En los primeros tiempos del
moderno Tlatelolco el inmueble que albergó la Vocacional 7 (inaugurada en noviembre de 1964 por el
Presidente Adolfo López Mateos)fue un importante centro gravitacional de la
vida colectiva en la zona. No era para menos ya que la escuela estaba situada
en la parte norte del perímetro de la zona arqueológica y a un costado de la
Plaza de las Tres Culturas.
Cerca de la “Voca”, en el lado
poniente de lo que es hoy el Eje Central (antes llamado Avenida San Juan de
Letrán), se hallaban la Prevocacional 4 (secundaria perteneciente al Instituto
Politécnico Nacional) y las secundarias oficiales 16 y 83. Estas tres últimas
escuelas –ubicadas en los bordes del parque “La Pera”- y la primera crearon en los años 60’s un
intensobullicio juvenil cotidiano en una importante área de Tlatelolco.
Como alumno de la Secundaria 16 y
habitante de la entonces flamante Unidad -concretamente de la 3ª sección-llegué
a transitar infinidad de veces por el andador ubicado entre la vocacional y la
zona arqueológica, y cuando volteaba la mirada hacia el plantel veía a grupos
de estudiantes o parejas charlar animadamente y asomarse por las partes descubiertas
de los pasillos hacia los vestigios prehispánicos, el edificio blanco que
ocupaba la Secretaría de Relaciones Exteriores (hoy centro cultural de la
Universidad Nacional) y –al fondo- la
Torre Latinoamericana y la zona montañosa del Ajusco.
En los días de feria del patrono
de la Iglesia de Santiago, que se realizaban sobre la Plaza de las Tres
Culturas, los politécnicos solían crear cadenas humanas que de modo temerario corrían
de un lado a otro de la explanada empujando
a los asistentes y pasando sobre los puestos de venta provisionales; tal hecho
junto con la aparición del “torito” y el lanzamiento de los fuegos pirotécnicos
desde el templo generaba un ambiente festivo
y nada solemne que –en lo personal- no había percibido en algúnespacio público.
Con la llegada del “68” el papel
de la vocacional en los hechos localesfue sobresaliente: el secuestro de camiones
públicos, el cierre de la Av. San Juan de Letrán, y-antes del 2 de octubre- la realización
de mítines y enfrentamientos con la fuerza pública. En concreto mi
secundariafue visitada en los primeros días del movimiento por los politécnicos
para denunciar las agresiones de los granaderos a sus compañeros en la Ciudadela.
Nuestros maestros nos hablaron de sus temores de que algo grave sobrevendría…y
no les faltó la razón.
Tanto la Vocacional 7 como la prevocacional
que se hallaba en la Unidad cerraron sus puertas después del movimiento; la construcción
que albergaba a la primera, con un diseño arquitectónico avanzado (aulas,
auditorio, talleres, pista de carrera…) fue abandonada durante un buen tiempo.
Años después la misma fue ocupada por un hospital del Instituto Mexicano del
Seguro Social que dejó de operar hasta una fecha reciente.
Si bien destacados
politécnicos se opusieron al derrumbe de la vocacional por haber sido un lugar
significativo en el movimiento estudiantil de 1968, su demolición se llevó a
cabo. Del complejo original hoy solo quedan el auditorio (conocido ahora como
Teatro “Isabela Corona”) y el inmueble del área de talleres (adaptado como
oficina del DIF para Apoyo a Personas con Discapacidad).
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