Para
festejar el día del amor
(14 de
febrero de 2020)
Alejandro
Mario Fonseca
Me
asalta la ansiedad y una de las estrategias para controlarla y mantenerla a
raya es distrayéndome, realizando actividades lúdicas.
A
regañadientes acepto ir con algunos amigos a no sé qué torneo deportivo, de futbol
creo. Llego al estadio y aunque estoy acompañado me siento muy infeliz, muy
sólo, muy abandonado.
El
estadio está lleno, lo sé porque estoy aturdido, las multitudes siempre me han
asustado. Pero en medio de 100 mil espectadores la soledad me abruma, estoy más sólo que nunca: enorme paradoja.
Y
de repente te veo Marisela, estás directo frente a mí al otro lado del estadio,
a unos 150 metros, me parece. Nadie existe, sólo existes tú, lo borras todo.
Flores hermosas para ti. |
Sé que estoy lejos de ti, sin embargo te veo con
claridad,
me acuerdo de unos versos de Pablo Neruda:
Niña morena y ágil, el sol que hace las
frutas, el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas, hizo tu cuerpo
alegre, tus luminosos ojos y tu boca que tiene la dulzura del agua.
Un sol negro
y ansioso se te arrolla en las hebras
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
de la negra melena, cuando estiras los brazos.
Tú juegas con el sol como con un estero
y él te deja en los ojos dos oscuros remansos.
Niña morena
y ágil, nada hacia ti me acerca.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
Todo de ti me aleja, como del mediodía.
Eres la delirante juventud de la abeja,
la embriaguez de la ola, la fuerza de la espiga.
Mi corazón
sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.
Mariposa morena dulce y definitiva,
como el trigal y el sol, la amapola y el agua.
La
multitud no existe, sólo existes tú, tu media sonrisa (la sonrisa de la Mona
Lisa), el brillo de tus ojos café oscuro; te veo triste, tú también estás sola:
también me ves.
Me
concentro en tus ojos y el espacio se contrae, tu fuerza de atracción, o la
mía, o las dos, nos ponen uno frente al otro.
Ya
no estamos en el estadio. Ahora estamos solos en las alturas, en la terraza de
un edificio neoyorkino de 200 pisos.
Es
media noche o de madrugada, no lo sé. Las luces de la Gran Manzana son
impresionantes: las contemplamos, nos seducen, nos amamos.
De
repente todo se apaga, ¿un ataque terrorista? ¿Una falla tecnológica? No,
simplemente estamos enamorados.
El
escenario se invierte, ahora las luces son las de las estrellas, Nueva York ya
no existe, estamos tú y yo solos en el universo: somos uno.
Pero
no, no estamos solos, las estrellas son nuestras amigas, ellas sí que nos
entienden, sí que saben de amor.
Y
así, escapamos del mundo terrenal donde son muchos los que no nos quieren ver
juntos, viene a mi memoria una canción de Charles Aznavour:
Con un
sonreír, eterno en tus labios. Con una mirada, que habla de amores. Pareces la
obra de los orfebres
Te quiero a ti, solo a ti, mi amor.
Te quiero a ti, solo a ti, mi amor.
Con tu
corazón, que es tan vulnerable. Con todo el furor, que a veces te asalta. Yo no
sé, si eres ángel o diablo.
Más mi
vivir, ha cambiado en ti. Los que dicen y predicen que debemos, fracasar. Los
ignoro y te adoro, todavía aún más.
Con tu caminar,
de nueva ola. Con la forma extraña, de usar tu idioma. Con la juventud, que
tiene tu vida. Yo te querré, proteger mi amor.
Con tu
pensamiento, en mil locuras. Con tu gran amor, das gusto a la vida. Yo
encuentro en ti, toda una armonía. Y te amaré, siempre a ti, mi amor
Con ese
pudor, que es casi inocencia
Con ese candor, de tu inconciencia. Con tu madurez, tan junto a la infancia. Yo te querré, proteger mi amor
Con ese candor, de tu inconciencia. Con tu madurez, tan junto a la infancia. Yo te querré, proteger mi amor
Con tu fina
piel, tu ruidosa voz de infantil reír, tu ser personal. De ponerse hablar, de,
no importa que,
pero hace que, viva en ti
pero hace que, viva en ti
Tibio
despertar, es medio día y el dulce canto de los pajaritos me devuelve a la
realidad, estamos en mayo, es el mes de las flores.
Tú,
Marisela, estás con migo en el jardín de la casa. Ya no hay estrellas, sino
muchas flores que también son nuestras amigas: nos aceptan y nos quieren.
Ya
no hay estadio, es nuestro jardín. Ya no hay torneo de futbol. El sol brilla,
Isabel nuestra pequeña, juega con su perrita. Somos felices, nos queremos.
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