y 15 años. KiVa había logrado reducir todos los tipos de acoso en los colegios. Los casos de acoso escolar desaparecieron en el 79% de las escuelas y se redujeron en el 18%», explica la profesora.

 

A diferencia de otros modelos que se centran exclusivamente en la víctima y el acosador, “KiVa intenta cambiar las normas que rigen el grupo” —indica la profesora—. Dentro del grupo están los otros, esas personas que no acosan, que observan, que son testigos y que se ríen.

 

Los estudiantes reciben una veintena de clases a los 7, 10 y 13 años para reconocer las distintas formas de acoso y mejorar la convivencia. Hay diez lecciones y trabajos que se realizan durante todo el curso académico sobre el respeto a los demás, la empatía…

 

 Cuentan con material de apoyo: manuales para el profesor, videojuegos, un entono virtual, reuniones y charlas con los padres… «Detectamos que muchos niños víctimas no contaban su caso. Así que añadimos un buzón virtual. De esta forma, pueden denunciar si son víctimas o testigos y nadie lo sabe», cuenta Christina Salmivalli.

 

 Para hacerse una idea, KiVa establece que los vigilantes del recreo usen chalecos reflectantes para aumentar su visibilidad y para recordar a los alumnos que su tarea es ser responsables de la seguridad de todos.

 

Los docentes de KiVa se entrevistan con el o los acosadores, la víctima y a cuantos alumnos crean conveniente citar; sopesan en qué momento es mejor comunicar la situación a los padres y hacen un seguimiento del caso. “Generalmente, tras la entrevista donde el acosador es apercibido, deja de hacerlo.

 

 

Un impasse invaluable

Hay casos difíciles, que pueden llevarnos a cambiar a la víctima de grupo, pero son francamente excepcionales”, comenta una de las responsables del equipo KiVa. Los miembros del grupo contra el acoso (en el caso del colegio Karamzin son cuatro) se compone de maestros que el propio director suele elegir teniendo en cuenta sus cualificaciones universitarias en temas relacionados con la violencia escolar o estudios de comportamiento de grupos, entre otras disciplinas.

 

El acoso escolar nos convierte en pestíferos cuando lo toleramos y no le damos importancia. Lo más sencillo es que nos quedemos cruzados de brazos, sí qué flojera; sin embargo no ser pestífero cansa todavía más, pero al final lo agradeceremos.

 

La crisis de la peste de corona virus nos está regalando un impasse invaluable: tiempo para reflexionar sobre el futuro de la educación de nuestros hijos. Ya es hora de hacerlo con responsabilidad.

 

En materia de educación como en la de salud, hay que hacer todo lo necesario para no ser un apestado y sólo eso puede llevarnos hacia un futuro mejor para nuestros hijos, para nuestro país.

 

Estimado lector, gracias a las redes sociales de internet, tenemos a la mano este valioso regalo de los finlandeses. ¿Qué nos hace falta a los mexicanos para implementar un modelo educativo como éste?

 

El artículo original está en: http:www.aldeaviral.com/el-metodo-finlandes-para-acabar-…/

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