Por:
Salvador Gaviota
Pasillo tlatelolca |
-¡Y pensar que todo esto empezó hace tantísimo tiempo! Los días han traído nuevas cosas pero no se han llevado viejos problemas. Pobre del hombre que ha olvidado su historia, que no puede cambiar su condena por una existencia más liviana, más llevadera...Efímeros placeres destruyen posibles futuros espléndidos e increíbles; la desidia es la enfermedad de esta época, la enfermedad que enferma todo…-
En eso estaba, afligido, cuando entré a la entrada de algún edificio
edificado (el más rojo que podía recordar) en las periferias de un cementerio a
las afueras de la ciudad. Preocupado subía las escaleras y recorría en su
cabeza los ratos que había tenido...
La tarde anterior había tenido lugar una intervención delegacional
acerca de la problemática de la región y yo, enojado, sintiéndome de mil formas
por los temas que abordaban, su ligeresa... hablaban de labores nuestras por derecho y de
oportunidades por obligación de todos; pero miraba silente desde una esquina de
la congregación. Por azares del destino fui convidado a formar parte de un
grupo, los cuales me dieron la posibilidad de dar un pequeño discurso en la
celebración de dicho aniversario.
I
Mientras tocaba la puerta un par de canes eufóricos advertían mi llegada; mi querida Ursula abría la puerta entre perros, emoción y ruido, abrazos y amor que hacían carnaval en el marco de la entrada. Ella decoraba un collar delicadamente mientras yo tomaba mi lugar entre los animales, en un pequeño lugar que, según yo, ellos dejaron para que lo ocupara en el sillón. Con cara de angustia momentánea, viendo el suelo buscando una idea que, seguramente, el jugueteo de los perros debía haber escondido, le conté la situación a ese ángel que enseguida empezó a contar:
-Había una vez una muchacha que se llamaba Xochitl, la flor; quien vivía
en Azcapotzalco en la época de Oro. Princesa del lugar e hija de los caciques
más venerados de la región se encontró hace mucho tiempo con Totól, el colibrí,
quién vivía en Xolalpan (barrio Tlatelolca) cuando todavía era un lugar libre.
Los dos jóvenes se veían en secreto (muchas veces descarado) y caminaban cerca del Templo Mayor recitando poesía y haciendo arte con sus cuerpos durante el tiempo que les fue posible. Su amor creció y su vínculo se fue haciendo más estrecho mientras ambos iban madurando.
Totòl era descendiente de la gente de las Nubes y también tenía un título de nobleza, pero no tenía dote. Harto de ver a su amada a escondidas hizo una travesía hacia los montes del Sur para hablar con el chaneque y tomar rumbo.
Este le aconsejó seguir su corazón y ver con la mente, "estamos todos en mano de Ñu Dzavii" . El joven guerrero caminó de regreso lleno de esperanza pero al regresar se dio cuenta de que un personaje de las Cortes Tenochcas había arreglado una unión con la princesa de Azcapotzalco.
Triste y desanimado vagaba por los pasillos del mercado, perdido en los parques de Tlatelolco meditaba el rumbo de su destino, dubitativo, así que recordó las palabras del chaneque y se decidió por hacer frente a las Cortes.
Acompañado por un par de guerreros se dirigió al Templo Mayor y ante el Jurado expuso su inconformidad.
Estos, como había de esperarse, secundaron la unión que estaba por concebirse y dieron un ultimátum al joven para apartarse y dejar la recién unión que prosiguiera, pero Totól les declaró la guerra.
Las Cortes Tenochcas, con ríos de vasallos enfrentaron a un grupo minúsculo de Tlatelolcas quienes se unieron al conflicto por una reciente disputa por el pago del tributo; el enfrentamiento fue corto pero colmado de tormento y desesperación.
El final para los Tlatelolcas fue devastador ya que terminaron sometidos al poder de Tenochtitlán, pero siguieron con cultura y después de todo el convenio se deshizo...-
Los dos jóvenes se veían en secreto (muchas veces descarado) y caminaban cerca del Templo Mayor recitando poesía y haciendo arte con sus cuerpos durante el tiempo que les fue posible. Su amor creció y su vínculo se fue haciendo más estrecho mientras ambos iban madurando.
