miércoles, 23 de enero de 2019

De Cholula para el Mundo

Hoy en la Mesa de Diálogos Ciudadanos como invitados especiales la Ing. Químico Ma. Elena Miranda Santa Cruz, y el Arq. Raúl León Gutiérrez, el tema: "Postura de empleados Jubilados de PEMEX ante la 4a Transformación", desde el Restaurant #LaEnamorada en el portal Guerrero. 
#DeCholulaParaElMundo

https://www.facebook.com/DeCholulaparaelMundo/videos/1990075537779393/UzpfSTEwMDAwMzM2NTQxNDMwOToxOTcxOTQ5MDYyOTI3MjU1/


martes, 22 de enero de 2019

Actuar con responsabilidad ante el huachicol

Alejandro Mario Fonseca

La “guerra del huachicol” se torna muy difícil y delicada. El día de hoy domingo 20 de enero, el diario Reforma destacó a ocho columnas la “incapacidad” del ejército para contener a un pueblo enardecido: Tlahuelilpan en el estado de Hidalgo. Vale la pena desmenuzar la noticia.

No obstante haber llegado horas antes que los pobladores al sitio de la fuga en el kilómetro 226 del ducto Tuxpan-Tula, los soldados no pudieron evitar la ordeña ni dispersar a los habitantes del pueblo antes de la explosión.

La noche del sábado la tragedia había cobrado la vida de 76 personas y además de otros 71 heridos, casi todos de extrema gravedad. ¿Quién fue el responsable? A primera vista el pueblo mismo.

Los soldados sí pusieron orden, querían detener a la gente, pero era mucha gente. Nada más que somos necios. Si querían poner orden pero no se pudo. La gente no obedecemos, se burla uno de ellos. Comentó un albañil de la colonia San Primitivo de Tlahuelilpan.


Actuar con responsabilidad ante el huachicol

Óptica Ciudadana Tlahuelilpan: Se pudo evitar

Por José Luis Hernández Jiménez
Si la tragedia de Tlahuelilpan hubiera ocurrido durante el gobierno de Peña Nieto ¿a quién le hubiera echado la culpa don AMLO, qué hubiera dicho el gran dirigente social?    
No lo se con certeza pero me lo imagino. Y…
Tal vez, luego de la tragedia de Hidalgo, que se pudo evitar, ahora sí se termine el robo de combustible, o al menos por un tiempo, pero…
¿Por qué el ejército, PEMEX, y otras autoridades tardaron en intervenir cuando pobladores de Tlahuelilpan, en aquella entidad federativa, “ordeñaban” el ducto de Pemex que explotó? ¿Quién alteró el protocolo para estos casos o por qué no se respetó? ¿Alguien dio la orden de no frenar a los que robaban del ducto que acabó estallando? ¿Y si los soldados, y demás autoridades, hubieran intervenido de inmediato, se hubiera evitado la tragedia en la que resultaron – hasta el amancer del martes 22 de enero – 94 fallecidos y 51 heridos graves? 

Explosión en Tlahuelilpan

lunes, 21 de enero de 2019

El rescate de PEMEX no es la panacea

Alejandro Mario Fonseca

Estas últimas dos semanas los mexicanos hemos presenciado el inicio de la Cuarta Transformación de la República encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La “guerra del huachicol” ha destapado una la cloaca de una sangría 60 mil millones de pesos anuales que algunos malos funcionarios de Petróleos Mexicanos se estaban robando.

De lo que se trata es de una inmensa red de corrupción que involucra a mucha gente desde hace ya largo tiempo. Y lo sorprendente es que PEMEX “aún sigue vivito y coleando” y es rescatable, al menos esa es la apuesta de AMLO.

Pero recordemos, la reforma energética impulsada por Peña Nieto hace 6 años fue la más controvertida de todo su paquete “modernizador”. ¿Por qué? Por razones históricas, por que tocaba una de las fibras más sensibles de la ideología de la Revolución Mexicana: el nacionalismo.

Son ya 80 años los que van de 1938, el año de la expropiación petrolera, al día de hoy. Y los mexicanos parecemos no darnos cuenta de que el petróleo está dejando de ser la energía que mueve al mundo. Veamos las cosas con calma y con una visión global.

AMLO anuncia rescate de PEMEX en Campeche.

domingo, 20 de enero de 2019

André Gorz - La ideología social del automóvil

Le Sauvage, septiembre-octubre 1973

(Este artículo me lo ha enviado Marcelo Benoit desde Montevideo)

El gran problema de los coches es que con ellos sucede lo mismo que con los castillos o con los chalets en la playa: son bienes de lujo inventados para el placer exclusivo de la minoría de los muy ricos y a los que nada, en su concepción o su naturaleza, destinaba el uso del pueblo. A diferencia de la aspiradora, de la televisión o de la bicicleta, que siguen conservando la integridad de su valor de uso cuando ya todo el mundo dispone de ellos, el coche, al igual que el chalet en la playa, no tiene interés ni ventaja alguna más que en la medida en que la masa no dispone de ellos. Y ello se debe a que tanto por su concepción como por su destino original el coche es un bien de lujo. Y el lujo, por definición, es imposible de democratizar: si todo el mundo accede a un lujo, nadie saca provecho de su disfrute; por el contrario: todo el mundo arrolla, frustra y desposee a los demás y es arrollado, frustrado y desposeído por ellos.
El razonamiento lo admitiría cualquiera tratándose de un chalet en la playa: todavía no se ha presentado ningún demagogo pretendiendo que la democratización de las vacaciones pasa por aplicar el principio de un chalet con playa privada para cada familia. Cualquiera comprende que si cada una de los 13 o 14 millones de familias existentes en Francia tuvieran que disponer aunque sólo fuera de 10 metros de costa, serían precisos 140.000 kilómetros de playas para que todo el mundo quedara satisfecho. Atribuir a cada cual su porción equivaldría a parcelar las playas en trozos tan diminutos -o a amontonar tanto los chalets- que su valor de uso sería nulo hasta llegar a desaparecer sus posibles ventajas frente a un complejo hotelero. En suma, queda claro que la democratización del acceso a las playas no admite más que una solución: la solución colectivista. Y esta solución pasa forzosamente por la lucha contra el lujo que constituyen las playas privadas, privilegios que una pequeña minoría se arroga a expensas de todos.
André Gorz - La ideología social del automóvil

