“La peor colonización es la mental”
Adolfo Pérez
Esquivel, activista argentino
Por Mónica Vázquez Delgado
@MnicaVzquez2
Marcha 20 de noviembre de 2014. Foto Proceso |
Marcha del Silencio. 1968 |
“¡No que no, sí que sí, ya volvimos a
salir!”, es una consigna que suena en la calle cuando el sonido de la sociedad
retumba en los muros de cada edificio de México.
Recuerdo que un día antes de las
elecciones en julio 2012, salimos a la calle más de 132 personas con veladora
en mano porque ese era el mensaje: “velar por la democracia”. En los
contingentes se dijo que no podíamos gritar ninguna consigna que mencionara un
partido o candidato, porque estábamos en veda electoral, entonces las
cartulinas y plumines escribieron: “mis sueños nos caben en tus urnas.”
A pesar de que nos silenciaron las
palabras, marchamos de Tlatelolco a Televisa y luego al Zócalo, donde rompimos
las “reglas” de la veda, corrimos y gritamos: “Ni un voto al PRI.”
Pero, me es imposible olvidar la
marcha del 20 de noviembre de 2014, a pocos días de que se cumpliera un mes de
la desaparición de 43 estudiantes normalistas rurales de Ayotzinapa, que desde
el Palacio de Bellas Artes hasta el Zócalo, no dijimos ni una sola frase, con
nuestras manos levantadas en forma de “V”, caminamos porque la impunidad
arrebató el miedo y el silencio tenía un solo significado: hartazgo y que nadie
iba ceder. Así fue el 13 de septiembre de 1968, cuando la Marcha del Silencio
habló: “silencio no significa ceder, aquí nadie se rinde.”
España
y la Ley Mordaza
El 1 de julio de este año, en España
se aprobó la Ley Mordaza, la cual restringe, qué incongruente suena, la libertad.
El periódico El País publicó su nota donde expone algunos
de los puntos que describe a esta ley, tales como: se otorgará infracción a
quienes “perturben la seguridad ciudadana” en sedes del Congreso, el senado o
parlamentos; se prohíbe el uso de cámaras en las movilizaciones, especialmente
el retrato a policías; también los españoles ya no podrán manifestarse en
monumentos o edificios sin autorización y otorga capacidad a la policía para
multar a quienes se nieguen a disolver
reuniones o manifestaciones en lugares públicos.
Infografía
por Nayeli Valencia
|
La aprobación de esta ley debe
hacernos reflexionar que ante la ebullición de la protesta social, significa
que la hegemonía y los poderes financieros no están siendo claros hacia el
resto de la sociedad y encuentran estrategias para silenciar las consignas.
Veremos qué sucede con las
manifestaciones españolas que están en contra de esta ley, porque la
manifestación sigue siendo el ejemplo de presión junto con otras acciones
coyunturales.
México y el silencio
En muchas ocasiones, el silencio es
una forma de protesta y en otras tantas, nuestro silencio se convierte en rehén
de leyes que dicen estar en favor de la seguridad ciudadana, es decir, concepto
que discursa entre las líneas del Estado. En pocas palabras, hasta el silencio
nos quieren quitar.
Me es indiscutible pensar en que el
seis de julio de 2015, Artículo
19 publicó
su Primer Informe Semestral sobre la situación de la prensa mexicana. Lo tituló
“Más violencia, más silencio”, en el cual documentaron 227 agresiones,
incluidos los asesinatos de los periodistas Moisés Sánchez, Amando Saldaña,
Juan Mendoza, Abel Bautista, Filadelfio Sánchez y Gerardo Nieto.
Asimismo, las entidades con mayor
número de violencia hacia el gremio periodístico son Guerrero, Distrito Federal
y Puebla. El informe concluye: “La impunidad es en gran mayoría de los casos, la que permite que
las agresiones continúen.”
El silencio es el disfraz del México
“reformista.” O como lo explicó el periodista mexicano Jenaro Villamil, quien
hace unos días presentó su libro La caída
del Telepresidente y que la nota del portal AristeguiNoticias señala: “En este libro se describe
puntualmente cómo sobrevino ese proceso de decadencia. El llamado Mexicanmoment,
sobrevendido con la promesa de magnas reformas estructurales, pronto se
evidenció como una farsa, y los propios medios extranjeros que al principio
alabaron al joven presidente comenzaron a descubrirla: se encontraron con un
país de narcofosas, de miles de desaparecidos, con la historia trágica de los
43 estudiantes de Ayotzinapa, con una reforma energética que resultó inoperante
ante la baja de los precios del petróleo y con la corrupción nada disimulada
del primer círculo de colaboradores del ejecutivo.”
Portada Time (meme circulado en las redes sociales virtuales) |
En abril 2014, Artículo 19, el Centro
de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C., el Instituto Mexicano de
Derechos Humanos y Democracia, Propuesta Cívica, entre otras organizaciones,
presentaron el informe "Control
del espacio público”,
que reunió información respecto a
la criminalización de la protesta como medida de “seguridad ciudadana”. Ya lo
habían dicho presidentes pasados: “todo sea por el orden público”. Estrategia
que conceptualiza el periodista Carlos Fazio como “enemigo
interno”, es
decir, cuando institucionalmente se construyen personajes que a través de los
medios de comunicación se difunde mensajes de “peligro”, mismos que se usan de
argumento para llevar a cabo ejecuciones o conflictos bélicos.