Totòl era descendiente de la gente de las Nubes y también tenía un título de nobleza, pero no tenía dote. Harto de ver a su amada a escondidas hizo una travesía hacia los montes del Sur para hablar con el chaneque y tomar rumbo.
Este le aconsejó seguir su corazón y ver con la mente, "estamos todos en mano de Ñu Dzavii" . El joven guerrero caminó de regreso lleno de esperanza pero al regresar se dio cuenta de que un personaje de las Cortes Tenochcas había arreglado una unión con la princesa de Azcapotzalco.
Triste y desanimado vagaba por los pasillos del mercado, perdido en los parques de Tlatelolco meditaba el rumbo de su destino, dubitativo, así que recordó las palabras del chaneque y se decidió por hacer frente a las Cortes.
Acompañado por un par de guerreros se dirigió al Templo Mayor y ante el Jurado expuso su inconformidad.
Estos, como había de esperarse, secundaron la unión que estaba por concebirse y dieron un ultimátum al joven para apartarse y dejar la recién unión que prosiguiera, pero Totól les declaró la guerra.
Las Cortes Tenochcas, con ríos de vasallos enfrentaron a un grupo minúsculo de Tlatelolcas quienes se unieron al conflicto por una reciente disputa por el pago del tributo; el enfrentamiento fue corto pero colmado de tormento y desesperación.
El final para los Tlatelolcas fue devastador ya que terminaron sometidos al poder de Tenochtitlán, pero siguieron con cultura y después de todo el convenio se deshizo...-
II
Ella terminaba de relatar mientras yo viajaba a la guía de su voz suave. Se hizo un silencio muy corto con un par de sonrisas mesuradas y miradas peligrosas (porque tienden a parar corazones) y yo empecé a parlotear sobre lo bella que debía haber sido Xochitl y lo extraño que tuvo que ser pasar por todo eso para estar juntos pero que al final debió valer la pena. Ella me preparó un café con cachos de nube y leche de miel y mientras bebimos el delicioso elíxir empecé a recordar:
-Poco tiempo después de la Conquista española llegó a la Nueva España un fraile franciscano que se hacía llamar Bernardino de Rivera, pero que todos lo conocían por fray Bernardino o tata Berni quien después de que Juan de Zumarraga inaugurara el Convento de Tlatelolco ya era un hito por su acercamiento con los “indios”.
A este convento iba de intendente un niño que se llamaba Tonatiu; reservado y pensativo, el niño recorría los pasillos del Convento muchas veces escuchando las ponencias que se impartían y guardándose para sí tortuosas reflexiones acerca de la situación y realidad de su pasado. El fraile se percató del intruso silencioso y decidió acercarse a platicar con él. Al principio el niño no decía nada y solo se quedaba escuchando lo que el tonsurado le decía a modo de cuentos e historias un poco menos crueles.
El tiempo pasaba, historias se quemaban con el carbón de la chimenea hasta que en medio de una meditación el niño exclamó:
-No puedo creer todo esto que están haciendo: han venido y han masacrado a mis tíos y abuelos; han esclavizado a mi padre y violado a mi madre. Nos han llamado de las peores formas y hemos sido sobajados peores que perros, es más: ¡Canes de la nobleza y de los generales se alimentaban de indios! Explotan nuestra naturaleza y menosprecian nuestros conocimientos. Nos han llenado de dudas, de rabia y de pena. Nos han culpado de pecados que ni siquiera comprendemos de donde vienen y nos han juzgado como los peores bárbaros en estos tiempos.
¿Con qué cara vienen ahora a extender su mano en actitud pedante? ¿Cómo es que nuestros dioses o el suyo a permitido semejante carnicería?
El fraile se quedó perplejo ante las palabras del niño y solo atinó a callarse y dejar que la lumbre se apagara sola…-
III
La noche corría bohemia; el café ya se había acabado y Ursula y yo nos mirábamos de frente iluminados solo por un foco lejano de luz amarilla que ambientaba cual vela toda la sala. La sala estaba calma y los perritos escuchaban atentos las historias que iban surcando la velada. Yo tenía los ojos exhaustos y ella pedía a gritos un descanso así que preparamos un postre rápido y nos fuimos a recostar a las profundidades de un sillón a las orillas del mundo.
