Alejandro Mario Fonseca
De lo que he venido comentando en mis
últimos artículos, la economía aparece como la fuerza más destacada del proceso
globalizador. Sin embargo, para tener una idea más completa de un fenómeno tan
complejo, faltaría un enfoque específicamente sociocultural, aquél que
atendiera a los problemas graves que se incrementan con dicho proceso: la
demografía, la concentración de la riqueza, el desempleo, la ecología, la salud
pública, y en general los derechos humanos.
Camino a la elecciones 2016 |
De la primera concepción a la segunda
existiría un desplazamiento de los ejes económicos y políticos a los físicos y
psicológicos, en esta línea se inscribe un autor norteamericano que ha influido
enormemente en la opinión especializada: Paul Kennedy.
No obstante que lo publicó hace 20
años, Hacia el siglo XXI de Paul
Kennedy, es uno de los textos más completos y apasionados que se han escrito
sobre el tema. Para él, el principal reto al que se enfrenta la humanidad es el
de reconciliar el cambio tecnológico y la integración económica con las
estructuras políticas tradicionales, la conciencia nacional, las necesidades
sociales, los arreglos institucionales y los modos habituales de hacer las
cosas.
En suma, los esfuerzos por armonizar
la economía y la política, se complican por tendencias que amenazan con
exacerbar las relaciones sociales de todas las maneras y quizás amenacen la
existencia de toda la humanidad.
Donald
Trump: una amenaza mundial
¿Por qué un fanfarrón, un loco como
Donald Trump está amenazando seriamente la paz mundial? Porque a su vez la
globalización está amenazando sus intereses y los de muchos norteamericanos que
se identifican con él. Por eso su oferta es regresar al proteccionismo.
Kennedy subrayó los siguientes
cambios que amenazarían seriamente la paz mundial:
1. El crecimiento de la población
del planeta y los crecientes desequilibrios demográficos entre países ricos y
pobres: el resultado es la creciente desigualdad mundial entre el lugar en que
se encuentran las riquezas, la tecnología, la buena salud y otros beneficios, y
aquél donde viven las nuevas generaciones en rápido crecimiento y con pocos de
estos beneficios, si es que gozan de algunos.
2. La explosión demográfica
que también produce desafíos medioambientales cualitativamente diferentes a los
que existían hace medio siglo; es inconcebible que la tierra pueda mantener una
población de diez mil millones de habitantes devorando recursos al ritmo de las
sociedades más ricas de hoy y –ni siquiera a la mitad del ritmo-.
3. El modo en que la
tecnología está convirtiendo en superfluos los trabajos tradicionales,
substituyéndolos por sistemas de producción totalmente nuevos; la biotecnología
está haciendo superflua la agricultura tradicional, mientras que la robótica
cambió ya el modo de manufactura y la estructura del empleo industrial que existió
durante los dos últimos siglos.
Una nueva racionalidad capitalista
Paul Kennedy es un
visionario que con toda puntualidad nos hizo ver los cambios que vendrían con
la globalización, y sí, verdaderamente son dramáticos. Se acabó el “mundo
feliz” al que se acostumbraron los norteamericanos durante los siglos XIX y XX.
Donald Trump es un claro
ejemplo del capitalista depredador, ignorante y abusivo que está en extinción.
Las sociedades capitalistas modernas y democráticas ya no soportan a los
aventureros, a los corruptos.
El problema no somos los
mexicanos, ni los musulmanes, los
negros o los orientales; sino las viejas técnicas e infraestructuras
nacionales, los intereses creados y los viejos hábitos y estructuras
gubernamentales.
La competitividad basada
en la productividad no tiene raza ni nacionalidad, es la piedra de toque de la nueva
economía capitalista mundial. A contracorriente, los apoyos de Donald Trump son
las fuerzas irracionales que han logrado sobrevivir: el gran capital
financiero, los fabricantes de armas, los grandes especuladores inmobiliarios,
los sectores contaminantes como el petroquímico y una amplia franja de la clase
media blanca ignorante y amodorrada.
Fríamente visto el
panorama mundial que nos tocó vivir, ¿a quién le conviene en México que Donald
Trump gane la presidencia de los Estados Unidos? ¿A nadie? Yo creo que sí, a
los malos empresarios, a los políticos corruptos, al crimen organizado, a todos
aquellos que viven de la trampa y del engaño, que gracias a la globalización
están siendo desenmascarados.
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