miércoles, 11 de diciembre de 2019

Puede haber orden sin libertad, pero no libertad sin orden.

Alejandro Mario Fonseca
Algunos amigos que tienen a bien leerme, se los agradezco, me preguntan que por qué deje de escribir sobre el acontecer político aquí en nuestro municipio cholulteca y en nuestro estado, Puebla.

Confieso que no me había dado cuenta. ¿Qué pasa? Pues nada, según yo, porque los vientos revolucionarios, modernizadores, los de la 4 T, no han llegado por acá. Y aquí todo resulta aburrido.

Algunos, no pocos me dirán, ¡qué te pasa, abre los ojos, que acaso eres un derechairo, un pendejo prianista! Y ante ellos, mejor me quedo callado, los respeto, espero que algún día sean ellos los que abran los ojos, se pongan a estudiar y hagan un esfuerzo por comprender esta realidad compleja que nos tocó vivir.

Así está México, los vientos revolucionarios no han llegado a Puebla, ni a Morelos, ni a Baja California, ni a Veracruz,… ¿Por qué? Porque el cambio de régimen va en serio y desgraciadamente muchos gobiernos estatales y municipales se resisten a asumirlo.

Ese es uno de los problemas más graves del gobierno de la 4 T de nuestro Presidente AMLO. No pocos de sus “colaboradores”, funcionarios, diputados, senadores, gobernadores, alcaldes,… “salieron” de las filas de la corrupción.

Sinceramente espero que sean pocos, que estén en extinción y que muy pronto sean removidos,  le den el paso a políticos honestos  y trabajadores,  sí los hay, pero que se han visto marginados por los expertos de la zancadilla, del cochupo y del arribismo.


¿Cambio de régimen político?
Pero ¿a qué régimen por superar me refiero y a qué régimen apunta la 4 T de AMLO? Y a bote pronto respondo, que el presidencialismo corrupto, el de la “dictadura perfecta”, el de la violencia y la corrupción acendradas, el del “ogro filantrópico”, el del neoliberalismo; en suma el del capitalismo salvaje, debe dar paso a un presidencialismo moderno.

Sí, se trata de reformar el modelo presidencialista  de los liberales del siglo XIX, qué degeneró en dictadura y de corregir el terrible desequilibrio económico y social que mantiene a la mayoría de los mexicanos en la pobreza y a no pocos en la miseria.

Pero también se trata, y esta es la tarea más importante, de revertir la terrible situación de ignorancia en  la que se encuentra la mayoría de los mexicanos; de asumir con seriedad y responsabilidad la tarea educativa y cultural tan largamente postergada.

Se trata en suma, de superar el patrimonialismo decimonónico, el de los mochos cuenta chiles y caciques de pueblo; el de la burocracia holgazana, abusiva y corrupta; que degeneró en el capitalismo salvaje del neoliberalismo.

De ninguna manera vamos hacia el comunismo, todo lo contrario, se trata de  construir un presidencialismo legal, moderno, secular y democrático. ¿Cómo? La primera tarea es la del saneamiento de nuestras instituciones. Pero no solamente de las gubernamentales, sino también de las ONGs, de empresas productivas y de servicios.

Y de todas estas, especialmente las instituciones de la esfera cultural. A los mexicanos nos urgen instituciones educativas de excelencia y centros culturales modernos en los que nuestros niños y jóvenes puedan desarrollar su creatividad y responsabilidad social.


¿Revolución pacífica?
Sí, en el fondo no se trata de otra cosa, más que de “pacíficamente” sentar las bases para que México ahora sí, se modernice. Sin embargo, lo de “pacíficamente” no está tan fácil. La violencia está llegando a grados nunca vistos. ¿Por qué?

Porque el saneamiento de las instituciones de gobierno está trayendo consigo una gran cantidad de resentidos, de damnificados. Todos aquellos que vivían del erario público sin trabajar o los que estaban acostumbrados a los moches, a las mordidas y demás tajadas de la corrupción, ahora se tienen que “apretar el cinturón”.

El resultado es que la violencia se está recrudeciendo, ahí están los casos extremos del culiacanazo y de la masacre de los Le Barón. Muy probablemente 2019 será el año más violento de las últimas décadas, miles de muertos y 289 carteles de la droga operando.

Sí, son 289 carteles, 2 grandes, 8 medianos (Cfr. Aguayo, Sergio) y una enorme cantidad de pequeñas organizaciones criminales, que hacen pensar en el fracaso de la estrategia de la 4 T. Sí, es correcto combatir el consumo rehabilitando a los consumidores, pero…

Como yo veo las cosas, el problema principal no es el de la legitimidad del gobierno de la 4 T, sino el de la creación de un orden público legítimo. Puede haber orden sin libertad (dictadura), pero no libertad sin orden.

La vigencia de la autoridad es previa a su limitación, y precisamente la autoridad es lo que escasea en México. Seguramente el gobierno de la 4 T corregirá su estrategia de seguridad: urgen medidas gubernamentales extremas que frenen la violencia extrema.


¿Nueva Patria?
Llegado a su primer año de gobierno el Presidente AMLO nos pide a los mexicanos un año más para sentar las bases de un verdadero cambio de régimen, para el inicio de la revolución pacífica; en suma para la construcción de una nueva patria.

La patria suele designar a lo que sería la tierra natal o adoptiva a la que un individuo se siente ligado por vínculos de diversa índole, como afectivos, culturales, históricos o lugar donde se nace.

Desde la Revolución Francesa el término patria adquirió un sentido más emotivo que el término nación, de carácter más abstracto, y los partidarios de la Revolución frente a los defensores del Antiguo Régimen (designados como aristócratas) se definen a sí mismos como “patriotas”, como ya lo habían hecho otros revolucionarios, especialmente los insurgentes americanos.

En nuestro país el neoliberalismo trajo consigo el deterioro de la autoridad, de la eficacia de la legitimidad de los gobiernos federal, estatales, y municipales. México requiere buenos ciudadanos, aquellos que estén dispuestos a vivir y morir por la patria: requiere del restablecimiento del orden político.

También, el deterioro de las instituciones políticas capaces de orientar y dar sentido al interés público trajo consigo la falta de moral cívica y de espíritu patriótico. El escenario que heredamos está dominado por la decadencia política, no por su desarrollo.

El saneamiento de las instituciones políticas de México está en curso. Los mexicanos estamos obligados a colaborar con el gobierno legítimo de la 4 T para restablecer el orden y las libertades.

Bibliografía: Huntington, Samuel; El orden político en las sociedades en cambio; Paidós; 1996.

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