jueves, 17 de enero de 2019

Corregir PEMEX: prueba de fuego para AMLO

Alejandro Mario Fonseca

Cuando yo tenía 17 años hice mis pininos en el mundo laboral. Trabajé como eventual en Petróleos Mexicanos, ocupando puestos de elevadorista, mensajero y oficinista de cuarta en el hospital de la paraestatal en Azcapotzalco. 

También trabajé en la refinería 18 de Marzo, haya mismo en Azcapotzalco. Y allí fue donde me curtí en puestos de trabajador doméstico y de vigilante.

En este último puesto tenía que cubrir turnos de 8 horas matutinos, vespertinos y nocturnos: mi instrumento de trabajo era un revolver Smith Wesson calibre 38.

Los turnos de noche eran los más agotadores. Aguantar toda la noche haciendo rondines o leyendo en una cabina de vigilancia en medio de una terrible soledad era difícil.

Pero yo era joven  estudiante y la eventualidad duraba escasamente tres o cuatro semanas y sucedía cada 6 meses. Cubría plazas de vacaciones de trabajadores de planta. Mi padre era jefe administrativo y le resultaba fácil conseguirnos a mi hermano Toño y a mí dichos contratos.

Así que desde muy joven conocí la empresa. Y aunque pagaban muy bien, nunca me gustó. Exceso de personal, simulación, displicencia, aviadores, vicios; en suma, abuso y corrupción.

Mi padre, que además de jefe administrativo había ocupado cargos en la dirigencia sindical, era muy crítico con lo que sucedía en la paraestatal. Entre otras cosas decía que PEMEX podía trabajar mucho mejor con la mitad del personal que tenía.

Y cuando nos graduamos en la UNAM, Toño de químico y yo de ingeniero químico, aunque tuvimos la oportunidad de trabajar en PEMEX, los dos  preferimos dedicarnos a la docencia. Yo no me arrepiento y creo que Toño tampoco.

PEMEX

domingo, 6 de enero de 2019

Óptica Ciudadana CARTA A SANTA CLOS O A LOS REYES MAGOS

Por José Luis Hernández  Jiménez
Querido Santa:
Luego de ver que muchos lo hacen, me animé a escribir y enviarte la presente para lo mismo, o sea, para pedirte un pequeño regalo para que todos estemos felices y contentos. Va mi petición concreta. ¡Y no me vayas a salir con tu Jo Jo Jo!
Pero antes hazme tres aclaraciones: Una.  ¿Cómo debo llamarte? ¿Santa Claus? ¿San Nicolás? ¿Papá Noel? ¿Papá Navidad? ¿Abuelo Navidad? ¿Abuelo del frío? ¿St. Clós? ¿Sinterklaas? ¿Santa Clos? ¿Olentzero? ¿Apalpador? ¿Tío de Nadal? ¿Viejo Pascuero? ¿Cómo? ¿Te cambian de nombre según el país o son tu competencia? En uno de ellos, hasta te  elaboran de un simple tronco de árbol, te visten como piñata, y te golpean para que “cagues” juguetes y otros regalos. Francamente, estoy hecho bolas.   
Dos. ¿A dónde debo enviar mi carta? ¿Al Polo Norte? ¿A la Laponia Sueca? ¿A la Laponia Finlandesa? ¿A Groenlandia?  ¿A dónde exactamente?  Unos dicen que en un sitio y otros que en otro lugar.

Carta a Santa Claus o Reyes Magos

sábado, 5 de enero de 2019

Tragedia poblana

Alejandro Mario Fonseca
Hamartia (en griego antiguo: αμαρτία) es un término que usó Aristóteles en su poética. Se traduce usualmente como error trágico o error fatal, también como defecto, fallo o pecado.
Es el error fatal en que incurre el héroe trágico que intenta hacer lo correcto en una situación en la que lo correcto, simplemente, no puede hacerse. Eso dicen los diccionarios, pero hay que profundizar un poco.
En griego, la palabra hamartia tiene sus raíces en la noción de errar el tiro, no dar en el blanco (hamartanein) e incluye un amplio espectro de cimientos, desde el accidente hasta el error,​ así como el dolor o el pecado.
Incluso un accidente puede considerarse una traducción apropiada de hamartia, puesto que en ambos casos uno puede no dar en el blanco.​
En su Ética a Nicómaco hamartia se describe por Aristóteles como una de las tres clases de ofensas que un hombre puede infligir a otro. Hamartia es una ofensa cometida por ignorancia: cuando la persona afectada o el resultado no son lo que el agente suponía que eran.
Esto implica que el personaje incurre en un error fatal basándose en un autoconocimiento incompleto. Por ejemplo la hamartia de Edipo fue matar a su padre porque, aunque sabía que estaba perpetrando un asesinato, ignoraba que el hombre era un rey y su padre.
Y si, él erró el tiro en el asesinato, porque pretendía matar a un extraño y mató a alguien con quien estaba íntimamente ligado. Pero hay que recordar que la tragedia era representada ante un público, así que de todo esto, lo más interesante es observar qué es lo que sucede en el espectador.

¡Tragedia poblana, marcará el sexenio?