viernes, 24 de mayo de 2013

Las paredes oyen, pero también gritan...


Por Lizbeth Gabriela  León Rodríguez y 
Dulce Guadalupe Miranda Jiménez



Caminar por las calles de esta ciudad sin encontrarse con un puesto de tacos y garnachas o sin escuchar el típico: “Se coooompran colchooones, tambores… o algo de fierro viejo que venda”, es prácticamente imposible, así como el hecho de observar la ciudad sin acentos gráficos en cada uno de sus edificios desde luego Tlatelolco no es la excepción; nos referimos al graffiti. La cosa es ya tan cotidiana que vale la pena preguntarnos: ¿le ignoramos?, o bien ¿le hemos permitido ser un delito aceptado?

La Facha

A veces no es suficiente el espacio que se tiene en casa, es necesario salir a las calles para buscar un medio a través del cual se pueda expresar un sentimiento, un pensamiento, idea o hasta encontrar  la misma identidad. Algunos se inclinan por la música, otros por el baile y los más audaces prefieren los muros para expresarse, sin considerar que se comente un delito al dañar la propiedad privada.

“No tener donde pintar en mi casa en grande, es lo que me hace salir a las calles” declaró Sckalan, quien lleva cuatro años pintando e inició gracias a la influencia de un grupo de amigos. Otros como Asno, quien lleva dos años y medio en la escena del graffiti, gracias a que los cuadernos y otros medios en donde siempre pintó “le empezaron a quedar chicos” y vio en las paredes una oportunidad para seguirse proyectando; practicando el graffiti legal e ilegal.

De acuerdo con Ricardo Anaya Cortés abogado y escritor del libro: “El graffiti en México ¿Arte o desastre?, quienes inician en el mundo del graffiti generalmente son relacionados con los “cholos” y los “chavos banda”, es decir con grupos vandálicos o de tendencias socialmente negativas; lo cual se ejemplifica con lo publicado por la página de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal misma que afirma lo siguiente como diagnóstico (cita textual): 

El graffiti llegó a México en los años 70, frontera norte (cholos), Ciudad de México (panchitos). 

 El graffiti ilegal se practica inicialmente por estudiantes de nivel medio y medio superior (entre 11 y 17 años)

Esto se desmiente gracias a la existencia de jóvenes con hasta 29 años de edad que practican el graffiti ilegal como Asno, o Tuck que cuenta con 25 años. De igual forma sabemos que a pesar de que los cholos realizan ciertas “pintas”, lo hacen como una forma de delimitación de su territorio y que los “chavos banda” creaban pandillas con la finalidad de cometer actos ilícitos; por ello se suele relacionar erróneamente a las “crews” (colectivos) con dichos grupos juveniles.

Como resultado del desconocimiento y la propagación de la mala información, que se ve reforzada por las acciones llevadas a cabo por ciertos jóvenes que dañan la imagen del edificio y deterioran el estado del mismo; como sucede aquí en Tlatelolco, se ha vuelto casi un símil el hablar de un graffitero y un delincuente para hacer referencia a la misma persona.  

La pinta: ¿chueca o derecha?

Frente al tema del graffiti existen diversas posturas, incluso las leyes han tenido que tomar partido en este fenómeno social que desde el punto de vista legal se concibe como un delito; basta consultar el artículo 399 del Código Penal Federal: “Cuando por cualquier medio se causen daños, destrucción o deterioro de cosa ajena, o de cosa propia en perjuicio de tercero se aplicarán las sanciones del robo simple”.

Por otro lado el Sistema de Seguridad Pública del Distrito Federal ha creado la “Unidad graffiti”, la cual pretende impulsar la práctica del graffiti legal a partir de programas generadores de diversas actividades entre las que se encuentran: “rescate” de edificios, operativos y algunos eventos en donde se permite el graffiti lega. Es aquí donde se cuestiona, al convertirse el graffiti en legal, ¿éste se transforma en un medio que favorece al pueblo y no le causa perjuicio alguno?  “Cuando estás más morra no te la sabes, te dejas intimidar por los polis, me han llegado hasta a quitar los tenis te dicen: a ver cámara ahora déjanos tus tenis, están chidos; correteadas también me han tocado”; mencionó Nescia, quien lleva casi un década graffiteando en la zona oriente del Estado de México.

Cuando de operativos se trata, no existen distinciones de género, tanto  hombres como mujeres son objeto de actos violentos y la omisión de sus derechos. La cosa no es evitar que se dañe la propiedad o ayudar a los writters, si no “sacar pa´ la torta y el chesco”. Por ello es necesario que las autoridades implementen medidas no violentas que permitan a los jóvenes expresarse sin dañar el patrimonio ajeno.

La “chulada” del mensaje

“El graffiti es ya patrimonio universal de la cultura humana, por lo tanto México también lo ha asumido así”, afirmó el Lic. Alberto Fernández de Lara, profesor de la Facultad de Estudios Superiores Aragón y especialista en arte.

Son las 9 a.m de un sábado nublado, Bisne y Shék, integrantes del colectivo Chachacha, han puesto en dos mochilas todo lo necesario para salir a plasmar una pieza, que ha sido preparada con anticipación  y  girará en torno a la educación. Para hacer una pieza no sólo se requiere el material, también hace falta tener ideas y conciencia que ayuden a contribuir en algo al entorno social en el que se desarrollan.

No todo se trata de hacer un rayón en la casa ajena, existen “crews” o colectivos que se basan en una propuesta nueva sin olvidarse de la reafirmar lo que es la estética dentro del graffiti evitando su banalización. Chachacha colectivo es un ejemplo de ello, pues surgen de la interacción de ellos mismos con la sociedad, realizando así un estudio de la identidad mexicana y aportando elementos que permitan ciertos sectores del pueblo reconocerse y tomar conciencia en lo plasmado, siempre llevándolo a cabo de una manera legal.

Como muestra de su trabajo tenemos la intervención realizada en el edificio ISSSTE II, una “pieza” basada en las fotografías aportadas por tlatelolcas que habitan dicho edificio.
La estética dentro del arte,  en este caso el arte urbano (graffiti), no tiene una definición exacta, si bien existen parámetros manejados por “la banda” para referirse a algo estético como el trazo de una línea o los colores utilizados, para el transeúnte, quien se convierte en receptor que no conoce el lenguaje de los graffiteros, también tiene su propia definición de estética cuando se enfrenta a un graffiti.

“Odio los rayones negros, los odio, cuando es un dibujo o una letra bien hecha me puede parecer agradable y por ello estético, rayones de un solo color y sin chiste no les entiendo”, comentó Omar Luna, habitante del edificio Ramón Corona.

Según palabras de Fernández de Lara, existe un problema semántico en la definición del graffiti, pues se le denomina indistinta e indiscriminadamente a cualquier pinta sobre una superficie ajena sin cumplir los  preceptos que definen al graffiti, siendo estos una transmisión ideológica, educativa y estética según sea el objetivo del mensaje; pese a ello al graffiti no se le demanda estética, sólo la creación de un mensaje, si con ello logra generar un sentimiento, entonces se le considerará estético.

Es importante que contribuyamos a la preservación de un sitio con amplio carácter histórico y obra arquitectónica de la modernidad  y la vivienda colectiva. 

2 comentarios:

  1. Me gusto la entrada !!! hay grafiteros q hacen cosas muy hermosas eso son los q valen la pena no solo los q raya x rayar

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  2. es que en si el grafiti es arte debido a que se emplean el uso de pinturas y creatividad del autor pero hay muchos que solo hacen garabatos sin sentido

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