domingo, 6 de enero de 2019

Óptica Ciudadana CARTA A SANTA CLOS O A LOS REYES MAGOS

Por José Luis Hernández  Jiménez
Querido Santa:
Luego de ver que muchos lo hacen, me animé a escribir y enviarte la presente para lo mismo, o sea, para pedirte un pequeño regalo para que todos estemos felices y contentos. Va mi petición concreta. ¡Y no me vayas a salir con tu Jo Jo Jo!
Pero antes hazme tres aclaraciones: Una.  ¿Cómo debo llamarte? ¿Santa Claus? ¿San Nicolás? ¿Papá Noel? ¿Papá Navidad? ¿Abuelo Navidad? ¿Abuelo del frío? ¿St. Clós? ¿Sinterklaas? ¿Santa Clos? ¿Olentzero? ¿Apalpador? ¿Tío de Nadal? ¿Viejo Pascuero? ¿Cómo? ¿Te cambian de nombre según el país o son tu competencia? En uno de ellos, hasta te  elaboran de un simple tronco de árbol, te visten como piñata, y te golpean para que “cagues” juguetes y otros regalos. Francamente, estoy hecho bolas.   
Dos. ¿A dónde debo enviar mi carta? ¿Al Polo Norte? ¿A la Laponia Sueca? ¿A la Laponia Finlandesa? ¿A Groenlandia?  ¿A dónde exactamente?  Unos dicen que en un sitio y otros que en otro lugar.

Carta a Santa Claus o Reyes Magos
Y tres. Realmente ¿quién eres? ¿El Obispo de origen griego, aunque nacido en Turquía, aquel que en Italia convirtieron en San Nicolás, patrono también de Grecia, Turquía, Rusia y Francia, que primero, como buen potentado de su tiempo, repartió su fortuna entre los pobres y luego solo a las niñas y niños?
O ¿eres aquel personaje holandés que repartía juguetes a los niños – Sinterklaas - que luego llevaron a Nueva Ámsterdam (hoy Nueva York, EU), y que en medio de poemas, novelas y pinturas, acabó convertido en St clós, que después fue adoptado como símbolo de empresas, primero por la “Lomen Compañía” y después por la “Coca-Cola, Company” que fue la te hizo súper famoso?
¿Cuál de los dos eres? O ¿solo eres el de nuestro Lalo Guerrero, con Pánfilo y sus hermanas ardillitas? 
Bueno, bien a  bien, quien seas es lo de menos, pues aún en la antigua Roma, durante las fiestas paganas de diciembre, por el solsticio de invierno, en honor al dios Saturno, acostumbraban dar regalos a todos, principalmente a los niños y….por lo que se ve, la costumbre es muy antigua  y continúa, pero ahora en gran parte del planeta. 
Bien, mientras me contestas, querido Santa, mi petición concreta  es la siguiente:
Cuando pases por acá, a los niños y niñas no regales juguetes bélicos ni videojuegos con programas e imágenes agresivas.  Esto lo vienes haciendo desde hace décadas y… ¿sabes?, esos productos se convirtieron en una de las causas de la violencia interminable que se padece en México.
Porque otra parte del origen del problema citado, la inseguridad con todas sus secuelas, son los muchos programas de televisión, series y películas que durante décadas nos  han “enseñado” cómo matar, asaltar, extorsionar, robar, violar, defraudar, promover el narcotráfico, drogarse, lastimar.
Bien lo dijo  el filósofo canadiense Marshall Mcluhan (1911-1980) cuando, en los años 70´s, luego de dictar unas conferencias  sobre los medios de comunicación, salió huyendo de México, argumentando que el contenido de la televisión nacional estaba sembrando  en grande, la violencia y la inseguridad. Y como para contradecir el temor y la advertencia del filósofo canadiense (“somos lo que vemos”), aparecieron los juguetes bélicos y después los videojuegos en las “maquinitas”, en las computadoras y, más recientemente,  en los teléfonos celulares.
Por ello, generaciones completas de mexicanos miran (¿miramos?) la violencia, tan cotidiana en esta época, como algo normal. Ya ves, ahora hay niños que han degollado a sus hermanos. Y este fenómeno no lo toman en cuenta las autoridades para sus políticas.
Por cierto, la cabeza del nuevo gobierno federal tiene entre sus principales consejeros/asesores, a los dueños de las tres principales cadenas de televisión (y también a un productor de narco series). En lugar de atacar esta fuente de violencia  e inseguridad, la sembrada desde el contenido de los medios de comunicación, los gobiernos han optado por atacar lo efectos militarizando el país, primero un poco (con el Presidente Calderón), luego un poco más (con el Presidente Peña) y ahora de plano a todo el país, bajo el disfraz de Guardia Nacional. No tienen…. imaginación ni creatividad para resolver ese grave problema.
Con esa medida, degradan al Ejército y a la Marina pues ellos están capacitados para tareas más esenciales, amplían el riesgo de excesos de fuerza a costa del respeto a los derechos humanos, nos acercan a vivir en una especie de Estado de Sitio y…. ¿también desaparecerán a las policías estatales y municipales? Sería lo lógico, puestas éstas quedan como un gasto innecesario.    
Además distorsionan la idea original de Guardia Nacional. Ésta, creada al finalizar el gobierno que encabezó el General Lázaro Cárdenas, está prevista como un cuerpo civil. Lo dice muy claro la Ley del Servicio Militar: 
El Servicio de las Armas (le dicen Servicio Militar), se prestará por los mexicanos, un año, a los 18 de edad; luego, hasta los 30, serán parte de la 1ª. Reserva; luego hasta los 40, de la 2ª Reserva y  de los 40 a los 45 años de edad, los civiles podrán a pasar a formar parte de la Guardia Nacional y… en caso de guerra internacional, desde los 45, (y hasta que las circunstancias lo permitan) podrán ser llamados a ser parte de nuevo de la Guardia Nacional.
Y ya, los legisladores, obedeciendo al H Presidente de la República, acuerdan formar la Guardia Nacional compuesta por soldados y marinos en activo, para combatir la inseguridad pública y… ¡Ash, si serán!
Pero la raíz de la violencia y de la inseguridad pública que se padece en nuestro país, está en nuestro antepasado y en nuestro pasado reciente, en este último caso, en gran parte del contenido de los medios de comunicación. “El medio es el mensaje”, solía decir el filósofo McLuhan. Es decir, si los medios proyectan violencia, nosotros nos volvemos violentos.
Y luego atiborran a nuestra niñez y juventud con imágenes y juguetes bélicos. Por ello, señor don Santa Clos, mientras me aclaras quién eres y a donde debo enviarte mi Carta, reitérate mi petición navideña: ¡A los niños y niñas, no obsequies juguetes bélicos ni aparatos con imágenes violentas! ¡Y repito, no me vayas a salir con tu Jo Jo Jo! ¡He dicho!       

