Por Miguel Angel Márez
Tapia*
El
día de hoy llega a las carteleras de la zona metropolitana del
país, la película Tlatelolco Verano del
68 del director Carlos Bolado. Comparto la mirada de la critica de cine,
Claudia Llaca, al mencionar que “la
masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 permanece aun como tema tabú en
nuestro país, por lo que desde Rojo amanecer
(Dir. Jorge Fons, 1989), no se escuchaba la balacera de la plaza de las Tres
Culturas en una sala de cine”. Rojo
amanecer fue el único intento cinematográfico que introdujo los trágicos
acontecimientos en la Plaza de las Tres Culturas (no siendo un formato
documental, interpretado por los actores Héctor Bonilla, María Rojo, Eduardo
Palomo, Demian y Bruno Bichir) por la censura férrea que mantenía el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) desde el gobierno.
Tlatelolco Verano del 68 también cuenta
con el aporte de Fernando Sariñana, en dupla con Bolado narran una secuencia de
eventos transcendentes dentro del movimiento estudiantil, el filme recurre a un
cliché clásico, una historia de amor (Romeo y Julieta) que se introduce dentro
de la historia central del movimiento. Este recurso narrativo podrá ser polémico
para el público crítico y activista con importante documentación sobre el 68 porque
intenta dar una atmósfera más dramática a la trama pero precisamente aquí está la
acción efectista del filme, haciendo que cumpla parte de su objetivo, el 2 de
octubre no se olvida, ya que está retratado desde el inicio hasta el fin del
largometraje.
Los actores Cassandra Ciangherotti y Christian Vázquez, protagonizan el nuevo filme |
La
película está dirigida para todo público, preferentemente para quienes tienen
poco conocimiento del tema, en particular un público joven. Aún cuando no
aporta un dato histórico nuevo, sí introduce algo significativo, la condena
directa y lapidaria contra la figura de Gustavo Díaz Ordaz, magistralmente
interpretada por Roberto Sosa, la caricaturización de Luis Echeverría como
lacayo del presidente, la confabulación del gobierno mexicano a través del
Batallón Olimpia para la materialización de la matanza.
El
problema de la película es usar el título “Tlatelolco”, ahí está el detalle
sutil que es una ausencia, de varias, en el filme. Sariñana cuida la
ambientación de los personajes y locaciones filmadas a partir de planos cortos
para después usar escenas reales panorámicas de esa época, pero precisamente la
Plaza de las Tres Culturas es el único espacio que no es trasladado a 1968, se muestra
el Tlatelolco actual con columnas después del sismo de 1985, quitando el
impacto que tuvo el 2 de octubre oponiéndose a la opulencia de una Ciudad Tlatelolco recién
inaugurada, un espacio simbolizado por el poder del gobierno de Díaz Ordaz y
que fue apropiado por el movimiento estudiantil, esta correlación no existe en
el filme, sino más bien lo asocia a las Olimpiadas, lo que es una deuda del
filme, porque aún se mantiene una pregunta por responderse desde muchos
ángulos: ¿Por qué el movimiento estudiantil del 68 decidió apropiarse Tlatelolco?
*Antropólogo
Chafisima ese detalle de la película de grabar sobre la fachada actual de columnas cuando hasta por medios digitales pudieron haber simulado la fachada de "marcolita" que deoraba la vista del edificio.
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