Balance a la gestión de Alejandro Fernández Ramírez
Miguel Angel Márez Tapia*
A un
año de gestión del C. Alejandro Fernández Ramírez en la Delegación Cuauhtémoc y
utilizando el título de la obra de Gabriel García Márquez, las siguientes
palabras son la crónica de una muerte anunciada, un desaseado inicio sin
estrategia transversal de mando y política pública, un camino no claro de
objetivos que haya permeado a todas las colonias de la demarcación delegacional,
ya que los proyectos prioritarios han sido dirigidos sólo a unas colonias junto
al sutil olvido o abandono de otras.
Iniciemos
por el primer desliz, el actual Manual de Organización de la Delegación
Cuauhtémoc presentado en la Coordinación General de Modernización
Administrativa de la Contraloría General del DF con registro MA-306-18/12 en
los primeros días de abril del presente año, dicho trámite fue necesario al
proponer una modificación o creación de nuevas direcciones en la estructura
administrativa; como estrategia política sonaba lógico que el delegado usara su
facultad de proponer la modernización de la Delegación, sin embargo ahí inició
la falta de timón en un océano de desatinos.
La
diputada panista Gabriela Salido criticó al Delegado en Cuauhtémoc cuando
compareció en la Asamblea Legislativa del D.F., “una vez iniciado su gobierno; ratificado y
designado el personal que lo acompañaría en su gestión, en aproximadamente 330
plazas de estructura, usted y nadie mas, ha hecho cambios en casi dos
centenares de ellas y en algunas hasta en dos o tres ocasiones, en tan sólo
ocho meses, esto tiene un impacto en prácticamente dos terceras partes de la
administración pública de esa demarcación”, estas palabras de Salido fueron
expresadas en julio pasado, la designación de cambios de personal por Fernández
se ha mantenido constante hasta la fecha, lo que hace evidente la
vulnerabilidad en la estrategia y operación política de la Delegación.
Primera premisa, Alejandro Fernández no
contó con equipo de trabajo propio, no era una carta fuerte de IDN sino sólo
promesa con la bendición de los que detentan el poder de esa tribu del PRD, la
primera acción fue quitar los cuadros de otros actores políticos para reforzar
su posición personal, particularmente los leales de su antecesor, la intención
del delegado Fernández fue tener control sobre sus subordinados, aún si estos
estaban o no capacitados para su puesto designado, permitió el acceso de
personal que llegó a aprender no a trabajar, algunos todavía siguen aprendiendo
y se sigue esperando su trabajo, pero para ser justo en esta sentencia, existen
ciertas y escasas excepciones.
La política pública trazada bajo un
disfraz de formación de cuadros políticos propios, siguiendo la idea anterior,
se hacen evidente en las recurrentes “reuniones” de estructura de la
Delegación, en los últimos meses en el Centro de Convenciones Tlatelolco, donde
se dio el banderazo para que las bases iniciaran las operaciones políticas para
el control, en un inicio de los comités
ciudadanos y así dar viabilidad a la estrategia para consolidar posiciones con
operadores políticos en cada colonia para estar en posibilidad de intervenir en
cara a los tiempos que iniciarán el próximo año cuando los actores de poder
busquen la precandidatura para un nuevo puesto de elección popular.
Segunda premisa, Alejandro Fernández no ha
tenido un papel relevante como gobernante en la demarcación de Cuauhtémoc,
simplemente no gobierna; su interés
central ha sido fundamentar la política pública de la Delegación junto a los
programas de gobierno en las colonias pero de forma paralela a la consolidación
o creación de cuadros políticos por cada colonia, una operación política
territorial, esto explica porque ciertas colonias han sido más favorecidas que
otras en el primer año de gobierno y porque cada orden a sus subordinados
medios y base tiene un interés político detrás.
