Por Alicia Valiñas
¿Qué será lo que se deba por vivir en este lugar?
Así quedó el andador frente al edificio 5 de Febrero después del "ventarrón" |
Los que hemos crecido aquí, hemos pasado de todo, batallas, terremotos, explosiones y ahora para rematarnos hasta un tornado, pruebas muy duras y momentos muy difíciles que todos hemos logrado superar y al igual que nuestros edificios seguir hacia arriba, levantándonos ante la adversidad, solos los habitantes de está antes conocida como Ciudad Tlatelolco.
El pasado 2 de junio, nuevamente la unidad habitacional sufrió los embates de la naturaleza y nuevamente el gobierno -- cuya función es salvaguardar la integridad física y el patrimonio de los ciudadanos—en los tres niveles, brilló por su ausencia. En un principio negaron lo ocurrido: “sólo fueron fuertes vientos”, los medios hablaron de los maestros en el Zócalo capitalino y el daño provocado allí, en las redes sociales, muchos grababan la cantidad de árboles que fueron arrancados de cuajo, sin saber a ciencia cierta lo ocurrido. Las noticias siguieron fluyendo, claro que muy lentamente “se trató de un mini tornado”, me imagino, lo nombraron así porque ellos se han de considerar mini gobernantes, pues tornados, temblores, huracanes y ciclones son de “X” grados y son lo que son, ni minis, ni extra, ni mega, y desde el nivel 5 hasta el 1 causan graves daños no mini daños.
Realmente no se entendía lo ocurrido ante el desastre en el cual quedaron los alrededores, departamentos y coches ¿y las autoridades? Si, atendiendo el caos en las avenidas y calles, pero a las personas que estábamos en problemas ninguna nos tomó en cuenta o hizo acto de presencia, comenzando por el Comité vecinal, el Territorial, el Delegacional y el del Gobierno Central; en Protección Civil jamás contestaron el teléfono, era necesario acordonar para impedir algún accidente por las ventanas y vidrios que estaban endebles y podían terminar de caer, las crisis de nervios quien se atendió, se hizo un té de azahar y valeriana, quienes no, pues seguirán con el susto.
Arboles caídos, automóviles aplastados en Tlatelolco |
El hecho es: tuvimos edificios, árboles, hogares y automóviles dañados, hasta ahora no han venido a ver lo que sucedió con nosotros como personas, en el 5 de Febrero fueron 18 condóminos afectados, en el Revolución de 1910 otro tanto, en el Chamizal, otros más, en el ISSSTE 11 también…, ¿Teníamos que ser más para dar atención? Aún no se han presentado a realizar un dictamen a pesar de encontrarse las puertas descuadradas en el interior de los departamentos y el peligro que representan la infinidad de astillas de vidrio que se dispersaron y entraron en los departamentos que no se vieron dañados y en las áreas comunes, pasillos y jardines de los edificios.
Hubo quien opinó diciendo: “Vayan a la Delegación…” mala suerte fue fin de semana, no trabajan es su descanso; noche, tampoco están trabajando solo se atiende entresemana de 8 a 3 de la tarde y en épocas electorales se deben suspender los programas asistenciales, añadiendo que los titulares de algunas dependencias, así como algunos de los que en ellas laboran están en campaña o son nuevos en los puestos y no atinan ni que hacer; y, si siempre han estado ahí, son los días de reunión para ver las estrategias de lograr los votos para sus candidatos durante el fin de semana, implica que debe Juan pueblo rogar porque no suceda nada extraordinario fuera de horarios y tiempos fatales.
Afortunadamente los ciudadanos que estamos aquí, la gran mayoría somos de primera y vamos hacia arriba e lograremos la dignificación de los habitantes de la unidad, vecinos con ayuda de otros vecinos junto con nuestros familiares hemos levantado el desastre en nuestros hogares, haciendo las labores de limpieza, colocado los ventanales y vidrios rotos o en su caso cubriendo la falta de ellos hasta tener forma de componerlo, tapando los autos con lonas y plásticos; los administradores de algunos edificios comenzaron la labor de ver quienes resultaron damnificados y los han apoyado y auxiliado.
Aquí nuevamente las personas han sacado lo mejor y lo peor de sí. Para los que vieron el bien de otros, su participación se agradece la atención que se prestó a quienes sufrimos las consecuencias, pero a todos los indolentes, despreocupados e irresponsables sin ética ni valores, desde el administrador de mi edificio como a las autoridades, solo me basta con recordarles que la vida siempre pasa factura… ¡El monto es muy pero muy grande!
P.D. “GRACIAS” es una palabra muy pequeñita pero a la vez muy grande pero que no muestra el gran sentimiento que tengo hacia quienes de alguna forma estuvieron aquí… Deyra y su hija, Lili grande y chica, Violeta, Edna, Toño, Sebastián, Leopoldo, Maribel, Ian, Crucita, Lety y a mi mamá. Estoy en deuda.
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