"Seguramente por paro cardiaco debido al activo": J.J. Reyes
Descansa en paz amigo “Almohaditas”
Por Francisco Martínez Hernández*
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"Almohadas" con Sarasa Fujimoto en la esquina
de Eje Central y Flores Magón |
“Hágase la luz” al instante se
iluminó toda la tierra. Con la claridad aparecieron, también, las sombras y la
oscuridad. Y de lo negro ha surgido, espectralmente, el rostro de la pobreza,
la ignorancia, la injusticia, el desamor, el abuso y la corrupción, entre otros
terribles males históricos que tan dura y cruelmente han aquejado a la
humanidad.
Dentro de las “maravillas”
divinas y terrenales, en la claridad y la oscuridad, en lo ideal y material,
han nacido y fallecido miles de seres humanos, en la pobreza más vergonzosa:
vergonzosa para el omnipotente, para la civilización, seguramente también para
los campeones de la libertad y la democracia del sistema económico del libre
mercado.
De este “universo” en donde
parece que los antes referidos dijeron “hágase la miseria”, surgió y murió,
como otros millones y millones de humillados y ofendidos, Victor Manuel alias
“el almohadas” joven amigo que como muchos otros, “vivía”. Viven en calles cercanas
a la Unidad Tlatelolco y dentro de la misma, limpiando parabrisas y recibiendo
auxilio de los generosos habitantes del lugar.
El “Almohadas” cuyo mote se ganó
porque se pasaba la mayor parte del día durmiendo, debido al poco comer y al
mucho drogarse, era un joven como de 22 años, bajito, de pelo ensortijado y
negro, de ojos más bien grandes, de sonrisa pero no risa, callado las más de
las veces y que por su aspecto, me recordaba a Chaplin en la película “Luces de
la Ciudad”, donde solía detenerse, tambaleante y sonriente, para ofrecerse a
tirar basura por alguna moneda.