Ella recostada en mis piernas veía el cielo nocturno, me decía lo inmenso que sentía el universo y lo diminutos que somos. “Solo somos testigos
sosegados de un instante dentro de la existencia infinita…”
-Una chavita vivía en lo que ahora sería la col. Guerrero, donde antes era los grandes estacionamientos para vagones del tren. Por las mañanas veía la construcción que avanzaba a pasos gigantes no muy a lo lejos; siempre se le despertaban unas ganas tremendas de ir a descubrir que era la construcción que desde lejos, parecía ser una maravilla que llenaba los alrededores de polvo y cascajo.
La construcción ganó fama desde el principio: le encargaron la creación a un arquitecto modernista de renombre y este se empeñó a hacer de éste su proyecto maestro. También sonó varias veces en los periódicos ya que próxima su inauguración se revelaron descubrimientos arqueológicos que databan de la época prehispánica.
Un día la niña paseaba por la calzada del Niño Perdido rumbo a la Villa y vio no tan lejanas las grúas de construcción, así que caminó en esa dirección hasta llegar a lo que es hoy Flores Magón, y logró ver nerviosamente maravillada las torres que se levantaban a unos metros de donde estaba ella: altos, imponentes y de muchas formas ajeno.
-¿Quiénes vivirán en estos palacios? – pensaba la muchachita- ¿Quiénes ocuparán estos monumentos erguidos a los tiempos futuros y al sentir innovador y desafiante? Las casas de mi calle son modestas, levantadas con los años con sudor y esfuerzo, incomparables con esta complejidad bella. Las calles de mi barrio no se comparan con los pasillos laberintiosos de esta gran selva gris. ¿Seremos así de distintos? ¿tan cercanos?... ¿Será que todos esos sueños son solo para ciertas personas y que nosotros, los corrientes, solo podemos aspirar la loción de la felicidad…?-
El tiempo pasaba atroz (como siempre) y la noche llegó cautelosa sorprendiendo a la niña quien alarmada por los peligros que representaba regresar al lugar donde pernoctaba decidió meterse en un gran cimiento alejado del flujo de personas. El lugar estaba seco y aparentemente fungía bien de refugio así que decidió dormir ahí a ver que le depararía el día siguiente…
IV
Debimos quedarnos dormidos o por
lo menos sumergidos en una meditación muy fuerte pues nos quedamos los dos
callados con los ojos cerrados durante un largo rato. Inmóviles, pensativos,
con un mundo de ideas y un arcoíris de sensaciones, tantas cosas que hay en la
historia escondidas listas para ser develadas; tantos problemas que siguen a la
orden del día con inicios viejísimos...
Carmen era una mujer estudiosa, apasionada por la medicina veterinaria y la biología botánica. Creció en un ambiente clásico de la época de los 50`s.
Carmen era una mujer estudiosa, apasionada por la medicina veterinaria y la biología botánica. Creció en un ambiente clásico de la época de los 50`s.
Los movimientos chicanos y de las
republicanas españolas la movían mucho. Le gustaba apoyar en lo que le era
posible sin descuidar sus labores y su aprendizaje, en fin, era una mujer muy
amorosa y querida por la gente que la conocía.
Su hermano, Mario, era hasta hacía poco tiempo un crápula, quien había decidido unirse a los militares “para recibir una lanita e irle estudiando”.
Mario no tenía intereses particulares ni pasiones ni hobbies más que atragantarse con aguardiente y encender carrufos de marihuana con el ruido de noticieros y novelas ambientando su habitación siempre llena de humo.
Cosas raras pasaban alrededor del mundo:
la aprehensión de Genaro Vázquez y su repercusión en el Movimiento estudiantil-popular, Lucio Cabañas y la balacera en la plaza pública de Atoyac con la policía judicial; Simone de Beauvor, Betty Friedan, el reciente asesinato de Malcom X y los eventos que desencadenaron;… en fin, cosas que afectaban a los hermanos de maneras muy distintas pero en igual magnitud.
