Por Luis Manuel Bautista Moreno
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Edificio Nuevo León en 1985
Foto de The Baltimore Sun |
Habitaba en el edificio 11, entrada 5 Depto. 803, empezó el terremoto, estaba acostado en mi cuarto y gracias a los gritos de mi hermana empece a sentirlo, el ver de repente como aparecía y desaparecía de mi vista por el mismo movimiento del edificio, parte del edificio de Relaciones Exteriores y el edificio Chihuahua me daba cuenta de la magnitud del movimiento.
Oír las clásicas pisadas que corrían por las escaleras del edificio me indicaban como en algunos otros temblores que la gente iba de salida pero, ya en particular de este terremoto era que oía una gran cantidad de gritos lo que me hacia pensar que realmente estaba poniéndose fea la cosa. De repente -¡puum!- se oye como se cae una vitrina que había en la sala, después otro horrible ruido que indicaban como caían trozos de pared......mi hermana me decía que veía a mi hermano hincado en la marquesina de la puerta del baño rezando, eso le impactó puesto que regularmente mi hermano era el que inculcaba seguridad en cada temblor, que pasaba puesto, se le veía muy campante caminar entre el departamento viendo que no se fuera a caer nada pero en esta ocasión también a el lo impresionó.
Al pasar el temblor todos bajamos, nos reunimos en el estacionamiento del edificio, recuerdo a un señor de edad hincado con un crucifijo de madera en la mano, oyendo la radio y rezando frente al edificio, todos nos veíamos desorientados, no dábamos crédito a lo que pasaba ni entre vecinos casi nos saludabamos ni nos procurábamos, en ese momento de incertidumbre todos queríamos como huir o despertar de algo que parecía una pesadilla, tantos amigos que tenía en el edificio y la verdad no recuerdo haber visto a nadie cuando salí, minutos después brigadas de auxilio llegaban a pedir voluntarios mayores de edad para apoyar en las tareas de rescate por que el edificio Nuevo León se había derrumbado. - ¡Qué, cómo! - Nadie lo creía, pedían que donáramos nuestros botiquines, vendas, alcohol, todo lo necesario, veía el ir y venir de ambulancias.
Después hasta en las patrullas de aquel entonces de color azul y creo que eran como modelos Volares o Dart, los policías llevaban cadáveres tanto adentro de las patrullas como hasta en los cofres porque decían que las ambulancias no se daban abasto, ¡Horrible! Después pasó el tiempo, me fui al estado de México y nunca supe a ciencia cierta a donde quedaron grandes amigos, pues todos salimos disparados de Tlatelolco, actualmente veo fotos de mi tlatelolco querido y me da una gran alegría los gratos recuerdos que me trae pero a la vez gran tristeza por el terremoto y por como se ha estado yendo a pique tan bonita unidad habitacional.
Saludos a todos y bendiciones a todos aquellos que perdieron la vida en el terremoto de 85.
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