Notitas: Una.- Que está bien el reciente aumento al Salario Mínimo General a partir de enero  pero… ¿Por qué un monto (176 pesos al día) para la zona norte y otro menor (102 pesos diarios) para el sur? Ello es violatorio de la Constitución que ordena que el Salario Mínimo General deba ser SUFICIENTE para cubrir las necesidades básicas de la familia del que lo recibe y que a trabajo igual debe corresponder salario igual. ¿Hay mexicanos más iguales que otros, o qué?  ¿Los del sur deben comer menos?  En todo caso, el mayor salario debe corresponder a los del sur del país pues están más amolados. Dos.-Que los trabajadores al servicio del Estado, de los gobiernos federales y de la CDMX, están al borde de un ataque de nervios. Temen ser despedidos o contratados con menores salarios, por sus nuevos patrones. Les podemos ayudar, si aceptan organizarse. Tres.- Que hay un riesgo grande de que el anunciado Tren Maya se convierta en agente destructor del medio ambiente (empieza la obra y ni siquiera existen estudios de impacto ambiental ni Proyecto Ejecutivo) y en un “elefante blanco”. Cuatro.- Que aprobado el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos para 2019, surge una pregunta: ¿Por qué programan un crecimiento de PIB del 2.5 por ciento, si el nuevo H Presidente prometió en su campaña que sería del 4? Cinco.- Que en el Presupuesto de Egresos de la CDMX no aparecen recursos destinados al crecimiento del Metro. ¿Por qué? Ello permitiría atacar de frente al tráfico infernal que padecemos los capitalinos. Seis.- Que del Presupuesto desapareció el apoyo que se daba a los llamados “Comedores Comunitarios”, en donde comida caliente se vendía a bajo costo a 800 mil personas por día. Agg! Siete.- Que a los tenedores de bonos del Aeropuerto cancelado, que son inversionistas millonarios, se les darán miles de millones de dólares por construir…. ¡nada! Ocho.- Que ¡feliz navidad y feliz año nuevo!
México, CDMX, a 21 de diciembre del 2018.     

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