Mario decía que bien merecido tenían esos guerrilleros los balazos y la cárcel “por criminales y descarados”; Carmen comentaba las condiciones de vida de los levantados y los maltratos que se sufren en prisión; él, incrédulo, decía que las condiciones eran las que uno elige (poniéndose, claro, como ejemplo de “cuando se quiere se puede) y que “eso de las torturas y vejaciones en prisión son puros cuentos de delincuentes que el (buen) sistema estaba intentando reintegrar a la sociedad y que estos nomás no querían seguir las reglas”.
Ella quería estudiar biología y ejercer en la investigación y su hermano decía que mejor estudiara mecanografía o para maestra como “una mujer normal” y se “dejara de monerías”…y ella prefería no contestar.
Un día del `86 Mario fue enviado a Morelia a controlar “a unos estudiantes revoltosos” que supuestamente habían ido a balacear a los (pobres) priístas y que estos, puros de alma, respondieron el ataque matando a un estudiante. Su hermana, furiosa ante la información que tenía su hermano lo confrontó diciendo lo que ella sabía y que era realmente insostenible esa situación tan reactiva y violenta, pero Mario la acusó de solapadora y demás cosas que no recuerdo, emprendiendo su viaje a Michoacán.
Pasaban los meses, sonaban las noticias. Pasaban las marchas, las quejas, los mítines, los paros, los enfrentamientos, los heridos y los policías y los militares custodiando las calles.
Carmen se enfrentaba a otros enemigos, que por costumbre, mala fe o vaya a saber usted porqué la mantenían alejada de sus metas profesionales.
En una ocasión presentó llena de esperanza su examen de ingreso para la universidad pero el campus tenia preferencia por alumnos (hombres) con calificaciones cuasi-perfectas, difíciles de conseguir en las preparatorias de tendencias Covarrubiescas, motivo por el cual quedó un tiempo sin aula.
Ella no dejaba de perseverar y el mundo no dejaba de girar hasta que llegó el turno del 26 de junio del `68 y toda la difusión que se le daba a un hecho que era a todas luces un fraude y que la llenaba cada vez mas de coraje e inconformidad. Asistió a las marchas del 1º y 2º de agosto desahogando un poco su coraje confundiendo sus gritos rabiosos con los de la multitud enardecida.
La tarde del 27 de agosto recibió una llamada de su hermano, pero al saber que era el colgó de inmediato.
Confundida, enojada e impotente salió a encontrarse con la marcha que se dirigía al Zócalo.
Después de escuchar a un “compañero” y de ver que había gente que apoyaba la idea decidió quedarse y pernoctar.
Se escuchaban crujidos y gente gritando : ¡México, libertad! ¡México, libertad! Motores y sirenas se acercaban cuando la conciencia todavía no terminaba de despertar y agarrar hilo. Cuando recobró totamente la conciencia corrió con toda la gente desalojando el Zócalo y casi muere de un susto cuando llegando a Eje Central los militares apuntan y cortan cartucho hacia la gente que huía. Ella decidió correr por la Alameda y así logró huir de ese trágico evento.
Su hermano, Mario, era hasta hacía poco tiempo un crápula, quien había decidido unirse a los militares “para recibir una lanita e irle estudiando”.
Mario no tenía intereses particulares ni pasiones ni hobbies más que atragantarse con aguardiente y encender carrufos de marihuana con el ruido de noticieros y novelas ambientando su habitación siempre llena de humo.
Cosas raras pasaban alrededor del mundo:
la aprehensión de Genaro Vázquez y su repercusión en el Movimiento estudiantil-popular, Lucio Cabañas y la balacera en la plaza pública de Atoyac con la policía judicial; Simone de Beauvor, Betty Friedan, el reciente asesinato de Malcom X y los eventos que desencadenaron;… en fin, cosas que afectaban a los hermanos de maneras muy distintas pero en igual magnitud.
Mario decía que bien merecido tenían esos guerrilleros los balazos y la cárcel “por criminales y descarados”; Carmen comentaba las condiciones de vida de los levantados y los maltratos que se sufren en prisión; él, incrédulo, decía que las condiciones eran las que uno elige (poniéndose, claro, como ejemplo de “cuando se quiere se puede) y que “eso de las torturas y vejaciones en prisión son puros cuentos de delincuentes que el (buen) sistema estaba intentando reintegrar a la sociedad y que estos nomás no querían seguir las reglas”.
Ella quería estudiar biología y ejercer en la investigación y su hermano decía que mejor estudiara mecanografía o para maestra como “una mujer normal” y se “dejara de monerías”…y ella prefería no contestar.
Un día del `86 Mario fue enviado a Morelia a controlar “a unos estudiantes revoltosos” que supuestamente habían ido a balacear a los (pobres) priístas y que estos, puros de alma, respondieron el ataque matando a un estudiante. Su hermana, furiosa ante la información que tenía su hermano lo confrontó diciendo lo que ella sabía y que era realmente insostenible esa situación tan reactiva y violenta, pero Mario la acusó de solapadora y demás cosas que no recuerdo, emprendiendo su viaje a Michoacán.
Pasaban los meses, sonaban las noticias. Pasaban las marchas, las quejas, los mítines, los paros, los enfrentamientos, los heridos y los policías y los militares custodiando las calles.
Carmen se enfrentaba a otros enemigos, que por costumbre, mala fe o vaya a saber usted porqué la mantenían alejada de sus metas profesionales.
En una ocasión presentó llena de esperanza su examen de ingreso para la universidad pero el campus tenia preferencia por alumnos (hombres) con calificaciones cuasi-perfectas, difíciles de conseguir en las preparatorias de tendencias Covarrubiescas, motivo por el cual quedó un tiempo sin aula.
Ella no dejaba de perseverar y el mundo no dejaba de girar hasta que llegó el turno del 26 de junio del `68 y toda la difusión que se le daba a un hecho que era a todas luces un fraude y que la llenaba cada vez mas de coraje e inconformidad. Asistió a las marchas del 1º y 2º de agosto desahogando un poco su coraje confundiendo sus gritos rabiosos con los de la multitud enardecida.
La tarde del 27 de agosto recibió una llamada de su hermano, pero al saber que era el colgó de inmediato.
Confundida, enojada e impotente salió a encontrarse con la marcha que se dirigía al Zócalo.
Después de escuchar a un “compañero” y de ver que había gente que apoyaba la idea decidió quedarse y pernoctar.
Se escuchaban crujidos y gente gritando : ¡México, libertad! ¡México, libertad! Motores y sirenas se acercaban cuando la conciencia todavía no terminaba de despertar y agarrar hilo. Cuando recobró totamente la conciencia corrió con toda la gente desalojando el Zócalo y casi muere de un susto cuando llegando a Eje Central los militares apuntan y cortan cartucho hacia la gente que huía. Ella decidió correr por la Alameda y así logró huir de ese trágico evento.
Cuando iba llegando a su casa, un vecino le reclamó el sonido insistente
del teléfono a altas horas de la madrugada.
-A cómo será la vida que me castiga con un cretino como mi hermano…- y muerta de nervios, cansada y demás quedó profundamente dormida.
Durante unos días siguió sonando el teléfono varias veces al día y
después, dejó de hacerlo llenándola de nostalgia...
Convocaron varias marchas más pero no se atrevió a salir hasta el 3 semanas después de aquella experiencia, el 13 de septiembre.
Ya iba recobrando la confianza en la ciudad y en la gente cuando leyó las noticias de San Miguel Canoa y más tarde de la ocupación militar y el hostigamiento a los estudiantes. Estaba volviéndose loca; pudriéndose en coraje, miedo, nausea, dolor y tristeza.
El 1º de octubre el ejército empieza a liberar Ciudad Universitaria y el Casco del Poli. . Esperanzada decide asistir a una fiesta ese mismo día para celebrar la buena noticia y se entera de una reunión en la plaza de Tlatelolco al día siguiente; la noche era joven y la reunión dio mucho de sí. Al día siguiente, pasó a su casa y salió con rumbo a Tlatelolco. Justo antes de salir, escuchó el teléfono y esta vez, aunque titubeó se desplazó lentamente hacia el aparato que dejó de sonar justo antes de que contestara.
Algo sentía mal, pero tenía que ir para cubrir el compromiso y enterarse de las decisiones que estaba tomando el Consejo.
Al llegar, la Plaza estaba empezando a llenarse,
el Sol estaba pegando duro y había varias cámaras y reporteros trepados en la Vocacional y, extrañamente, en la capilla de la iglesia. …-
Convocaron varias marchas más pero no se atrevió a salir hasta el 3 semanas después de aquella experiencia, el 13 de septiembre.
Ya iba recobrando la confianza en la ciudad y en la gente cuando leyó las noticias de San Miguel Canoa y más tarde de la ocupación militar y el hostigamiento a los estudiantes. Estaba volviéndose loca; pudriéndose en coraje, miedo, nausea, dolor y tristeza.
El 1º de octubre el ejército empieza a liberar Ciudad Universitaria y el Casco del Poli. . Esperanzada decide asistir a una fiesta ese mismo día para celebrar la buena noticia y se entera de una reunión en la plaza de Tlatelolco al día siguiente; la noche era joven y la reunión dio mucho de sí. Al día siguiente, pasó a su casa y salió con rumbo a Tlatelolco. Justo antes de salir, escuchó el teléfono y esta vez, aunque titubeó se desplazó lentamente hacia el aparato que dejó de sonar justo antes de que contestara.
Algo sentía mal, pero tenía que ir para cubrir el compromiso y enterarse de las decisiones que estaba tomando el Consejo.
Al llegar, la Plaza estaba empezando a llenarse,
el Sol estaba pegando duro y había varias cámaras y reporteros trepados en la Vocacional y, extrañamente, en la capilla de la iglesia. …-
V
En ese momento tuve una sensación de caída y me desperté en los brazos
de Ursula, tan tiernos y con ese aroma tan suyo. Alguna fuerza divina nos había
transportado hasta la habitación llena de dibujos, bosquejos, perros y viniles.
Me dio taquicardia, estaba perdiendo la respiración recargado en el pecho de
aquella divinidad; su aroma penetraba directamente a mi cerebro y me estaba
volviendo loco. La abracé fuerte y antes de poder decir algo perdí la conciencia
otra vez.
Desperté solo, Ursula estaba en la sala en una sesión que, desde donde yo estaba, parecía de alquimia. Me levanté como pude y me acerqué intentando no distraerla. Me dispuse a hacer de desayunar y mientras desayunábamos nos pusimos a charlar:
-Oye y ¿qué has sabido del Xule? Tu vecino-
-¿Mi mejor amigo? ¡Qué va! ¡Mi primo! Ahí anda, qué le dicen “Nariz de a Gramo”.-
-No digas, que poca mamá tienen esas moditas pendentontas. -
-Más triste que no tienen ni idea que lo hacen por moda, seguro les dices eso y se enojan, como tu prima.-
-Ash, ni me la recuerdes…-
-Pues yo creo que la ociosidad es la madre de todos los vicios…-
-¡Y un tejido social muy desintegrado! algo tenía que pasar si hay tantas formas de pensar, culturas, ideologías y tradiciones pero, en contraste, todos tenemos que vernos, actuar, pensar y sentir igual. El otro, el diferente, es el peligroso, el malo...luego échale que nos cuesta mucho reconocer los errores y los condicionamientos que tenemos y que ni siquiera se cuenta con un sentimiento cabal de querer evolucionar, ni personalmente ni como grupo…-
-Pues sí, el juego de la ignorancia en todo esto es vital; la gente tiende a segregarse solita y a pelearse con las cosas y personas por idealizarlas de alguna forma. Luego ves gente bien desubicada que juran y perjuran que no hay otra forma posible de relacionarnos, se creen el cuento del presente "moderno" y "progresista"...
