Alejandro Mario Fonseca
Algunos amigos que tienen a bien
leerme, se los agradezco, me preguntan que por qué deje de escribir sobre el
acontecer político aquí en nuestro municipio cholulteca y en nuestro estado,
Puebla.
Confieso que no me había dado cuenta.
¿Qué pasa? Pues nada, según yo, porque los vientos revolucionarios,
modernizadores, los de la 4 T, no han llegado por acá. Y aquí todo resulta
aburrido.
Algunos, no pocos me dirán, ¡qué te
pasa, abre los ojos, que acaso eres un derechairo, un pendejo prianista! Y ante
ellos, mejor me quedo callado, los respeto, espero que algún día sean ellos los
que abran los ojos, se pongan a estudiar y hagan un esfuerzo por comprender
esta realidad compleja que nos tocó vivir.
Así está México, los vientos
revolucionarios no han llegado a Puebla, ni a Morelos, ni a Baja California, ni
a Veracruz,… ¿Por qué? Porque el cambio de régimen va en serio y
desgraciadamente muchos gobiernos estatales y municipales se resisten a
asumirlo.
Ese es uno de los problemas más
graves del gobierno de la 4 T de nuestro Presidente AMLO. No pocos de sus
“colaboradores”, funcionarios, diputados, senadores, gobernadores, alcaldes,… “salieron”
de las filas de la corrupción.
Sinceramente espero que sean pocos,
que estén en extinción y que muy pronto sean removidos, le den el paso a políticos honestos y trabajadores, sí los hay, pero que se han visto marginados
por los expertos de la zancadilla, del cochupo y del arribismo.
¿Cambio de
régimen político?
Pero ¿a qué régimen por superar me
refiero y a qué régimen apunta la 4 T de AMLO? Y a bote pronto respondo, que el
presidencialismo corrupto, el de la “dictadura perfecta”, el de la violencia y
la corrupción acendradas, el del “ogro filantrópico”, el del neoliberalismo; en
suma el del capitalismo salvaje, debe dar paso a un presidencialismo moderno.
Sí, se trata de reformar el modelo
presidencialista de los liberales del
siglo XIX, qué degeneró en dictadura y de corregir el terrible desequilibrio económico
y social que mantiene a la mayoría de los mexicanos en la pobreza y a no pocos
en la miseria.
Pero también se trata, y esta es la
tarea más importante, de revertir la terrible situación de ignorancia en la que se encuentra la mayoría de los mexicanos;
de asumir con seriedad y responsabilidad la tarea educativa y cultural tan
largamente postergada.
Se trata en suma, de superar el
patrimonialismo decimonónico, el de los mochos cuenta chiles y caciques de pueblo;
el de la burocracia holgazana, abusiva y corrupta; que degeneró en el
capitalismo salvaje del neoliberalismo.
De ninguna manera vamos hacia el
comunismo, todo lo contrario, se trata de
construir un presidencialismo legal, moderno, secular y democrático.
¿Cómo? La primera tarea es la del saneamiento de nuestras instituciones. Pero
no solamente de las gubernamentales, sino también de las ONGs, de empresas
productivas y de servicios.
Y de todas estas, especialmente las
instituciones de la esfera cultural. A los mexicanos nos urgen instituciones
educativas de excelencia y centros culturales modernos en los que nuestros
niños y jóvenes puedan desarrollar su creatividad y responsabilidad social.
¿Revolución
pacífica?
Sí, en el fondo no se trata de otra
cosa, más que de “pacíficamente” sentar las bases para que México ahora sí, se
modernice. Sin embargo, lo de “pacíficamente” no está tan fácil. La violencia
está llegando a grados nunca vistos. ¿Por qué?
Porque el saneamiento de las
instituciones de gobierno está trayendo consigo una gran cantidad de
resentidos, de damnificados. Todos aquellos que vivían del erario público sin
trabajar o los que estaban acostumbrados a los moches, a las mordidas y demás
tajadas de la corrupción, ahora se tienen que “apretar el cinturón”.
El resultado es que la violencia se
está recrudeciendo, ahí están los casos extremos del culiacanazo y de la
masacre de los Le Barón. Muy probablemente 2019 será el año más violento de las
últimas décadas, miles de muertos y 289 carteles de la droga operando.
Sí, son 289 carteles, 2 grandes, 8
medianos (Cfr. Aguayo, Sergio) y una enorme cantidad de pequeñas organizaciones
criminales, que hacen pensar en el fracaso de la estrategia de la 4 T. Sí, es
correcto combatir el consumo rehabilitando a los consumidores, pero…
Como yo veo las cosas, el problema
principal no es el de la legitimidad del gobierno de la 4 T, sino el de la
creación de un orden público legítimo. Puede haber orden sin libertad
(dictadura), pero no libertad sin orden.
La vigencia de la autoridad es previa
a su limitación, y precisamente la autoridad es lo que escasea en México.
Seguramente el gobierno de la 4 T corregirá su estrategia de seguridad: urgen
medidas gubernamentales extremas que frenen la violencia extrema.
¿Nueva
Patria?
Llegado a su primer año de gobierno
el Presidente AMLO nos pide a los mexicanos un año más para sentar las bases de
un verdadero cambio de régimen, para el inicio de la revolución pacífica; en
suma para la construcción de una nueva patria.
La patria suele designar a lo que sería
la tierra natal o adoptiva a la que
un individuo se siente ligado por vínculos de diversa índole,
como afectivos, culturales, históricos o lugar donde se
nace.
Desde la Revolución
Francesa el término patria adquirió un sentido más
emotivo que el término nación, de carácter más abstracto, y los
partidarios de la Revolución frente a los defensores del Antiguo
Régimen (designados como aristócratas) se definen a sí mismos
como “patriotas”, como ya lo habían hecho otros revolucionarios, especialmente
los insurgentes americanos.
En nuestro país el neoliberalismo
trajo consigo el deterioro de la autoridad, de la eficacia de la legitimidad de
los gobiernos federal, estatales, y municipales. México requiere
buenos ciudadanos, aquellos que estén dispuestos a vivir y morir por la
patria: requiere del restablecimiento del orden político.
También, el deterioro de las
instituciones políticas capaces de orientar y dar sentido al interés público
trajo consigo la falta de moral cívica y de espíritu patriótico. El escenario
que heredamos está dominado por la decadencia política, no por su desarrollo.
El saneamiento de las instituciones
políticas de México está en curso. Los mexicanos estamos obligados a colaborar
con el gobierno legítimo de la 4 T para restablecer el orden y las libertades.
Bibliografía: Huntington, Samuel; El orden político en las sociedades en
cambio; Paidós; 1996.
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