Para este caso, las movilizaciones con mayor
auge en 2012, significaron “peligro” para el sexenio priista, por lo cual,
criminalizar la protesta y hacer ver a los “manifestantes” como anfitriones del
“desorden público” fue la manera de empezar a legitimar y el inicio de
legalizar la censura en la libre manifestación.
“La
protesta es un
elemento integrador y
esencial del orden
democrático. Como núcleo
esencial de la
democracia opera como una
garantía de derechos.
Es un dispositivo de protección y autotutela, entendida como un
mecanismo de acción en el que los titulares de un derecho emplean
vías directas para
su exigencia o defensa,
sobre todo ante
la ineficiencia de los mecanismos jurídicos existentes y la indiferencia
gubernamental frente a un problema social. El derecho a la protesta social
integra y emplea los derechos constitucionales
de reunión, manifestación
de las ideas y libre
expresión, asociación y petición, entre otros. De ahí su compleja
naturaleza jurídica y su interacción: es un derecho compuesto por otros
derechos que sirven
demedio para proteger, exigir y hacer vigente algún otro derecho o
derechos”, señala el informe “Control del espacio público”.
Marcha #YoSoy132. Foto
en CNN México
|
Ley
Mordaza: legalizar la criminalización de la protesta
México
Cuando Díaz Ordaz dijo en su informe
presidencial que las movilizaciones estudiantiles estaban intentando
desacreditar a México, sede de los Juegos Olímpicos, pronunció: “todo tiene un
límite” y el dos de octubre de 1968 pensó que había establecido su “límite”,
sin embargo, como expone el arquitecto mexicano Rubén Cantú Chapa en su libro Tlatelolco: la autoadministración en
unidades habitacionales. Gestión urbana y planificación: “1968
marcó la decadencia de un régimen político y el principio de la ruptura de la
sociedad civil con la sociedad política”; es quizá, a partir de esta fecha, que
la protesta se vio como un camino hacia la defensa de las demandas sociales.
Sin embargo, las “leyes”, hasta la
fecha, intentan ser argumento para mantener la calle en silencio. En septiembre de 2013, la diputada panista
Gabriela Andalón Becerra propuso establecer días y horarios para manifestarse
en Jalisco, de igual forma, en Quintana Roo en 2014, se discutió una ley en
donde se prohibió obligar a las autoridades a resolver alguna demanda, en caso
donde la manifestación no fuera clara en cuanto a los asuntos por los que
protestaban, además de sancionar cualquier ruido que atentara la tranquilidad
en el espacio público.
Jordi Borga, sociólogo y maestro en
Geografía Urbanista español, define al espacio público como “el lugar donde se
evidencian los problemas de injusticia social, económica y política. Y su
debilidad aumenta el miedo de unos y la marginación de los otros y la violencia
urbana sufrida por todos.”
Las calles son el espacio de
intercambio de ideas y sonidos de que la ciudadanía es política, y social, porque no sólo tiene que obedecer. Colocando el
punto final a esta oración, me viene a la mente, el caso de Osorio Chong,
secretario de gobernación, cuando sale al templete, “atiende” la demanda
estudiantil de los politécnicos y que su acción fue descrita en redes sociales
virtuales (Facebook, Twitter),no de elogio, sino de que era su obligación
atender la protesta estudiantil.
Foto Animal Político
|
En el caso del Distrito Federal, en
2013, la Asamblea Legislativa, incrementó las penas para quienes se
manifiesten, cometan delitos en propiedad pública y privada. Y en junio 2012,
cuando la organización estudiantil estalló, se iniciaron brigadas, de las
cuales se estableció en cada escuela
tener cuidado porque en el metro se empezaron a detener compañeros.
Cuando se silencia el discurso oral,
el escrito se presenta, anunciando que las calles son nuestras.
Añadir leyenda |
El término de transparencia también
habría que entenderlo, porque en mayo 2015, cuando Peña Nieto promulgó la Ley de
Transparencia
y que dentro de sus puntos, son que el Estado Mayor Presidencial, la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada
(SEIDO), el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (CISEN) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones, no
podrán transparentar su información, hasta que se discuta la petición. No hay
mejor resumen que el deRayuela de La
Jornada en ese mes (mayo 2014): “Los lentes de la transparencia están muy
opacos.”
Durante el contexto de iniciativas de
leyes que intentaban controlar las manifestaciones, el portal Revolución
3.0 publicó el
reportaje “Balas en Puebla, garrote en Chiapas y Ley Mordaza en Sinaloa:
represión y muerte”, donde se menciona que en Puebla la ley que regulaba el uso
de fuerza, ocasionó la muerte de José Tehuatlie, menos de 13 años. El
gobernador Moreno Valle derogó la ley.
En ese mismo año, en Chiapas también
se aprobó el “Código para el Uso Legítimo de la Fuerza por las Instituciones de
Seguridad Pública”, en el cual, en su artículo ocho permite la utilización de
armas de fuego o letales.
Leyes que originan el miedo, el
pánico, la desmovilización y la falacia informativa. Calles que no callan.
Silencios que protestan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario