Ø En Puebla se inicia un movimiento ciudadano por la defensa
del agua
Ø En actos simulados
entregaron en Puebla la concesión para servicio de agua potable
Ø La corrupción parece no tener fondo
Alejandro Mario Fonseca
Chinatown de Roman Polanski es una
gran película. Yo la vi por primera vez en 1974 en el cine de arte Regis en la
ciudad de México. Ganó el Oscar al mejor guion y fue nominada a 10 premios más.
Pertenece al género neo noir, es
decir, se basa en la novela negra (de detectives, en la que todo sucede de
“noche”) pero utilizando innovaciones técnicas y estéticas.
La película,
que está ambientada en Los Ángeles (California) en el año 1937, se centra en
uno de los casos que lleva el detective privado (y antiguo policía) Gittes
(Jack Nicholson). Al principio, al
protagonista lo contratan para investigar las infidelidades de un alto
ejecutivo de la compañía de aguas de la ciudad, Hollis Mulwray (Darrell
Zwerling), pero Gittes pronto descubre que ha sido víctima de un engaño al
aparecer la verdadera esposa de Mulwray, Evelyn (Faye Dunaway). Todo se
complica cuando Mulwray aparece muerto y Gittes se empeña en demostrar que no
ha sido un suicidio, sino un asesinato.
Marchan en Puebla contra la privatización del agua. Foto Proceso |
En Puebla se
inicia un movimiento ciudadano por la defensa del agua
La película resulta de enorme
actualidad para los poblanos, que ahora estamos viviendo una disputa por el
control del agua entre los órdenes de gobierno estatal y municipales, ¿por qué?
por el telón de fondo que se avizora: la corrupción.
Sí no ha visto la película, réntela o
cómprela, yo la acabo de ver en oferta en la librería Gandhi, insisto, la trama
de Chinatown es muy actual, ya que, tras el caso de
asesinato, se esconde una red de corrupción, compra de terrenos y, sobre todo,
uso ilegal del agua, uno de los bienes más escasos de Los Ángeles. No le cuento
más, mejor véala.
Pero vayamos al grano, tomo la
noticia de la revista Proceso del
pasado 6 de marzo: Habitantes de 17
municipios poblanos marcharon por calles de esta capital para exigir la
derogación de la reforma al artículo 12 de la Constitución estatal, que abre
paso a la privatización del servicio de agua potable en toda la entidad.
Al grito de
“el agua no se vende, se ama y se defiende” y “el agua es un tesoro, que vale
más que el oro”, decenas de mujeres y hombres partieron del Paseo Bravo hasta
la sede del Congreso local, donde realizaron un mitin.
A la
protesta se unieron los pobladores de Coronango, Xoxtla, San Andrés y San Pedro
Cholula, Juan C. Bonilla, Cuautlancingo, Cuetzalan, Zautla, Ixtacamaxtitlán,
Hueytamalco, Calpan, Ocotlán, Huejotzingo, MIhuacán, Ocotepec, Tehuacán y
Jolalpan.
Frente al
Congreso poblano, los participantes, integrados en la agrupación Pueblos Unidos
contra la Privatización del Agua (PUCPA), trataron de entregar un escrito a los
diputados, en el que demandaban la derogación de la reforma aprobada el pasado
6 de enero, pero las puertas del edificio permanecieron cerradas y nadie salió
para recibir el oficio.
En actos simulados entregaron en
Puebla la concesión para servicio de agua potable
Se trata de una noticia abominable,
que a estas alturas del sexenio de Peña Nieto no sorprende a nadie: la corrupción que corroe a los tres órdenes de
gobierno, pero de manera nunca vista a los gobiernos de los estados.
Lo que sí es sorprendente, al menos
para mí, es que el combate a la corrupción lo esté encabezando un presidente
municipal, tal es el caso de J. J. Espinosa, alcalde de San Pedro Cholula. ¡En
hora buena!
Yo desconocía la gravedad del asunto
y me había limitado a pensar que se trataba de un caso de protagonismo
exagerado, buscando atraer los reflectores para destacar en la escena pública.
Y es que a esto nos ha acostumbrado la nueva generación de políticos que nos
mal gobiernan.
Así que me puse a investigar un poco
y resulta que el 23 de mayo del año 2016 el diario La Jornada publicó una investigación de Roberto Garduño que aclara
el conflicto. Está un poco larga, usted puede consultarla en la red de Internet
(En actos simulados entregaron en Puebla
la concesión para el servicio de agua potable).
En esencia Garduño dice que “la
privatización del servicio de agua potable en Puebla fue resultado de una
maquinación política y económica para beneficiar a una empresa que no licitó en
la fase regular de contratación. Documentos que posee este diario (La Jornada) revelan la implicación en
ese proceso del gobernador Rafael Moreno Valle; del actual candidato a la
gubernatura por el PAN, José Antonio Gali Fayad; el ex secretario de Gobierno y
ahora diputado federal perredista Luis Maldonado Venegas, y Julio César
Lorenzini, secretario de Desarrollo Rural de la entidad”.
La
corrupción parece no tener fondo
La investigación demuestra que la
concesión está llena de irregularidades y abusos. La conclusión es fulminante: “La administración del servicio ha resultado
–como muchos negocios en Puebla– una mina de oro para los empresarios y sus
aliados en el gobierno, Rafael Moreno Valle y José Antonio Gali Fayad”.
La corrupción en nuestro país parece
no tener fondo. El caso de Javier Duarte, exgobernador de Veracruz que dejó un
estado en bancarrota y con prácticamente todas sus instituciones devastadas,
parecía muy difícil de ser superado; pero ya se abrió la cloaca que dejó
Roberto Borge el ex gobernador de Quintana Roo y al parecer este pillo se robó
el estado completo.
Démosles el beneficio de la duda y esperemos
que todo se aclare y que Gali, el nuevo gobernador de Puebla corrija las
anomalías que heredó en el caso del
agua. Ya estamos más que hartos de tanto abuzo, despilfarro y corrupción.
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