Por Miguel Angel Márez Tapia.
El pasado de 2 junio se hizo la presentación del libro Guiones del Karma de Elena Gil en la Casa Universitaria del Libro de la UNAM. Karma significa acción en sánscrito, es deuda social contraída a raíz de una acción; es misión a cumplir, es deuda histórica. Las lecciones aprendidas, también son un karma, nos relató la autora.
Desde su alma charrua, Elena Gil Hernández nos propone una profunda reflexión crítica sobre diversos acontecimientos a través de cuentos y poemas, uno de ellos nos habla de su presente, ella es habitante de Tlatelolco por lo que compartimos un extracto de lo que le significa ser tlatelolca.
SER TLATELOLCA
Elena Gil, Guiones del Karma, México, Talleres de sueños, 2011, pp.106-107. |
Voy llegando a casa. Voy llegando por el largo pasaje
del Eje Central a la Plaza de las Tres Culturas.
Vengo del calor y la sequía del centro, y aquí el
aire se pone movimiento, hay brisa, refresca y hasta
la gentileza de la humedad se hace presente, como una
bienvenida al hogar. El sol ya juega a esconderse detrás
del largo edificio que está sobre el Eje.
Este paseo es una rambla costera que bordea al mar
de piedra y pasto del sitio arqueológico. Llego a la plaza
y me apoyo en la baranda, protección de este mar cautivo.
Las olas son de piedra, escalinatas que se encrespan
y quedan congeladas en una volumetría audaz. La continuidad
de la piel de piedra del Templo Mayor con la piel
del edificio del virreinato delata el robo, el saqueo,
la codicia insaciable; la rebatinga de niños para cambiarles de
nombre, apropiarse de sus mentes y enseñarles a delatar
a sus padres. La memoria abre las puertas de aquel 13
de agosto de 1521 e invita a la plaza a las mujeres que se
han arremangado los faldellines para poder combatir al
invasor, resistir hasta lo último, hasta la última mujer de Tlatelolco.
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