-Pero ¿a poco no es un arte eso de vivir hoy en día? Todo el mundo tiene sus mañas y sus formas, todas muy especiales... A veces todos somos tan huraños…
Desperté solo, Ursula estaba en la sala en una sesión que, desde donde yo estaba, parecía de alquimia. Me levanté como pude y me acerqué intentando no distraerla. Me dispuse a hacer de desayunar y mientras desayunábamos nos pusimos a charlar:
-Oye y ¿qué has sabido del Xule? Tu vecino-
-¿Mi mejor amigo? ¡Qué va! ¡Mi primo! Ahí anda, qué le dicen “Nariz de a Gramo”.-
-No digas, que poca mamá tienen esas moditas pendentontas. -
-Más triste que no tienen ni idea que lo hacen por moda, seguro les dices eso y se enojan, como tu prima.-
-Ash, ni me la recuerdes…-
-Pues yo creo que la ociosidad es la madre de todos los vicios…-
-¡Y un tejido social muy desintegrado! algo tenía que pasar si hay tantas formas de pensar, culturas, ideologías y tradiciones pero, en contraste, todos tenemos que vernos, actuar, pensar y sentir igual. El otro, el diferente, es el peligroso, el malo...luego échale que nos cuesta mucho reconocer los errores y los condicionamientos que tenemos y que ni siquiera se cuenta con un sentimiento cabal de querer evolucionar, ni personalmente ni como grupo…-
-Pues sí, el juego de la ignorancia en todo esto es vital; la gente tiende a segregarse solita y a pelearse con las cosas y personas por idealizarlas de alguna forma. Luego ves gente bien desubicada que juran y perjuran que no hay otra forma posible de relacionarnos, se creen el cuento del presente "moderno" y "progresista"...
-Pero ¿a poco no es un arte eso de vivir hoy en día? Todo el mundo tiene sus mañas y sus formas, todas muy especiales... A veces todos somos tan huraños…
VI
-Demonios, tengo que concentrarme ¡ya! -pensaba todo nervioso mientras
agarraba el papel con mis manos sudadas las notas para el discurso- Esto tiene que salir bien, pero en verdad,
¿Qué queda por decir de este lugar? ¿Es un festejo celebrar 50 años de "modernidad"?
¿O es más bien la hazaña diaria que emprende la gente común que hace tan
extraordinario este lugar? Saber que estamos siendo saqueados, que esta
estabilidad está apunto de estallar, que nos vendieron una ilusión de
modernidad y nos están dando la receta más antigua de todas. Saber que somos
tan distintos, viviendo alienados, unos en cima del otro; orillados a
entendernos o a matarnos...Algunos deciden matar mientras mueren, otros
siemplemente fallecen...los otros nos juntamos en esta pluriculturalidad
antigua, en la vieja tradición mercader de la diversidad.
Mientras tantos "otros”, "malos”… “Los otros” que son “malos” por qué todos piensan que lo son y terminan convenciéndose de las cosas...
Por otra parte, todos están hartos de la violencia pero todos amamos gritarnos...
y por cierto, ¡¿qué tiene esto qué ver con un aniversario?! ...¿Qué tenemos nosotros, testigos sosegados, que ver con toda esto? ¿Qué queda por decir?- decia entre dientes...
-Y presentamos a un miembro del grupo quien nos va a dar unas bonitas palabras en este bello e importantísimo día para todos nosotros, Salvador Gaviota.- chilló un sujeto volteándome a ver sonriente ofreciéndome el micrófono… -
Mientras tantos "otros”, "malos”… “Los otros” que son “malos” por qué todos piensan que lo son y terminan convenciéndose de las cosas...
Por otra parte, todos están hartos de la violencia pero todos amamos gritarnos...
y por cierto, ¡¿qué tiene esto qué ver con un aniversario?! ...¿Qué tenemos nosotros, testigos sosegados, que ver con toda esto? ¿Qué queda por decir?- decia entre dientes...
-Y presentamos a un miembro del grupo quien nos va a dar unas bonitas palabras en este bello e importantísimo día para todos nosotros, Salvador Gaviota.- chilló un sujeto volteándome a ver sonriente ofreciéndome el micrófono… -
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