Aurelio
Cuevas (Sociologo)
El
17 de marzo de 2016 se cumplió un año del inicio de la huelga general de los
trabajadores agrícolas del Valle de San Quintín, lucha que mostró a la opinión pública
las duras condiciones de explotación y marginación de miles de hombres y
mujeres, muchos de ellos jóvenes y niños, dedicados a la recolección de fresa, mora,
jitomate y otros cultivos en los extensos plantíos habidos de esta región del país.
Trabajadores agrícolas del Valle de San Quintín en Baja California |
Durante
dicha huelga, que se extendió por casi dos meses, se dio un intenso estira y
afloja en las negociaciones entre empresarios y jornaleros de San Quintín -con
la mediación de las autoridades laborales del país-; a final de cuentas los
trabajadores lograron un aumento salarial básico de $110 a $135 pesos (su
exigencia original era de $200) que podría elevarse según “las condiciones
específicas de cada empresa”. Si bien su lucha por un mayor salario continúa
los jornaleros consiguieron el derecho a descansar un día a la semana.
Otro
punto acordado fue el pago de seguridad social por los empleadores y la
instauración de servicios médicos públicos en las ciudades de San Quintín, Camalú, Lázaro Cárdenas y Vicente
Guerrero. Por otra parte, dado que la legitimidad del movimiento era
incuestionable, las autoridades laborales tuvieron que reconocer el derecho de
los jornaleros a contar con un sindicato nacional realmente representativo; con
tal medida se da un fuerte golpe a los “sindicatos de protección” auspiciados
por las centrales oficiales.
A
pesar de las negociaciones mencionadas aquellos empresarios que han
incrementado el salario también lo han hecho con la carga laboral (aumento de
entrega de cajas con producto piscado por cada trabajador), y tanto ellos como
las autoridades de gobierno se niegan a fijar plazos para satisfacer otras
demandas: freno al acoso sexual contra las mujeres, limitación al uso de
pesticidas en los plantíos, y otorgamiento pleno de las prestaciones de ley.
A
inicios del 2016 la Secretaría del Trabajo (STPS) otorgó el registro legal al Sindicato
Independiente Nacional Democrático de Jornaleros
Agrícolas (SINDJA) que encabeza el proletariado agrícola
bajacaliforniano; siguen dos tareas relevantes: la firma de contratos
colectivos de carácter bilateral para los varios miles de obreros del campo con
presencia en más de la mitad de los estados del país, y -de manera paralela- su
libre afiliación a dicha agrupación sindical. El SINDJA se adhirió a la Unión Nacional de Trabajadores que –junto
con agrupaciones como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación-
difundió la heroica lucha de los jornaleros de San Quintín.
El
próximo 17 de marzo los jornaleros de San Quintín realizaron una marcha que
partió de esta zona hacia la ciudad de Tijuana donde se reunieron con trabajadores
de agrupaciones norteamericanas con la mira de planear un boicot contra la
empresa transnacional Driscoll´s, la cual tiene fuerte
presencia en la región agrícola. Cabe destacar que 4 de cada 5 habitantes de
San Quintín proceden de Oaxaca y el 15% de los mismos además de español hablan
una lengua indígena: triqui, zapoteco, nahúatl o mixteco. Por tal motivo no es de extrañar que los líderes más
conocidos del movimiento de San Quintín (Fermín Sánchez, Fidel Salazar,
Bonifacio Martínez y otros más) pertenezcan a alguno de los pueblos indígenas
radicados en dicha entidad.
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