Por
Oscar Suastegui Quintero*
En el mercado inmobiliario
actual, brindar vivienda no es lo único importante, también se busca que dicha
vivienda ofrezca espacios abiertos en los cuales se puedan desarrollar
actividades recreativas y de convivencia, generando una mayor cohesión social.
En los desarrollos habitacionales actuales destinados a la clase media-baja, es
difícil encontrar alguno que cuente con los mencionados espacios abiertos. En
la mayoría de los casos únicamente se cuenta con circulaciones peatonales con
un diseño, en gran parte, escueto y sin criterio. Son pocos los conjuntos
habitacionales existentes que cuentan con una oferta de espacios abiertos de
calidad. La mayoría de ellos fueron desarrollados entre 1945 y 1968 bajo el
estilo arquitectónico modernista altamente adoptado a mediados de siglo XX, uno
de estos es Tlatelolco. Dentro del conjunto, las circulaciones se dividen en 4
subtipos generales: andadores principales cubiertos, andadores secundarios
descubiertos, paseos y circulaciones perimetrales.
Gran parte de ellos ha
sufrido a lo largo del tiempo un deterioro notable, tanto en su estado físico
como en la estructura y/o elementos originales que los conformaban. En últimas
administraciones, se han visto intervenciones que han sido notables cada una de
las secciones de la unidad muchas de ellas las hemos consideradas buenas y
acertadas, sin embargo no es el caso de todas ellas.
En la tercera sección se ha
visto uno de los cambios que, más allá del grado de intervención, afectan en la
calidad y percepción del espacio que habitamos diariamente. El andador lateral
a la zona arqueológica, colindante al antiguo Hospital General de Zona 27 del
IMSS, comenzó siendo cubierto con tapiales pues estaban por iniciar los
trabajos de demolición del antiguo hospital; tras esto, se fue instalando
gradualmente una valla metálica, superior a los 1.90m de altura, misma que
limitó físicamente el acceso a estas áreas. Visualmente nos ha disminuido el
espacio, vecinos comentan que ahora sienten el espacio más “encerrado” o
“limitado”, como si lo hubieran hecho más chico. Esto se ha originado desde que
se colocaron las vallas de la zona arqueológica, ahora con estas, ese corredor
se ha cerrado por completo, siendo un corredor unidireccional, tanto visual
como espacialmente.
Las proporciones del espacio
son ahora mayores en el sentido vertical que el horizontal, lo que lo hace
sentir más pequeño (figura 1), las implicaciones de esto en la percepción
ambiental de los usuarios cotidianos se verá reflejada poco a poco, sin
embargo, algunos ya comentan que se generará inseguridad, un deterioro
paulatino como el que ha ocurrido en otras áreas con un bajo flujo peatonal.
Es innegable la necesidad de
controlar otras problemáticas, como la indigencia y la falta de higiene de los
dueños de mascotas, sin embargo, las soluciones parecen ser pocas para las
autoridades, que optan por las soluciones más económicas [no siempre las más
acertadas], haciendo cada vez más evidente la falta de un plan maestro para las
intervenciones en la unidad, con criterios establecidos y que resuelvan poco a
poco las problemáticas que tenemos en la unidad, siempre pensando en la
conservación de lo esencial en Tlatelolco: sus espacios abiertos.
*Arquitecto
Paisajista
No hay comentarios:
Publicar un comentario