Por Alejandro Mario Fonseca
Me siento muy
orgulloso de mi educación. Siempre estudié en instituciones públicas. Desde la
primaria hasta el posgrado mi educación la pagó el pueblo de México. Recuerdo
excelentes profesores, sobre todo en la secundaria y en la preparatoria, pero
también en la facultad de química en la UNAM.
Muchos mexicanos
fuimos educados así, en instituciones surgidas del proyecto original de la
Revolución Mexicana. Desde luego que siempre ha habido la opción de la
educación privada, aquella en la que se paga para “garantizar” la calidad.
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