Jardín de Santiago Tlatelolco |
Raúl de la Torre
Considero cinco enunciados –“alegorías” pudiera decirse-, que ilustran en imagen verbal, según creo, los modos evidentes de vivir y pensar, entre los vecinos de nuestra Unidad:
1) La esperanza eternamente pospuesta. Este conjunto habitacional, nació como la esperanza de un mejor nivel de vida, orden y armonía vecinal, frente a la –se dijo entonces-, “anarquía urbana” de la época; pero tal anhelo nunca se cumplió ¡quizá por nuestro propio miedo a cumplirlo!, y auto-engañándonos ante el fracaso, se le “pospuso”, condicionado a irse alcanzando logros de tipo salvador, que “ahora sí” traerían la modernidad: auto-administración, servicios públicos preferenciales, gobierno dialogante; pero…
Se había vislumbrado un mejor nivel de vida –con tranquilidad, comodidad, buen gusto- que nos exigía para lograrlo, algo muy fácil, y muy difícil a la vez: el ocupar los espacios con civismo. En cambio, les dimos a éstos un uso totalmente irresponsable, alterando su uso comunitario, por el que nuestro voluntarismo egolátrico les impone. Ante ello, ni mejoría, ni armonía, y menos orden racional…que claro, seguimos esperándolos venir, de alguna acción mesiánica cualquiera, menos nuestra propia actitud.
2) Una pantalla ante la realidad. Vivir en Nonoalco-Tlaltelolco: contar, a pesar de todo, con servicios que en colonias de incluso nivel económico alto, escasean; nos coloca una venda o pantalla, ante el exterior. Concita auto-suficiencia, y nos inviste de una arrogante falta de solidaridad con “los de afuera”.
3) La pretensión de un exclusivismo rascuache. Ciertamente, y en relación con lo anterior, se ha desatado aquí, un exclusivismo territorial, francamente risible. Se dice “nosotros los tlatelolcas” (así pronunciado), no para denotar el orgullo y compromiso histórico, sino para erigirnos ante “los de afuera”, como un cacique, dueños feudales de la Unidad: ¡y hasta el oxígeno le regateamos al de otra colonia que osa pasearse por nuestros jardines! Exclusivismo rascuache, pues.
4) El rechazo al pasado, ante ningún futuro. ¿Alguien aquí se identifica con el simbólico devenir del lugar? ¿O más bien buscamos una modernidad que nos “libre del pasado”, y lo que hace es realmente despojarnos de identidad? Cada quién.
5) El autoritarismo “liberal”. En la Unidad todo mundo es “democrático, de izquierda”, y al menos “liberal”…de palabra. Porque cuando vecinos se arrogan cualquier representatividad, actúan con un autoritarismo tal, que ni los conservadores del XIX.
En fin, lector, para el debate…
porque la pagina se llama tlatelolco
ResponderEliminary el reportaje escribiste tlaltelolco ?