*Entre trabajos de mantenimiento de la entrada del inmueble,
decidió la directora territorial borrar la palabra “Subdelegación”
La memoria de una sociedad se extiende
hasta donde ella puede, es decir hasta donde alcanza
la memoria de
los grupos de que está compuesta
Maurice Halbwachs
Miguel
Angel Márez Tapia*
Así lució la Dirección Territorial |
Al darle mantenimiento a los exteriores del recinto en diciembre
pasado, se tomó la decisión de borrar una palabra, debajo del símbolo
administrativo utilizado por el gobierno de Adolfo López Mateos para
identificar al Conjunto, se distinguía las palabras “Subdelegación Tlatelolco”,
actualmente sólo se encuentra el nombre de la unidad que habitamos. Sin embargo, ese símbolo no significa
Tlatelolco que en su traducción del náhuatl es “lugar en el montículo de
tierra”, esos grabados procedían de un quauhxicalli
(vaso
de corazones) encontrado en el proceso de salvamento arqueológico previo a la
construcción de la unidad habitacional, la figura representa un jaguar
(Tezcatlipoca) y un águila (Huitzilopochtli).
Retomar este
hecho es sólo un pretexto, pero muy ejemplificador si matizamos su significado.
¿Qué implica que la Dirección Territorial Santa María Tlatelolco a cargo de
Leticia Díaz permita, avale o mande borrar esa palabra? En pocas palabras,
ignorancia de la directora territorial sobre la historia de Tlatelolco. ¿Por
qué ningún subdelegado anterior lo había hecho antes? Podemos dejar la pregunta
abierta. Esto, aunado como hicieron mención algunos tlatelolcas, que también se
tenía la intención de quitar la placa original de la Subdelegación Tlatelolco,
con el argumento “es que ya es una Dirección Territorial y no una
subdelegación”.
Pero. ¿Por qué
existió la Subdelegación Tlatelolco? Para ello debemos remontarnos al tiempo en
que se creó, hablar de la Subdelegación como varios tlatelolcas aún continúan
nombrándola así, es evocar la lucha de sus habitantes, el tiempo vivido y la
memoria construida durante ese proceso.
La subdelegación
política en Tlatelolco fue la primera de su tipo en todo el Distrito Federal,
con presupuesto propio y a través de un decreto presidencial de Luis Echeverría
Álvarez en septiembre de 1974, emergió en el momento cuando los vecinos
emprendieron la lucha por una autoadministración de los residentes a
consecuencia de excesos que tuvo la dirección de la Administradora Inmobiliaria
S.A. (AISA) a cargo de Gerardo Nava Ciprés, la subdelegación fue una conquista
de éste movimiento vecinal, con peso importante que llegó hasta Los Pinos.
La palabra
“Subdelegación” entrelaza las historias de AISA y todos los tlatelolcas que
trabajaron en ella durante todo el tiempo que fungió como administrador
central, también podemos evocar el momento de José Lima Zuno, sobrino de Luis Echeverría
y director de AISA en ese momento, fue designado como el primer subdelegado de
Tlatelolco. Esa palabra borrada simboliza parte importante de la historia
tlatelolca, las luchas políticas, los movimientos sociales, la vida laboral de los
tlatelolcas en la administración pública, los proyectos culturales en
Tlatelolco que fueron centrales dentro del fortalecimiento del tejido social, y
todo esto, es sólo una breve semblanza, ya que podríamos escribir muchas
historias más.
El olvido es el
mayor padecimiento que tiene hoy Tlatelolco, el tejido social sólo se
reconstruye por medio de la memoria, es lamentable que la misma subdelegada con
acciones de este tipo, fortalezcan ese olvido, porque simplemente no conoce la
historia del lugar donde labora.
Hoy, la
Dirección Territorial es un ente ausente entre la comunidad tlatelolca, sin
protagonismo alguno ni planes de trabajo concretos, a toda petición la
respuesta es “no hay presupuesto”, es evidente un distanciamiento de su titular
Leticia Díaz y algunos de sus colaboradores cercanos, se puede dejar el
argumento contundente que técnicamente sólo están ahí para cobrar su sueldo y
vaya que algunos cobran bastante bien, pero para ser justos en esta afirmación,
también existen pequeñas excepciones que están intentando hacer algo por la
comunidad, como el esfuerzo en talleres de Protección Civil que se han estado
desarrollando edificio por edificio.
Esperemos que la
situación cambie, ya que Tlatelolco merece una subdelegación digna, que cumpla
sus funciones, y de pié a una participación ciudadana más activa, y no sólo
seamos vistos como objetos utilizables cada tres años con fines electorales. Y
los funcionarios de la Dirección Territorial no sólo sean personas que ocupan
un cargo por favoritismos del partido político dominante en la demarcación y
que sólo están buscando con ansías brincar a otros puestos cuando cambian las
administraciones delegacionales.
*Antropólogo
Dejé de vivir en Tlatelolco desde hace 13 años, por inseguridad.
ResponderEliminarAhora veo que están peores las cosas.
Antes teníamos servicio de policía en módulos (que al menos agarraban a los que grafiteaban), jardineros y personal que recogía la basura, ahora veo que el gobierno perredista ha hecho de este bello espacio una verdadera cochinada.
Soy apartidista, pero esa es mi opinión.