Alejandro
Mario Fonseca
Sí, el encabezado dice así: Por dengue y rebrote de Covid-19, Puebla en
alto riesgo. Se trata del ocho columnas de la publicación dominical poblana
del diario El Sol de Puebla en línea (16/08/2020).
Ya más abajo en un reportaje de
Sofía Ruiz podemos leer: A través del
documento publicado por el Instituto de Gestión, Administración y Vinculación
Municipal (Igavim), Observatorio Ciudadano, se dio a conocer que el estado de
Puebla podría encontrarse con una situación de riesgo muy alta frente a los
nuevos contagios de Dengue, y el posible rebrote de Covid-19.
Sumando la pandemia provocada por la nueva cepa del coronavirus, el
incremento en casos de personas infectadas con dengue en Puebla, es otro de los
escenarios que dejan a la entidad en un estado de vulnerabilidad.
Ojo, la noticia presentada así es engañosa ya que en el encabezado da por hecho un “rebrote” de Cobid-19 y ya en el texto habla del “posible rebrote”. Y no sólo es engañosa, sino que también peligrosa. ¿Por qué? Pues porque mucha gente, si es que “lee los diarios”, se limita a los encabezados.
Entonces la noticia editada de esa
manera se presta para dos cosas. Primero para que la gente se asuste más de lo
que ya lo está después de cuatro meses
de vivir en el desasosiego. Y la segunda posibilidad, es que contribuya
al exacerbar el encono de los damnificados de la 4 T del actual
gobierno.
Desasosiego y encono
Subrayo los términos encono y
desasosiego, porque son claves a la hora de desmenuzar cabalmente la
noticia. Mientras que el encono es la animadversión
o rencor hacia una persona, especialmente en la forma de enfrentarse a ella, en
este caso al Presidente AMLO.
El desasosiego es una inquietud, que
según una teoría postulada por Liebert y Morris en 1967, es uno de los
componentes principales de la ansiedad; el otro componente sería el emocional,
que se refiere a los síntomas fisiológicos tales como sudar, sufrir palpitaciones
o tener alta la presión arterial.
Sin embargo, el reportaje no es
malo, porque nos ofrece información importante sobre la posibilidad del rebrote
de la pandemia. Nos dice que se ha demostrado que en los años anteriores, el
repunte de padecimientos como neumonía, bronconeumonía, influenza e infecciones
respiratorias atendidas por el sector salud estatal, ha sido de octubre a
enero, por lo que recordaron que un rebrote de Covid-19 en las mismas fechas,
aún es posible.
Cabe destacar, que sólo en una semana,
el acumulado de personas infectadas con Dengue, aumentó 6.4 por ciento, pues en
los primeros días de agosto, se contaron 250 casos confirmados; mientras que en
la segunda semana, fueron 266.
Entonces, ya desmenuzada la
noticia, resulta que sí contribuye a que, a pesar del relajamiento de la
situación de emergencia en que vivimos, sigamos teniendo mucho cuidado con las
medidas básicas de protección y distanciamiento social para evitar el contagio.
La lección es la que siempre les he
dado a mis alumnos y amigos: hay que leer las noticias completas. La mala
información es peor que la desinformación.
El mundo y sus demonios
Pero el desazón lo sentimos
aquellos que sí leemos las noticias completas, el problema es que todavía somos
muy pocos los que lo hacemos y con el imperio
noticioso de las redes de Internet, esos pocos cada vez somos menos.
Todo esto me lleva nuevamente al
tema de la ignorancia. Y para tratarlo, esta vez quiero apoyarme en una excelente
publicación de pijamasurf.com (10/10/2020), que nos habla de una
sociedad cada vez más estúpida y controlada por los medios tecnológicos.
Juzgue usted:
“Carl Sagan fue responsable de
popularizar la ciencia como quizá ningún otro científico y divulgador en
el siglo XX, con su serie Cosmos”.
“Sagan escribió textos que se
convirtieron en bestsellers y se le recuerda por crear una
visión de la ciencia como algo que puede proveer sentido y conexión estética
con el universo. En este sentido, si bien contaba con credenciales
impecables como científico, se le recuerda más como divulgador de la
ciencia”.
“En su último libro, El mundo y sus demonios, escrito
en 1995, un año antes de su muerte, en los albores del Internet, Sagan manifestó una
notable preocupación por el estado de la cultura en su país. Vio claramente que
la educación científica de la población es deficiente y sobre todo observó que
los medios masivos de comunicación contribuían ya en la época a crear un
estado de ignorancia. Predominaba entonces la cultura chatarra y Sagan
creía que esta situación podía tornarse cada vez peor”.
Las advertencias de Carl Sagan
Al respecto, el científico escribió:
Preveo cómo será la América de la época de mis hijos o nietos: Estados
Unidos será una economía de servicio e información; casi todas las industrias
manufactureras clave se habrán desplazado a otros países; los temibles poderes
tecnológicos estarán en manos de unos pocos y nadie que represente el interés
público se podrá acercar siquiera a los asuntos importantes.
La gente habrá perdido la capacidad de
establecer sus prioridades o de cuestionar con conocimiento a los que ejercen
la autoridad; nosotros, aferrados a nuestros cristales y consultando nerviosos
nuestros horóscopos, con las facultades críticas en declive, incapaces de
discernir entre lo que nos hace sentir bien y lo que es cierto, nos iremos
deslizando, casi sin darnos cuenta, en la superstición y la oscuridad.
La caída en la estupidez de
Norteamérica se hace evidente principalmente en la lenta decadencia del
contenido de los medios de comunicación, de enorme influencia, las cuñas de
sonido de treinta segundos (ahora reducidas a diez o menos), la programación de
nivel ínfimo, las crédulas presentaciones de pseudociencia y superstición, pero
sobre todo en una especie de celebración de la ignorancia.
La
visión futurista de Carl Sagan me impresiona. Y todavía más porque es un
científico de las ciencias “duras” no de las sociales; y sin embargo, sus propuestas
son enormes: sin ser adivino ni astrólogo, predice la era de Trump, la era de
la estupidez.
Mi interés no es el de contribuir a
exacerbar el encono y el desasosiego en que vivimos, sino el de que tomemos
previsiones para evitarlo: las nuevas tecnologías de la comunicación también
pueden utilizarse para combatir la ignorancia. Los que tenemos hijos estudiando
vamos a vivir este desafío con gran intensidad.
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