Edificio Nuevo León colapsado... |
Por Roberto Vázquez vecino del edificio Francisco Javier Mina.
El 19 de septiembre de 1985 a las 7:19 Hs. A. M. ocurrió en la ciudad de México el peor temblor de que se tenga memoria en el siglo XX, ese día camino al trabajo escuche por la radio que el edificio Nuevo León de Tlatelolco había colapsado, por lo que sentí una pena inmensa, ya que tenía amigos en el mismo. Al ver en las oficinas la poca gente que había asistido y todos preocupados por su familia, tomé la responsabilidad del Gerente y les di el día a todos. Personalmente me dirigí a casa de mis padres en la primera unidad y con uno de mis hermanos fui a ver como estaba el edificio mencionado.
Al llegar a las inmediaciones del inmueble caído, fuimos recibidos por un cantante y amigo conocido como “Paco Gruexxo”, quien a su vez administraba el deportivo Antonio Caso en la tercera unidad. Lo primero que me dijo al verme fue lo siguiente; “Hijo, nadie me hace caso” y después nos saludamos. Entramos al deportivo, donde había personas lastimadas ayudadas por paramédicos y algunos muebles o pertenencias de habitantes del edificio, salimos a ver la situación mi hermano y yo, siendo más pavoroso de lo que me había imaginado y en efecto reinaba el caos, toda la gente ayudando desesperadamente a como dios le diera a entender. Rafael, o sea mi hermano de inmediato se incorporó a la gente que físicamente a mano limpia escavaba como podía.
Yo, me puse a observar y a meditar cómo ayudar de la mejor manera y lógico que era organizarnos, pero cómo hacerlo, en esas cavilaciones me encontraba cuando llegó el ejercito. De inmediato encontré la respuesta, le pregunté al soldado que estaba más cercano, qué quién era el mandamás de todo ese pelotón, me dijo el nombre de un capitán el cual no recuerdo. Pero le pedí que lo llamara y así lo hizo. Cuando llegó, después del saludo le dije: Capitán qué le parece si nos organizamos, a lo cual estuvo de acuerdo, mire que sus hombres rodeen el edificio y bajen a toda la gente, los que quieran seguir ayudando, que vayan al deportivo y ahí recibirán instrucciones para que sigamos una metodología y se les pueda dar una especie de gafete.
Manos a la obra puso el Capitán y yo corrí a comunicárselo a Paco Gruexxo. Dentro del deportivo, todos estuvieron de acuerdo y con cinta “masking tape” hicimos los gafetes, acomodamos cuartos para los muebles, para heridos y para personas fallecidas que desgraciadamente hubo bastantes y durante días se siguieron rescatando cuerpos, A partir de ese momento todo funcionó de mejor manera. Se acordonó el lugar con los soldados y se hicieron largas filas desalojar piedra y escombros con mayor prontitud. Era increíble ver el entusiasmo de la gente a pesar del cansancio.
Recuerdo que en lo personal estuve coordinando actividades, porque a partir de ese momento, me consideraron como el jefe de la brigada, dirigir a los muchachos, hablar con el jefe militar, coordinar actividades internas y también ayudar físicamente en lo que se necesitaba. Sin embargo, algo que me inquietaba era una cuestión, porqué se habían caído dos módulos y uno estaba en pie? Al asomarme en las correrías que traíamos todos, me di cuenta que los módulos caídos no estaban recubierto por tierra a su alrededor, solamente el que quedo de pie, averiado también pero firmes.
En los pocos ratos en los que pude platicar con los residentes del Nuevo León que podían hacerlo, con bastante coraje me dijeron que un tiempo antes un año o más, AISA llevó a cabo obras de repilotear a varios edificios. Lo que sucedió con el inmueble que nos ocupa, es que se les quito la tierra de unos cinco metros alrededor como los castillos medievales, para poder colocar los pilotes necesarios, cuando terminaron el módulo uno de las entradas A y B, sucedió que se formó en ese entonces la auto administración del edificio, entonces la empresa nombrada les dijo que ellos trataran el fin de la obra con los contratistas.
Lógicamente la administración no acepto, AISA dijo que ellos aportarían el dinero pero que ellos se encargaran de lo demás, a lo que le contestaron, tú empezaste los trabajos termínalos es lo justo. De ahí en adelante se hizo una discusión infantil, termínalo tú, no mejor tú a ti te toca, no a ti, y el tiempo pasó. El módulo seguía de pie como ficha de dominó, esperando no sólo el fin de la discusión que nunca llegó, sino lo que el destino le tenía deparado, lo cual es lo que platicamos al principio. Consecuencias irreparables de la irresponsabilidad y de la burocracia de esas obras. Hasta aquí fue lo que me comentaron en el momento de la tragedia.
*otros artículos relacionados con el tema:
http://vivirtlatelolco.blogspot.mx/2010/09/el-sismo-de-1985-en-Tlatelolco.html
http://vivirtlatelolco.blogspot.com/2011/10/arq-guillermo-mitre-arrollo-el-edificio.html
http://vivirtlatelolco.blogspot.mx/2011/09/por-que-se-cayo-el-edificio-nuevo-leon.html
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Muy interesante relato, ojala y lo convirtiera en libro, estoy muy interesado en el tema. Le envío un saludo.
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