Miguel Angel Márez Tapia*
2a. sección de Tlatelolco. Foto Antonio Fonseca |
El 19 de septiembre de 1985 fue “parteaguas”,
“coyuntura”, “despertar ciudadano” como lo quiera uno llamar, no cabe duda que
marcó un antes y después para quienes habitamos Tlatelolco, sin embargo
reflexionemos únicamente la dimensión temporal, ya estamos cercanos a cumplir tres décadas de este hecho trágico y podemos
preguntarnos: ¿en qué hemos cambiado? Y cuestiono a quiénes lo vivimos,
sufrimos y padecimos, nuestras historias se entrelazaron por la pérdida,
perdimos a familiares, se perdió al mejor amigo, las familias se perdieron
entre quienes fallecieron y aquellos que se fueron de nuestra Unidad a
consecuencia del miedo.
¿Qué pasó hasta hoy? Me atrevo a afirmar y
sostener que el problema actual de Tlatelolco se derivó en parte porque la
movilización vecinal después de 1985 se contuvo únicamente en la lucha
particular de la Unidad, no fue una mala estrategia política concentrar el
interés en Tlatelolco sino más bien la consecuencia de las particularidades que
representó nuestra Unidad, al ser un lugar excepción al ser parte de un
Fideicomiso, fuimos el único lugar donde se realizó una reconstrucción de los
edificios, en ninguna otra parte de la ciudad pasó esto, la razón fue que los
tlatelolcas contábamos con la razón jurídica para emprender una lucha particular.
¿Y después de la Reconstrucción, qué pasó?
Precisamente vino la debacle de la movilización, el movimiento vecinal no
trascendió más allá de sus fronteras, por ende vivió una burbuja entre la soberbia
y miopía de los autollamados líderes, hubo de muchos tamaños y alcances, así
como múltiples intereses, lo que provocó un desgaste innecesario pero decisivo
para que hoy no haya casi rastro, más bien evocación y deseo ferviente de
revivir lo hecho hace casi treinta años, como si el tiempo no hubiera cambiado
la situación y complejidades que hoy vive Tlatelolco.
Hubo cuatros tipos de actores tlatelolcas
en este proceso de casi tres décadas:
1) los primeros brincaron de ser una oposición pequeña, eran tlatelolcas militantes de partidos políticos en diferentes corrientes que se subieron a la marea de un frente de oposición al gobierno que propició la oportunidad de modificar sus vidas a convertir preferentemente a los líderes de corrientes políticas partidistas de Izquierda, en personajes de un poder sobredimensionado a la pequeñez con la que iniciaron;
2) los tlatelolcas que viven del pasado, la reconstrucción contó con múltiples líderes, el desgaste entre ellos ha propiciado que hoy no sean ni la sombra de lo fueron hace tres décadas, pero de ahí viene su legitimación o cuestionamiento, desde mi punto de vista el principal problema de Tlatelolco fue que tuvo una sobrepolitización al contar con una constante tensión entre los líderes vecinales que aceleró el desgaste social y organizativo de la comunidad, por otra parte;
3) se perdió una generación de nuevos actores políticos que participaran social y políticamente en beneficio de Tlatelolco, el éxodo de familias también evitó la renovación generacional de los líderes en la comunidad, hoy se observa un fenómeno evidente, personajes políticos muy maduros con la ausencia importante de jóvenes en la participación ciudadana, hasta recientes fechas se vislumbran generaciones jóvenes más activas, preferentemente haciendo uso de nuevas herramientas con las que hoy cuenta los movimientos sociales, me refiero a las redes sociales (Facebook y Twitter), por lo que ha ido germinando nuevas estrategias en el uso de estos instrumentos como medio de participación social y política, y finalmente;
4) el tlatelolca apolítico, fortalecido en la actualidad ante el desencanto ciudadano con los medios tradicionales de participación y sistema de partidos políticos, aquí la apatía y el desinterés fuera del departamento en Tlatelolco, muestra el síntoma principal del problema que padecemos a casi tres décadas del sismo de 1985, nunca como comunidad nos preocupamos por fortalecer las redes y vínculos entre vecinos, el tejido social está roto y por ende nos sentimos más aislados y desprotejidos que antes.
1) los primeros brincaron de ser una oposición pequeña, eran tlatelolcas militantes de partidos políticos en diferentes corrientes que se subieron a la marea de un frente de oposición al gobierno que propició la oportunidad de modificar sus vidas a convertir preferentemente a los líderes de corrientes políticas partidistas de Izquierda, en personajes de un poder sobredimensionado a la pequeñez con la que iniciaron;
2) los tlatelolcas que viven del pasado, la reconstrucción contó con múltiples líderes, el desgaste entre ellos ha propiciado que hoy no sean ni la sombra de lo fueron hace tres décadas, pero de ahí viene su legitimación o cuestionamiento, desde mi punto de vista el principal problema de Tlatelolco fue que tuvo una sobrepolitización al contar con una constante tensión entre los líderes vecinales que aceleró el desgaste social y organizativo de la comunidad, por otra parte;
3) se perdió una generación de nuevos actores políticos que participaran social y políticamente en beneficio de Tlatelolco, el éxodo de familias también evitó la renovación generacional de los líderes en la comunidad, hoy se observa un fenómeno evidente, personajes políticos muy maduros con la ausencia importante de jóvenes en la participación ciudadana, hasta recientes fechas se vislumbran generaciones jóvenes más activas, preferentemente haciendo uso de nuevas herramientas con las que hoy cuenta los movimientos sociales, me refiero a las redes sociales (Facebook y Twitter), por lo que ha ido germinando nuevas estrategias en el uso de estos instrumentos como medio de participación social y política, y finalmente;
4) el tlatelolca apolítico, fortalecido en la actualidad ante el desencanto ciudadano con los medios tradicionales de participación y sistema de partidos políticos, aquí la apatía y el desinterés fuera del departamento en Tlatelolco, muestra el síntoma principal del problema que padecemos a casi tres décadas del sismo de 1985, nunca como comunidad nos preocupamos por fortalecer las redes y vínculos entre vecinos, el tejido social está roto y por ende nos sentimos más aislados y desprotejidos que antes.
Cerrando la idea, 1985 si cambió
Tlatelolco, pero también nosotros hemos sido omisos en cambiar nuestros vicios
sociales para transformarlos en área de oportunidad para una mejor calidad de
vida, estamos por cumplir 50 años de Tlatelolco, aquí podemos encontrar el
pretexto para intentar crear algo diferente, para ello se necesita voluntad y
contar con un objetivo común, el bien de la comunidad encima del beneficio
personal, sólo nosotros mismos seremos capaces de cambiar nuestra historia.
*Antropólogo
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