lunes, 9 de diciembre de 2013

La Delegación Cuauhtémoc, un año de un barco sin timón

Balance a la gestión de Alejandro Fernández Ramírez


Miguel Angel Márez Tapia*

A un año de gestión del C. Alejandro Fernández Ramírez en la Delegación Cuauhtémoc y utilizando el título de la obra de Gabriel García Márquez, las siguientes palabras son la crónica de una muerte anunciada, un desaseado inicio sin estrategia transversal de mando y política pública, un camino no claro de objetivos que haya permeado a todas las colonias de la demarcación delegacional, ya que los proyectos prioritarios han sido dirigidos sólo a unas colonias junto al sutil olvido o abandono de otras.

Iniciemos por el primer desliz, el actual Manual de Organización de la Delegación Cuauhtémoc presentado en la Coordinación General de Modernización Administrativa de la Contraloría General del DF con registro MA-306-18/12 en los primeros días de abril del presente año, dicho trámite fue necesario al proponer una modificación o creación de nuevas direcciones en la estructura administrativa; como estrategia política sonaba lógico que el delegado usara su facultad de proponer la modernización de la Delegación, sin embargo ahí inició la falta de timón en un océano de desatinos.


La diputada panista Gabriela Salido criticó al Delegado en Cuauhtémoc cuando compareció en la Asamblea Legislativa del D.F., “una vez iniciado su gobierno; ratificado y designado el personal que lo acompañaría en su gestión, en aproximadamente 330 plazas de estructura, usted y nadie mas, ha hecho cambios en casi dos centenares de ellas y en algunas hasta en dos o tres ocasiones, en tan sólo ocho meses, esto tiene un impacto en prácticamente dos terceras partes de la administración pública de esa demarcación”, estas palabras de Salido fueron expresadas en julio pasado, la designación de cambios de personal por Fernández se ha mantenido constante hasta la fecha, lo que hace evidente la vulnerabilidad en la estrategia y operación política de la Delegación.

Primera premisa, Alejandro Fernández no contó con equipo de trabajo propio, no era una carta fuerte de IDN sino sólo promesa con la bendición de los que detentan el poder de esa tribu del PRD, la primera acción fue quitar los cuadros de otros actores políticos para reforzar su posición personal, particularmente los leales de su antecesor, la intención del delegado Fernández fue tener control sobre sus subordinados, aún si estos estaban o no capacitados para su puesto designado, permitió el acceso de personal que llegó a aprender no a trabajar, algunos todavía siguen aprendiendo y se sigue esperando su trabajo, pero para ser justo en esta sentencia, existen ciertas y escasas excepciones.

La política pública trazada bajo un disfraz de formación de cuadros políticos propios, siguiendo la idea anterior, se hacen evidente en las recurrentes “reuniones” de estructura de la Delegación, en los últimos meses en el Centro de Convenciones Tlatelolco, donde se dio el banderazo para que las bases iniciaran las operaciones políticas para el control,  en un inicio de los comités ciudadanos y así dar viabilidad a la estrategia para consolidar posiciones con operadores políticos en cada colonia para estar en posibilidad de intervenir en cara a los tiempos que iniciarán el próximo año cuando los actores de poder busquen la precandidatura para un nuevo puesto de elección popular.

Segunda premisa, Alejandro Fernández no ha tenido un papel relevante como gobernante en la demarcación de Cuauhtémoc, simplemente no gobierna;  su interés central ha sido fundamentar la política pública de la Delegación junto a los programas de gobierno en las colonias pero de forma paralela a la consolidación o creación de cuadros políticos por cada colonia, una operación política territorial, esto explica porque ciertas colonias han sido más favorecidas que otras en el primer año de gobierno y porque cada orden a sus subordinados medios y base tiene un interés político detrás.

