Aurelio
Cuevas (Sociólogo)
Desde hace varios años los
habitantes del Distrito Federal vivimos un proceso acelerado de expropiación
del uso cotidiano de los espacios públicos, lo cual se acompaña de la creciente
vinculación del gobierno defeño con las empresas inmobiliarias privadas para
impulsar sobre todo proyectos de vivienda vertical (condominios)
y de remodelación de la infraestructura vial.
¿Corredor Chapultepec? |
Dicho proceso se ha manifestado
más claramente durante el actual gobierno de Miguel A. Mancera con la
construcción de los “segundos pisos”, cuya gestión o manejo se encarga a
empresas privadas que cobran una cuota a los conductores de vehículos privados
que utilicen tales vías. El avance de estos y otros proyectos implica realizar cambios
jurídicos para que el uso del suelo en varias delegaciones del D.F. cambie del
giro habitacional al destinado a fines mercantiles en áreas como la salud, la educación
y la recreación. Las autoridades defeñas justifican tal medida arguyendo que
detonará la inversión en áreas urbanas deterioradas.
Al pretender el gobierno local que
su modelo de “reurbanización “se plasme en varias partes de la capital ha generado
una persistente resistencia ciudadana, como en los casos de: el Tren Interurbano México-Toluca en la (Del.
Álvaro Obregón) y el Corredor Cultural
Chapultepec (Del. Cuauhtémoc). Para tratar de ganar consenso público hacia
el segundo proyecto el gobierno del Distrito Federal llamó a los vecinos de los
barrios y colonias de la Delegación Cuauhtémoc a votar “si” o “no” con respecto
a su realización. La votación se efectuó a inicios de diciembre y el resultado –como
se sabe- fue que 14 mil de poco más de 21 mil personas que desaprobaron un
proyecto, que aunque se proclama de rescate de una zona deteriorada, está realizado
con una visión tecnocrática y lucrativa (se concederían por 40 años “beneficios
legales” para apropiarse del espacio a las empresas privadas que financiaran el
proyecto).
En las tres secciones de
Tlatelolco el grueso de los sufragios fueron, como en la mayoría de las
colonias de la Delelegación Cuauhtémoc, por el “No” al C.C. Chapultepec (607
votos de un total de 735). Pero en las colonias circundantes la elección fue
muy cerrada (caso de la Guerrero) e incluso en algunas ganó el “Si” (como en San
Simón Tolnahuac, Peralvillo y Atlampa). Resalta que en la zona del Centro el
“Si” obtuvo el 60% de votos (¿producto
de la maquinaria clientelar perredista?).
A los pocos días del plebiscito
en torno del C.C. Chapultepec el delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal
(ver sitio en Internet del diario LA
RAZÓN), habló de que dicho proyecto podría retomarse pero bajo un esquema
mixto (inversión pública-privada) para rehabilitar dicha zona; además, se
refirió a que se tomaría primero en cuenta “el consentimiento vecinal” en las
colonias circunvecinas para la elaboración y ejecución de un nuevo proyecto.
Asimismo Ricardo Monreal mencionó
que hay un plan de rescate similar al anterior de otros 4 corredores en la
delegación: el de Buenavista-Monumento a la Revolución, el de Garibaldi-Teatro
Blanquita, el de Tlatelolco-Zócalo –que pasaría por la colonia Peralvillo y parte del Centro Histórico-, y otro ubicado
en la colonia Roma.
Un hecho es cierto: solo la
vigorosa organización de los que habitamos en los barrios, cuadras y colonias
de la capital podrá traer una auténtica renovación a nuestra deteriorada vida
urbana.
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