Dulce Guadalupe Miranda Jiménez
Caminar por las calles de esta
ciudad sin encontrarse con un puesto de tacos y garnachas o sin escuchar el
típico: “Se coooompran colchooones, tambores… o algo de fierro viejo que
venda”, es prácticamente imposible, así como el hecho de observar la ciudad sin
acentos gráficos en cada uno de sus edificios desde luego Tlatelolco no es la
excepción; nos referimos al graffiti. La cosa es ya tan cotidiana que vale la
pena preguntarnos: ¿le ignoramos?, o bien ¿le hemos permitido ser un delito
aceptado?
La
Facha
A veces no es suficiente el
espacio que se tiene en casa, es necesario salir a las calles para buscar un
medio a través del cual se pueda expresar un sentimiento, un pensamiento, idea
o hasta encontrar la misma identidad. Algunos
se inclinan por la música, otros por el baile y los más audaces prefieren los
muros para expresarse, sin considerar que se comente un delito al dañar la propiedad
privada.
“No tener donde pintar en mi casa
en grande, es lo que me hace salir a las calles” declaró Sckalan, quien lleva cuatro años pintando e inició gracias a la
influencia de un grupo de amigos. Otros como Asno, quien lleva dos años y medio en la escena del graffiti,
gracias a que los cuadernos y otros medios en donde siempre pintó “le empezaron
a quedar chicos” y vio en las paredes una oportunidad para seguirse
proyectando; practicando el graffiti legal e ilegal.
De acuerdo con Ricardo Anaya Cortés
abogado y escritor del libro: “El graffiti en México ¿Arte o desastre?, quienes
inician en el mundo del graffiti generalmente son relacionados con los “cholos”
y los “chavos banda”, es decir con grupos vandálicos o de tendencias
socialmente negativas; lo cual se ejemplifica con lo publicado por la página de
la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal misma que
afirma lo siguiente como diagnóstico (cita textual):
El
graffiti llegó a México en los años 70, frontera norte (cholos), Ciudad de
México (panchitos).
El
graffiti ilegal se practica inicialmente por estudiantes de nivel medio y medio
superior (entre 11 y 17 años)
Esto se desmiente gracias a la existencia
de jóvenes con hasta 29 años de edad que practican el graffiti ilegal como
Asno, o Tuck que cuenta con 25 años. De igual forma sabemos que a pesar de que
los cholos realizan ciertas “pintas”, lo hacen como una forma de delimitación
de su territorio y que los “chavos banda” creaban pandillas con la finalidad de
cometer actos ilícitos; por ello se suele relacionar erróneamente a las “crews”
(colectivos) con dichos grupos juveniles.
Como resultado del
desconocimiento y la propagación de la mala información, que se ve reforzada
por las acciones llevadas a cabo por ciertos jóvenes que dañan la imagen del
edificio y deterioran el estado del mismo; como sucede aquí en Tlatelolco, se
ha vuelto casi un símil el hablar de un graffitero y un delincuente para hacer
referencia a la misma persona.
La
pinta: ¿chueca o derecha?
Frente al tema del graffiti
existen diversas posturas, incluso las leyes han tenido que tomar partido en este
fenómeno social que desde el punto de vista legal se concibe como un delito;
basta consultar el artículo 399 del Código Penal Federal: “Cuando por cualquier
medio se causen daños, destrucción o deterioro de cosa ajena, o de cosa propia
en perjuicio de tercero se aplicarán las sanciones del robo simple”.
Por otro lado el Sistema de
Seguridad Pública del Distrito Federal ha creado la “Unidad graffiti”, la cual
pretende impulsar la práctica del graffiti legal a partir de programas
generadores de diversas actividades entre las que se encuentran: “rescate” de
edificios, operativos y algunos eventos en donde se permite el graffiti lega.
Es aquí donde se cuestiona, al convertirse el graffiti en legal, ¿éste se
transforma en un medio que favorece al pueblo y no le causa perjuicio alguno? “Cuando estás más morra no te la sabes, te
dejas intimidar por los polis, me han llegado hasta a quitar los tenis te dicen:
a ver cámara ahora déjanos tus tenis, están chidos; correteadas también me han
tocado”; mencionó Nescia, quien lleva
casi un década graffiteando en la zona oriente del Estado de México.
Cuando de operativos se trata, no
existen distinciones de género, tanto
hombres como mujeres son objeto de actos violentos y la omisión de sus
derechos. La cosa no es evitar que se dañe la propiedad o ayudar a los
writters, si no “sacar pa´ la torta y el chesco”. Por ello es necesario que las
autoridades implementen medidas no violentas que permitan a los jóvenes
expresarse sin dañar el patrimonio ajeno.
La
“chulada” del mensaje
“El graffiti es ya patrimonio
universal de la cultura humana, por lo tanto México también lo ha asumido así”,
afirmó el Lic. Alberto Fernández de Lara, profesor de la Facultad de Estudios
Superiores Aragón y especialista en arte.
Son las 9 a.m de un sábado
nublado, Bisne y Shék, integrantes del colectivo Chachacha, han puesto en dos
mochilas todo lo necesario para salir a plasmar una pieza, que ha sido
preparada con anticipación y girará en torno a la educación. Para hacer
una pieza no sólo se requiere el material, también hace falta tener ideas y
conciencia que ayuden a contribuir en algo al entorno social en el que se
desarrollan.
No todo se trata de hacer un
rayón en la casa ajena, existen “crews” o colectivos que se basan en una
propuesta nueva sin olvidarse de la reafirmar lo que es la estética dentro del
graffiti evitando su banalización. Chachacha colectivo es un ejemplo de ello,
pues surgen de la interacción de ellos mismos con la sociedad, realizando así
un estudio de la identidad mexicana y aportando elementos que permitan ciertos
sectores del pueblo reconocerse y tomar conciencia en lo plasmado, siempre
llevándolo a cabo de una manera legal.
Como muestra de su trabajo
tenemos la intervención realizada en el edificio ISSSTE II, una “pieza” basada en
las fotografías aportadas por tlatelolcas que habitan dicho edificio.
“Odio los rayones negros, los
odio, cuando es un dibujo o una letra bien hecha me puede parecer agradable y
por ello estético, rayones de un solo color y sin chiste no les entiendo”,
comentó Omar Luna, habitante del edificio Ramón Corona.
Según palabras de Fernández de
Lara, existe un problema semántico en la definición del graffiti, pues se le
denomina indistinta e indiscriminadamente a cualquier pinta sobre una superficie
ajena sin cumplir los preceptos que
definen al graffiti, siendo estos una transmisión ideológica, educativa y
estética según sea el objetivo del mensaje; pese a ello al graffiti no se le
demanda estética, sólo la creación de un mensaje, si con ello logra generar un
sentimiento, entonces se le considerará estético.
Es importante que contribuyamos a
la preservación de un sitio con amplio carácter histórico y obra arquitectónica
de la modernidad y la vivienda
colectiva.
Me gusto la entrada !!! hay grafiteros q hacen cosas muy hermosas eso son los q valen la pena no solo los q raya x rayar
ResponderEliminares que en si el grafiti es arte debido a que se emplean el uso de pinturas y creatividad del autor pero hay muchos que solo hacen garabatos sin sentido
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