Continuando el argumento desde la lógica territorial, Tlatelolco no fue de interés para la Delegación, los tlatelolcas con su activismo y crítica, tanto a las omisiones de la Dirección Territorial Santa María Tlatelolco como al delegado mismo y sus subordinados en el recinto de Aldama ha “obligado” a que volteen ligeramente su cabeza, sin embargo toda acción del delegado mantiene una lógica de reacción pero no de propuesta o plan estratégico, es decir, mantiene la constante de actuar de acuerdo a las aguas y mareas, más si estás son fuertes y molestas, pero nuevamente no toma el timón para proponer una respuesta y salida a las necesidades que exigen los ciudadanos.

Para paliar los problemas de Tlatelolco es necesario combinar muchos esfuerzos en distintos ejes dentro de las áreas de la Delegación, pero tal parece que no hay una lógica de trabajo en conjunto, por lo menos el capitán no da la orden a los subordinados para resolver problemáticas de fondo, en forma transversal y estratégica, Tlatelolco es una de las colonias más inseguras del Distrito Federal, de acuerdo a datos oficiales de la Secretaria de Seguridad  Pública, cinco de ellas están en la Delegación Cuauhtémoc.

La Seguridad Pública no únicamente es poner más elementos policiacos, sean los llamados “potros”, “comunitarios” o se contrate a “auxiliares”, los actuales no tienen la posibilidad por número y tampoco por estrategia de cubrir un territorio tan complejo y amplio como es Tlatelolco, mismo que se ha reflejado en los números que maneja Gobierno Central, pero lo grave del asunto es que los tlatelolcas padecen esta sensible problemática día a día, Vivir en Tlatelolco cuenta con reportes amplios y continuos sobre ello, el argumento recurrente “nunca vi a un policía cerca cuando me asaltaron”, el problema no son los policías, sino que la gente que manda no tiene idea clara de cómo abordar el problema, seguimos sin timón en este barco.

Por ello, es relevante exaltar el esfuerzo personal del policía “comunitario” Luis Felipe Medina lesionado en la mano el pasado 11 de noviembre junto al edificio Chihuahua por un asaltante de nombre Jonathan Rolando Pérez Sánchez de 15 años, que lo atacó con arma blanca al resistirse a ser arrestado, junto su cómplice de 18 años Alejandra Ramírez Juárez fueron remitidos al Ministerio Público luego de intentar el robo de un celular a una joven.  Este es el esfuerzo individual y compromiso de un elemento con su profesión, pero no un éxito de una política pública efectiva.   

Tercera premisa, Alejandro Fernández no ha considerado a Tlatelolco como parte de un plan maestro para regeneración y rehabilitación del tejido social,  la inseguridad es el eje troncal que ha permeado la descomposición de la convivencia vecinal y apropiación de sus espacios abiertos, algo ausente dentro de la política delegacional a fin de impactar este sensible problema, reitero no se resuelve con la presencia únicamente de policías, eso es sólo reacción, lo importante es prevenir el delito junto a acciones de obra pública y otras áreas, que son necesarias para realmente modificar el miedo que muchos vecinos tienen al caminar los andadores y pasillos de Tlatelolco.

Una política estratégica sería un trabajo de poda para liberar las luminarias, así daría más luz de día a los espacios abiertos y en la noche la iluminación se incrementaría; segundo, esto potenciaría el uso de las cámaras de seguridad, de nada sirve pedir más cámaras si éstas sólo brindan una bella imagen de copas de árboles sin visibilidad clara;  tercero,  un continuo cambio del alumbrado público, ya que la oscuridad es el principal motor para percibir a un lugar inseguro y por ende no transitar en él, lo que ha creado un mapa de lugares solitarios que son espacios propicios para cometer ilícitos. Estos tres ejes junto a una estrategia de política de vinculación de la policía con el ciudadano, algo todavía muy lejano en la realidad por la desconfianza y poca credibilidad de la autoridad misma, daría ciertos pasos para una solución paulatina, pero esto es sólo una idea, más no una política considerada a aplicarse de fondo en la realidad, ya que el barco de la Delegación sigue en busca de quién tome el timón y dirija su rumbo a favor del ciudadano.

*Antropólogo 

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