miércoles, 23 de junio de 2010

Impunidad contra vándalos ¿De qué sirve la camarita?

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Vivo en el Edificio Arteaga y nunca he comprendido porque nunca les han hecho nada a los seres indeseables a los (o las) cuales denomino “Lanza-botellas” o “Lanza-pilas” pero también son lanza basura, o lo que se les ocurra.

Realmente este tipo de objetos son los que normalmente utilizan estos seres despreciables desde hace varios años, parece mentira que ni los elementos de vigilancia, ni vecinos, ni la Policía sepa quiénes son y jamás se haya efectuado acción legal ni represiva a estos seres "anónimos" e impunes.

Nunca falta el vecino que llega con auto, algunos de categoría modesta, otros de modelos reciente, algunos de lujo, los cuales dejan confiadamente el vehículo a una zona supuestamente "segura" y cuál será su sorpresa que descubren que han sido víctima de botellazos, ralladuras o proyectiles con pilas tipo "D" aventados a alturas de 15 a 20 metros, así que el impacto es peligroso para cualquier ser vivo.

Los daños van desde un simple parabrisas roto, cofres abollados cuyas reparaciones cuestan los miles de pesos. Si el agresor descubre que es reparado el daño arremete contra el o los autos nuevamente. Sabemos muy bien que no se trata de venganzas personales producto de alguna riña, porque a propios y extraños les ha tocado, personas han estado a punto de recibir en la cabeza el objeto y que por milagro les han pasado muy cerca, hasta el momento tenemos saldo blanco. Este cúmulo de sucesos son muy independientes de las tropelías de los vagos de la Secundaría, que también han hecho de la suyas.

Muchos han sido los condóminos que se han quejado (algunas quejas añejas) en la Administración en turno, solicitando más vigilancia o una investigación por parte de las autoridades. Inclusive en una ocasión contrataron vigilantes para tal propósito, pero por cuestiones presupuestales y de ineficacia fracasó tal intento. Respecto a las autoridades, sabemos muy bien que la Subdelegación territorial no atiende en tiempo y forma ( y no ha mostrado interés por otras cuestiones que también nos afectan al edificio, además solo quiere conocer bien al denunciante para tenerlo bien identificado, razón por la cual por miedo, desiste de seguir con la querella) Los policías acuden cuando ya es tarde y nadie se ha querido tomar este asunto en serio por temor a una represalia mayor y que como sabemos el enemigo sí sabe de nosotros. En este punto coincidí con el destacado vecino Max Mendizábal (q.e.p.d.) quién en su momento me comentó haber pasado también por estos conocidas agresiones.

Desconozco la razón real de este tipo de atentados, si producidas por enfermos mentales, drogadictos o alcohólicos y como en todo hace un par de años hubo quien tuvo la osadía de echarle la culpa a alguien que ya falleció pero obvio, solo eran patrañas infundadas.

Me pregunto: ¿de qué sirve la cámara de monitoreo especialmente instalada para vigilar (y el modulo de la policía) si hasta el momento no se ha logrado ninguna detención? O ¿Será hasta que aparezca el primer muerto? (léase víctima)

Andrés Jímenez, Edificio José María Arteaga

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