Por José Juan Reyes Montemayor*
Recuperación de espacios cerca de edificios Aguascalientes y Chamizal en Tlatelolco. Fotografía Antonio Fonseca |
Recordando la
película de Luis Buñuel “Los Olvidados”, en el que se muestra la tragedia de
unos chavos que viven en una zona marginal del Distrito Federal, escenas en las
que se muestran estructuras de la construcción de la Unidad Habitacional
Nonoalco-Tlatelolco y que hoy en día es un modelo de Planeación Urbana, aunque
persistan las historias de jóvenes en situaciones similares.
Así las
recuperaciones de espacios públicos invadidos por indigentes que prefieren la
calle a los albergues que ofrece el IASIS
(Instituto de Asistencia e Integración Social de la Secretaria de Desarrollo Social
del Gobierno del DF.), han orillado a esta población vulnerable a transitar por
colonias de la delegación Cuauhtémoc, (incluyendo
Tlatelolco) cambiando la dinámica de zonas de por si señaladas como puntos
rojos.
Pero estas
movilizaciones en las que se recuperan los espacios públicos no son suficientes
para resolver de fondo los factores de riesgo de los “sin techo”, por la
experiencia vivida con estos grupos en zonas como la Alameda Central, la plaza
José Martí, la plaza de la Comunicación, la plaza de Zarco, la glorieta del Caballito
o en el mismo Garibaldi.
Al igual que en la película de Buñuel, continúan estos grupos de personas que sobreviven el desempleo, la marginación, la ignorancia y la pobreza, no solamente material sino de valores que nos distinguen como humanos.
La pregunta es: ¿para quién se han recuperado los espacios públicos? En Tlatelolco existen personas que conservan sus edificios por esa cultura condominal que tanto trabajo cuesta aprender, ya que de muchos es sabido que el tránsito de vecinos de colonias aledañas en las que la construcción de condominios no han sido planificadas para los servicios como el manejo de basura, estacionamientos, áreas verdes, escuelas, hospitales y otros muchos que no llegan a mi memoria.
Pero no basta con quejarse y repetir actitudes que en nada favorecen la convivencia, como la denuncia de las labores de nuestros servidores públicos que están limitados por políticas ajenas a su voluntad, pero que bien se pueden hacer propuestas a los comités de participación ciudadana, aprovechando que de nuestros vecinos han salido gente de mucha valía y con reconocimiento por su labor social.
En lo personal es imposible creer en un movimiento que no cuenta con los mínimos requisitos de estructura, planeación o programas que puedan ser evaluados en la recuperación de espacios públicos como Tlatelolco, así que por este medio invito a los miembros de los comités de participación ciudadana a que tomen en cuenta la opinión de los vecinos a los que representan.
Muchas gracias al equipo de Vivir en Tlatelolco, ojalá las personas que transitaan por nuestra Unidad puedan disfrutar los servicios con los que cuenta.
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