Continuando el argumento desde la lógica
territorial, Tlatelolco no fue de interés para la Delegación, los tlatelolcas
con su activismo y crítica, tanto a las omisiones de la Dirección Territorial
Santa María Tlatelolco como al delegado mismo y sus subordinados en el recinto
de Aldama ha “obligado” a que volteen ligeramente su cabeza, sin embargo toda
acción del delegado mantiene una lógica de reacción pero no de propuesta o plan
estratégico, es decir, mantiene la constante de actuar de acuerdo a las aguas y
mareas, más si estás son fuertes y molestas, pero nuevamente no toma el timón
para proponer una respuesta y salida a las necesidades que exigen los
ciudadanos.
Para paliar los problemas de Tlatelolco es
necesario combinar muchos esfuerzos en distintos ejes dentro de las áreas de la
Delegación, pero tal parece que no hay una lógica de trabajo en conjunto, por
lo menos el capitán no da la orden a los subordinados para resolver problemáticas
de fondo, en forma transversal y estratégica, Tlatelolco es una de las colonias
más inseguras del Distrito Federal, de acuerdo a datos oficiales de la
Secretaria de Seguridad Pública, cinco
de ellas están en la Delegación Cuauhtémoc.
La Seguridad Pública no únicamente es
poner más elementos policiacos, sean los llamados “potros”, “comunitarios” o se
contrate a “auxiliares”, los actuales no tienen la posibilidad por número y
tampoco por estrategia de cubrir un territorio tan complejo y amplio como es
Tlatelolco, mismo que se ha reflejado en los números que maneja Gobierno
Central, pero lo grave del asunto es que los tlatelolcas padecen esta sensible
problemática día a día, Vivir en
Tlatelolco cuenta con reportes amplios y continuos sobre ello, el argumento
recurrente “nunca vi a un policía cerca cuando me asaltaron”, el problema no
son los policías, sino que la gente que manda no tiene idea clara de cómo
abordar el problema, seguimos sin timón en este barco.
Por ello, es relevante exaltar el esfuerzo
personal del policía “comunitario” Luis Felipe Medina lesionado en la mano el
pasado 11 de noviembre junto al edificio Chihuahua por un asaltante de nombre
Jonathan Rolando Pérez Sánchez de 15 años, que lo atacó con arma blanca al
resistirse a ser arrestado, junto su cómplice de 18 años Alejandra Ramírez
Juárez fueron remitidos al Ministerio Público luego de intentar el robo de un
celular a una joven. Este es el esfuerzo
individual y compromiso de un elemento con su profesión, pero no un éxito de
una política pública efectiva.
Tercera premisa, Alejandro Fernández no ha
considerado a Tlatelolco como parte de un plan maestro para regeneración y rehabilitación
del tejido social, la inseguridad es el
eje troncal que ha permeado la descomposición de la convivencia vecinal y
apropiación de sus espacios abiertos, algo ausente dentro de la política
delegacional a fin de impactar este sensible problema, reitero no se resuelve
con la presencia únicamente de policías, eso es sólo reacción, lo importante es
prevenir el delito junto a acciones de obra pública y otras áreas, que son
necesarias para realmente modificar el miedo que muchos vecinos tienen al
caminar los andadores y pasillos de Tlatelolco.
Una política estratégica sería un trabajo
de poda para liberar las luminarias, así daría más luz de día a los espacios
abiertos y en la noche la iluminación se incrementaría; segundo, esto
potenciaría el uso de las cámaras de seguridad, de nada sirve pedir más cámaras
si éstas sólo brindan una bella imagen de copas de árboles sin visibilidad
clara; tercero, un continuo cambio del alumbrado público, ya
que la oscuridad es el principal motor para percibir a un lugar inseguro y por
ende no transitar en él, lo que ha creado un mapa de lugares solitarios que son
espacios propicios para cometer ilícitos. Estos tres ejes junto a una
estrategia de política de vinculación de la policía con el ciudadano, algo
todavía muy lejano en la realidad por la desconfianza y poca credibilidad de la
autoridad misma, daría ciertos pasos para una solución paulatina, pero esto es
sólo una idea, más no una política considerada a aplicarse de fondo en la
realidad, ya que el barco de la Delegación sigue en busca de quién tome el
timón y dirija su rumbo a favor del ciudadano.
*Antropólogo
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