Raúl de la Torre
Antes de responder, concedamos que la seguridad no la dan los guardianes, sino el poder mirar al vecino, como a uno mismo. Se requiere también, claro está, la fuerza pública, para prevenir y perseguir el delito; y ésta debe funcionar conforme al medio que tutela. ¿Qué características deberá tener, la que custodia Nonoalco y Tlaltelolco?
La policía en las diversas épocas de esta Unidad, ha pecado unas veces de arbitraria, y otras de permisiva; pero siempre ha padecido de insuficiencia para conocer –intuir, caracterizar-, al tipo de gente que aquí habita, lo que ha limitado su acción.
Sobre todo, no ha descubierto la máscara de mucha gente en la Unidad, de creerse “importante, decente, y socialmente superior”; que les permite en su caso, delinquir sin sospecha -¡¿cómo, si son finos y cultos?!-, o cometer faltas cívicas amparados en tal disfraz (inhibiendo el actuar del uniformado, con agresiones de clase social, que a menudo logran su propósito).
La policía en este Nonoalco y Tlaltelolco, deberá entonces comprender, que se enfrenta a infractores y delincuentes –de aquí mismo, no de “los mugrosos de la Guerrero” según expresan- totalmente “decentes, cultos y pudientes” –dicen ellos- ; que para quedar impunes, ofenden al uniformado, desde la “superioridad social”.
Reconocido ello, y sin ceñirla a un estricto ámbito operativo – sólo preventiva, o judicial, o ministerial-, debería cumplir funciones relativas a varios de esos ámbitos; dada la naturaleza de nuestra Unidad:
¿Está es la policía que necesitamos? |
2) Ser una policía preventiva del conflicto vecinal, oyendo y conociendo estos conflictos, para proponer soluciones.
3) Estudiar junto con los residentes, las formas de prevenir y enfrentar el delito, en forma conjunta.
4) Poder presentar no sólo presuntos delincuentes ante el MP, sino presuntos infractores –escandalosos, motociclistas, etc- ante el juez cívico.
5) Poder en ciertos casos de escándalo, narcotráfico, insalubridad por animales, penetrar a los domicilios, sin orden judicial, y sólo con permiso de los vecinos inmediatos, para cesar la anomalía.
¿Qué piensa usted, estimado lector...?
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